Esta semana en la historia

 

6 y 9 de agosto 1945

 Genocidio en Japón

El 6 y el 9 de agosto de 1945, EUA bombardeó la población civil de Japón, en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. La orden vino del presidente de EUA, Harry S. Truman. Cuando el comando nacionalista compuesto por Oscar Collazo y Griselio Torresola atacó la casa Blair en 1950 para intentar llegar hasta Truman y efectuar un magnicidio, este acto genocida estaba bien vivo en la memoria del planeta.

Pocos capítulos de la II Guerra Mundial suscitan aún hoy un debate tan intenso entre historiadores, intelectuales y científicos como el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki de principios de agosto de 1945. La discusión se juega a la vez en el terreno de la moral y de la estrategia militar. ¿Fue el primer y único bombardeo con armas nucleares de la historia realmente necesario para lograr la rendición de Japón? (Ver:

Mientras Estados Unidos dejaba caer sus bombas atómicas sobre la población civil de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, 1.6 millones de soldados soviéticos lanzaron un sorpresivo ataque sobre el ejército japonés en el este asiático. A los pocos días, el ejército japonés de un millón de hombres se había desmoronado. Fue un momento clave de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, pero que casi no es mencionado en los libros de historia, que destacan las dos bombas atómicas lanzadas en un lapso de una semana … En tiempos recientes, no obstante, algunos historiadores –usando documentos declasificados– sostienen que las acciones soviéticas incidieron tanto o más que las bombas atómicas en el desenlace de la guerra.

Según Tsuyoshi Hasegawa, autor del libro «Racing the Enemy», que analiza el fin de la guerra usando documentos secretos desclasificados en Rusia, Estados Unidos y Japón: «El ingreso de los soviéticos en la guerra empujó a los japoneses a rendirse mucho más que las bombas atómicas porque acabó con cualquier esperanza que pudiesen tener de poner fin a la guerra con la mediación de Moscú».

De 2da guerra mundial, Ricard González, www.elmundo.es/especiales/2009); Rebelión, https://www.rebelion.org/noticia.php?id=112587)

 

 12 de agosto de 1898

España fue la que se rindió

Tras la invasión del ejército de EUA en julio de 1898, a pesar de las advertencias de Betances, muchas figuras del momento recibieron con gusto a los del norte. Pero como bien dice Germán Delgado Pasapera en Puerto Rico: sus luchas emancipadoras, 1984, pág. 589: «el entusiasmo general, si bien parecía mayoritario, no fue unánime. … pretender describir [la entrada de las tropas yankis] como un paseo es faltar el respeto a la memoria de los hombres que murieron o derramaron su sangre en ella.»

Tras invadir vía Guánica y Arroyo, las tropas yankis se encaminaron a San Juan. En el camino a San Juan, se encuentran con Asomante, Aibonito, a unos 1,200 metros de altura, donde las tropas españolas, mal apertrechadas como estaban, se organizaron para enfrentar el avance de las tropas estadounidenses.

El día 12 de agosto las fuerzas de artillería y tropas de infantería yankis comienzan a atacar contra posiciones españolas. En el duelo de artillería entablado, a pesar de la superioridad numérica en piezas de artillería de las fuerzas invasoras, la posición topográfica favorable de las fuerzas españolas y la calidad de alcance de sus limitados cañones, dieron la victoria en el duelo de artillería a éstos últimos. Concluidas las operaciones militares de ese día, sin que se llegara a dar un avance masivo de las tropas estadounidenses, llegó la noticia del Armisticio.

En otras palabras: cuando España se rindió, en Puerto Rico todavía la plaza militar NO había sido ocupada. Y a pesar de España rendirse el día 12, el 13 de agosto ocurrió la Batalla de Manila, acto de contubernio entre los dos imperios para evitar que la capital de Filipinas cayera a manos de las tropas independentistas dirigidas por Aguinaldo.

Fuente principal: todosunidosdescolonizarpr.blogspot.com/2013/02/la-ultima-batalla-tras-la-invasion-de.html y notas de Darío W. Ortiz en «facebook.com/dariow.ortizseda».

 

 

Artículo anteriorMis recuerdos de Mayagüez 2010
Artículo siguienteViva la lucha contra la privatización de la AEE