Frank Ferrer: la vida como banda sonora

 

 

En Rojo

 

Frank Ferrer es una leyenda viviente. Promotor, director y productor musical de Puerto Rico con 60 años de carrera. Mi recuerdo primero es haber escuchado en la radio “Basta ya”, rock en español fusionado con la salsa. Un precursor en esto. Fue una especie de cortocircuito porque la radio en aquellos años setenta era bastante alérgica a los contenidos relacionados a luchas obreras o estudiantiles. Y aquella canción hablaba del hartazgo de los trabajadores y los estudiantes. Para un adolescente que se había entusiasmado en los tempranos años Setenta con la resistencia a la represión policial en la Universidad, era raro y refrescante aquel sonido muical.

Le pregunto por aquellos años. Tenía su banda, “Los magníficos” en Ponce en 1967. Tocaba lo que le gustaba a la gente. Música instrumental, algunos números en la onda de Papá Candito, pero siempre -en medio de la clave- podía escucharse una guitarra eléctrica “ a lo Al di Meola. Aunque siempre fue simpatizante del MPI (Movimiento Pro Independencia) “al menos desde los trece años”, fue su colaboración con Noel Hernández -De rebelde a revolucionario- aquel primer impulso para integrar en su música el contenido político cercano a la Nueva Trova. Eso fue parte de una formación en la que la música se asociaba con movimientos culturales que desafiaban las normas establecidas y promovían un cambio social. Aquel movimiento no podía tener-y no tuvo- una identidad musical única.

Estaba claro entonces para el músico que su trabajo podía abordar temas como la desigualdad, la injusticia, la opresión y la lucha por los derechos humanos. Que las letras pueden servir como una forma de protesta y despertar conciencia en la sociedad. Y que La Nueva Ola, del entonces exitoso productor, Alfred D. Herger, no era la única expresión musical posible.

Esos pininos musicales se dan en momentos de lucha y resistencia. Para Ferrer, la música puede ser una forma de documentar y narrar la historia y la realidad social de una sociedad. A través de sus canciones, los artistas pueden reflejar los eventos y las experiencias vividas por su comunidad, preservando así la memoria colectiva y generando conciencia sobre los problemas que enfrenta la sociedad. Los conciertos y festivales musicales se convirtieron en espacios de encuentro y activismo, donde se compartían ideas, se generaban alianzas y se promovía el cambio.

Así cabe recordar su ya mencionada participación en el Festival de Mar y Sol (1972) y el Festival de Claridad, desde que se inició el hoy tradicional junte. “Mar y Sol fue pura energía”, nos comenta, de aquel festival musical que causó conmoción tanto en los círculos conservadores de derecha como en la izquierda. “Tocamos La Borinqueña con guitarra eléctrica y percusión. Fue una gran oportunidad de exposición para todos los que tuvieron esa oportunidad, con esos artistas, y fue importante para la gente que estaba allí, que se se volvió loca escuchándonos. Una oportunidad grandiosa. Hasta Dennis Mario -el artista, que era un adolescente- se escapó y llegó hasta allí”.

Ferrer estaba claro de que lo que estaba haciendo era música del futuro, que estaba adelantado. Por eso su agrupación se llamaba Puerto Rico 2010. Se fue por encima de Kubrick y su 2001. Rock con clave, siempre en primer plano la percusión.

Hablamos del año 1974. Para ese año, Frank Ferrer, presentó su proyecto musical titulado Puerto Rico 2010, un disco publicado en formato de ‎LP en el sello Taíno. Sonido diferente. Además, tenía al maestro Juancito Torres en los arreglos y la trompeta.
La clave, nos dice Frank, siempre estaba como base de la música, se convierte en la esencia del Ferrer productor. Pasando por su hermoso disco, Yerbabruja, se va convirtiendo en facilitador de clásicos de la salsa. Por ejemplo, cuando el genial percusionista, Ángel “Cachete” Maldonado creó la agrupación Batacumbele, un inolvidable junte musical que fusiona la bomba y la plena con el jazz y los ritos santeros cubanos fue el sello Tierrazo, de Ferrer, quien produce En Aquellos Tiempos. Por cierto, con Juancito Torres en la trompeta. También produjo Simplemente Lalo, el primer disco como solista del superdotado, Lalo Rodríguez. El cantante había compuesto Deseo salvaje a los 14. Antes de la mayoría de edad había ganado un Grammy con Palmieri. Frank Ferrer le conminó a componer y Lalo terminó creando cinco de las ocho canciones de aquel primer disco como solista. También produjo para ese tiempo Creceremos, de Lucecita Benítez, un clásico.

Estos son solo ejemplos de la labor como productor de Ferrer. Ahora está en la isla recibiendo honores que sin duda merece. En Ponce, en la Fundación Nacional para la Cultura Puertorriqueña y en la Cámara de Representantes pasado 18 de diciembre.

Además, está filmando un documental. En esta primera fase está trabajando Frank Elías como director de fotografía. Nos cuenta que Eduardo Lalo le ayuda a organizar ideas, aunque está compromentido por el trabajo y lo hace sin compromiso. “Vamos a grabar en el Moneró (en Caguas) para ir maquetando el guión”, con la ayuda del cantante Carlos Esteban Fonseca, con quien trabajó en Descarga Boricua, que le cede el espacio. “Es difícil hablar sobre sí mismo, documentarse a sí mismo”. Nos dice que es casi un mandato del siempre lúcido poeta y patriota, Clemente Soto Vélez. Se encontraron en La Habana y el poeta le comunicó que el “tenía que ser productor de su propio ser musical”. Luego, en Casa Aboy musicalizó textos de Clemente que proyecta grabar. Dicho esto, procede a recitar de memoria algunos poemas de Clemente. También quiere grabar algunos de León Felipe, a quien conoció a través de la “Antología rota” que le regaló El Topo.

“El documental tiene muchas partes, la vida mía en Cuba. Como se creó el sello Tierrazo con Lalo, Glenn, Ramito, Luisito, Batacumbele, Lucecita, Creceremos (que en realidad se llama No lo van a impedir) ese fue el trabajo fuerte. También rememorar aquellos años del 1979 con una serie de conciertos en los que se reunieron grupos de Nuevo Trova en el Coliseo Roberto Clemente, Noche de Nuestra Música. A raíz de todo eso fue Las Manos del Campo, del Topo”.

Nos despedimos. Ferrer me dice: “Lo que he hecho a lo largo de mi vida es promover la universalidad de la música puertorriqueña. En la década que he vivido en NY reconocer esa contribución. Homenaje en la legisatura. Eso lo comenzó un amigo pintor Marcos Alegría -trabajando en la Cámara con el asunto cultural- Tú sabes que uno no necesariamente comparte la ideología de la mayoría de los que están allí, pero observo el trabajo que hace Maria de Lourdes y Márquez y los respeto. Además, a través de mí se le rinde homenaje a mucha gente que trabajó conmigo a través del tiempo”.

Nuestro abrazo a un trabajador incansable de nuestra música.

 

 

 

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