Encontrado en las redes- Corazones revolucionarios: Doris Torresola y Noel Colón Martínez

Elio Torresola

Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”….

Ernesto Che Guevara.

El 23 de septiembre del 1968 fui en busca de mi tía Doris Torresola. Me había pedido que le llevara a honrar la memoria de Don Pedro Albizu Campos en Lares, a 100 años de aquel Grito.

Albizu decía que siempre había que cumplir con la conmemoración del Grito de Lares. Había que ir a Lares y subir la cuesta del Anón (él le llamaba la cuesta del “Ajogillo”). Era según él, tan solo un primer tramo, pero muy difícil por lo empinada.

Luego había que llegar a la plaza. Después al cementerio a honrar los héroes y mártires del Grito y finalmente regresar a la plaza para los actos conmemorativos.

Luego de llegar y estacionar, Doris y yo subimos la cuesta y llegamos a la plaza de recreo.

Caminábamos, como tantos otros compatriotas, alrededor de la plaza antes del inicio de los actos conmemorativos del centenario del Grito de Lares.

En dirección contraria nos cruzábamos con muchos compatriotas. Entre ellos un gran puertorriqueño que en esos días daba sus primeros pasos moviéndose desde “el centro” (léase PPD) hacia el ideal de la independencia, hacia la izquierda.

Allí, frente a Doris venía su acusador, el fiscal que condujo las acusaciones contra la revolucionaria y que la llevaron a cumplir varios años de cárcel.

Cuando Doris identificó a Don Noel Colon Martínez, sacó fuerzas desde muy dentro de ella y gritó un sonoro N O E L. Aquella sorpresiva explosión de alegría, de júbilo, de satisfacción, retumbó en los alrededores.Yo estaba igualmente sorprendido.

No hubo saludos, no hubo tiempo, un espontáneo y sincero abrazo los confundió. Por unos largos segundos permanecieron unidos. Entonces Doris con sus 2 manos sosteniendo el rostro de Noel le manifestó la inmensa alegría de verlo allí. El acusador y la acusada en un afortunado encuentro unos 14 años después. No hubo explicaciones, no hubo reclamo alguno. No había necesidad de regresar al pasado. La revolucionaria con su gran corazón lleno de amor, le decía a Noel, sin pronunciar palabras, bienvenido a nuestra lucha. Me haces intensamente feliz verte en este escenario.

Entonces Noel cambió la dirección de sus pasos, se unió a nosotros y en una amena conversación siguieron juntos hasta que los actos oficiales dieron comienzo.

Después de ese afortunado suceso, Doris y Noel conversaron muchas veces y se reencontraron en las diversas actividades relacionadas con la lucha libertaria de nuestra patria.

Honor a quien honor merece. Gracias Noel por tu entrega a la lucha que le permitió a tu hermana Doris entrar a la inmortalidad. Tú también eres uno de nuestros inmortales. Gracias por el valor de intentar ser un mejor puertorriqueño. Lo lograste.

El momento que mejor lo describe fue la reacción de mi tía Doris aquel glorioso 23 de septiembre. Fue único. Estoy seguro que tú tampoco lo olvidaste. Aún lo recuerdo, me emociona y no puedo contener las lágrimas que bañan mi rostro. Gracias compatriota.

Descansa en paz. Que en ese nuevo viaje, a donde te conduzca, puedas reencontrarte con nuestra querida y admirada Doris Torresola Roura. Abrázala en mi nombre.

 

 

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