En Honduras la orquesta se fue con los de tercera clase

Por Fabricio Estrada

Especial para CLARIDAD

A punto de escribir sobre la tragedia de refugiados hondureños que atraviesan México rumbo a Estados Unidos, me distraigo con una fabulosa noticia: la compañía naviera Blue Star Line acaba de anunciar ¡que construirá una réplica del Titanic en China! Esto me ha hecho perder la compostura, de inmediato se me viene la melodía de Celine Dion y me hace sentir llevaderas ciertas cifras de las que quería hablar para poner en contexto lo de la “caravana”. De todas maneras, el Titanic original también era una fuente de cifras vertiginosas: tenía capacidad de llevar 64 botes, pero al momento del impacto con el iceberg solo había 20; tardó en construirse tres años y para hundirse solo ocupó 2 horas con 40 minutos; el presupuesto de construcción fue de 10 millones de dólares de la época, etc., etc. Pues bien, Honduras es un Titanic cuyo viaje inaugural repite cada 28 de junio.

En aquella lejana fecha antediluviana del 2009, hubo un golpe de Estado que echó por la borda la posibilidad de una democratización popular a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente-Popular y Originaria. Digamos que ese es el iceberg al cual todos veíamos flotar dentro de Honduras pero que nos negábamos a aceptar que llegase a ser realidad. A partir de ese momento, la gente que se agolpaba feliz en cubierta, dándole la bienvenida a la democracia popular, fue desalojada hacia los niveles más bajos de la nave, en tercera clase, cerca de la quilla donde se dio el impacto. No está más decir que el golpe de tanta masividad congelada en una reeditada guerra fría, supuso el ahogamiento aspiracional y muerte física de cientos de ciudadanos que salieron en Resistencia. De pronto los pasillos de la nave se inundaron de asfixia económica y de miles de militares que pateaban puertas, cabezas, lanzaban gases lacrimógenos a diestra y siniestra (si, los negocios de la gente de derecha también se vinieron abajo) en medio de un Estado de Sitio que se prolongó casi seis meses, los suficientes para el desplome de todo el aparato productivo. Cientos de muertos comenzaron a flotar en las aguas oscuras. Los más jóvenes, que ese año tenían 12 años, crecieron de pronto dándose cuenta que nunca tuvieron otro país, pero a pesar de ello siguieron protestando, a lo que el estado dictatorial inaugurado por Micheletti, continuado por Porfirio Lobo y consolidado por Juan Orlando Hernández a través de dos fraudes electorales, respondió con una matanza indiscriminada de corte paramilitar: del 2011 a la fecha, 20 mil jóvenes del sector secundaria han sido asesinados (50 mil hondureños de todos los sectores desde el 2006), señalados y previamente identificados por una prensa absolutamente entregada al cuarto de máquinas de la dictadura que ahora con la caravana ya comienza inundarse.

¿Qué papel juegan las maras en todo este subir y bajar por las entrañas de nuestro Titanic? En un barco estatal narco-poli-militarizado, la necropolítica pública ha instrumentado las condiciones de brutal marginalidad, abriendo y cerrando válvulas para ir llenando compartimentos. El gueto como una esclusa. Unas veces pacta “luz verde” para la MS 13 y otras para el Barrio 18, unas veces incendiando centros penales (347 calcinados en el penal de Comayagua en el idílico 14 de febrero del 2014) y en otras desatando masacres coordinadas en los cuatro puntos cardinales del país. ¿El blanco de todo esto? Los jóvenes, que no han dejado de Resistir políticamente contra la dictadura. Es posible sostenerse por un tiempo en medio de esto, pero no tanto, sobre todo cuando llega el día en que medio mundo se da cuenta que todo está determinado por la Embajada estadounidense que declara abiertamente su apoyo a los fraudes electorales y al asalto del Instituto Hondureño de Seguridad Social, del cual fueron robados 350 millones de dólares para financiar la campaña electoral que hizo presidente por primera vez a juan orlando hernández. Sin medicinas en los hospitales, con una población diezmada y aterrorizada por la Policía Militar (unidad pretoriana creada ex profeso por joh para sostenerse), sin empleo a la vista… el único Carpathia a la vista en este naufragio es el American Dream que irradia día a día su promesa tanto en Puerto Rico como en Honduras, con la salvedad de que siendo Honduras también una colonia estratégica para el imperialismo, no recibe ningún beneficio (en Honduras el salario mínimo es de 200 dólares al mes, lo que bien se puede ganar en una semana en las plantaciones de Nuevo México o Lousiana, aunque para ello se deba apostar el recorrido por territorio mexicano y guatemalteco con todo y sus secuestros, masacres a ilegales que viene ocurriendo durante años, deportaciones brutales).

¡Empujemos todos al mismo tiempo! -habrán dicho los de tercera clase una vez que el agua les llegó al cuello y los botes comenzaron a partir semi vacíos ¡Empujemos o morimos de todos modos en el anonimato! Y fascinado por este nuevo Titanic que saldrá de Dubai rumbo a Southampton en el 2022, me imagino que esta vez la orquesta no se hundirá con el trasatlántico: se unirá a las familias con niñas y niños en brazos y arrebatará los botes llenos de militares y empresarios hondureños que están buscando como escapar de la vista del mundo, que hoy por hoy los ve desnudos en su criminal alevosía, como en el cuento de Christian Andersen… pero esa es otra historia.

El autor es poeta. Nació en el año 1974 en Sabanagrande, Honduras. Ha organizado, en Tegucigalpa, el colectivo cultural Fábrica de Escándalos. Trabaja como publicista. Actualmente reside en Puerto Rico.

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