La austeridad:una herramienta colonial

 

 

El Informe Krueger Rico sobre la economía de Puerto Rico fue preparado en el 2015 por la economista Anne Krueger, ex directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) y asesora del Banco Mundial,  por encargo del Gobierno de Puerto Rico. Plantea, entre otras cosas, el dilema de  que si se paga la deuda no hay fondos para el desarrollo económico y, si se invierten en el desarrollo económico de Puerto Rico, no hay fondos para pagar la deuda “impagable”.

El entonces Gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla  anunció el 29 junio del 2015, en una entrevista con el diario The New York Times, que el tamaño de dicha deuda y los intereses ya acumulados  habían convertido la deuda del país era una “deuda impagable” (El gobernador de Puerto Rico reconoce que la «deuda es impagable» | Noticias Univisión 29 de junio de 2015.)

La verdadera razón que explica la crisis de la deuda impagable no fue el gasto irresponsable del gobierno  como se ha predicado infinitas veces, sino el decrecimiento económico  habido en los 10 años anteriores al 2015, (Véase Informe Krueger https://www.bing.com/search?q=informe+krueger&form=WSHBSH&qs=SW&   htps://www.bing.com/search?q=informe+krueger&form=WSHBSH&qs=SW&cvid=0121ddaaf3b2413db8353a4)  La austeridad impuesta por el gobierno de los Estados Unidos , incluyendo la eliminación de exenciones contributivas estratégicas tales como las establecidas mediante la sección 936 del Código de Rentas Internas Federal  lo que hizo fue a agravar el problema del déficit recortando gastos y aumentando substancialmente el desempleo. Esto hizo contraer y estrangular aún más la economía .

El  estímulo económico y aumento al consumo, como forma de echar a andar la economía y lograr un desarrollo económico auto- sostenible, generalmente conduce, entre otras cosas, a aumentar la capacidad de pago relativa a la deuda externa . Tómese como ejemplo  las recientes medidas del Presidente Biden favor del consumo de todos los sectores y la  inversión en infraestructura para enfrentar con éxito la crisis financiera post COVID.

Para hacer las cosas más difíciles, la falta de un recurso legal para reestructurar la deuda a través de un proceso de quiebra ( el cual estaba expresamente excluido en su aplicación a Puerto Rico) no dejaban ninguna opción para salir del atolladero económico. Finalmente hubo que recurrir a un proceso mimetizado de quiebra dirigido por el Tribunal Federal.

El plan inicial de la Junta de Supervisión Fiscal, como agencia de cobro plenipotenciaria creada por ley del Congreso, resultó  matemáticamente imposible al no  incluir la restructuración de la deuda  para solventar la crisis de la deuda impagable. Se terminó  adoptando un plan de quiebra glorificado similar al mecanismo utilizado bajo la Ley de Quiebra Federal, pero prohibido en Puerto Rico.

Esto ya había ocurrido mucho antes en las economías latinoamericanas en lo que se llegó a llamar “la década perdida” de los 1980, donde se hicieron grandes empréstitos de “crédito fácil”(easy  money) a los países latinoamericanos basados en la prosperidad del petróleo y su alto valor en el mercado. Esta bonanza y la adicción al dólar inducida por los países ricos  se desplomó cuando la baja dramática de los precios del petróleo dejó sin capacidad de pago a las economías en la América Latina.

El ministro de economía de México Raúl Silva Herzog en el 1982  proclamó  que la “deuda de México era impagable”. Idéntica expresión  hizo el gobernador García Padilla en el 2015 en cuanto a que la deuda de Puerto Rico era impagable .

Mas de 40 años después estamos cayendo en el mismo error provocado por las economías desarrolladas ofreciendo cuantiosos préstamos e imponiendo  una política de austeridad como condición esencial a los préstamos concedidos. Esta solución,  se ha demostrado una y otra vez a través de los años  que lo que hace es provocar la contracción y el estrangulamiento de la economía mediante recortes al gasto y al presupuesto. (Véase estudios de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas). Mientras,  los países más ricos se cobran la deuda y los más pobres se hacen más pobres, dentro del marco de una alta concentración del ingreso.

Los sectores  pobres,  a través de los impuestos y otros mecanismos de cobro del estado terminan pagando la deuda y los bancos y los sectores más afluentes de la economía son rescatados por el estado mediante el reparto de grandes cantidades de dinero para paliar la ruina financiera provocada por los mismos bancos. Es decir, a los ladrones se les devuelve el dinero robado por ellos mediante la inyecciones a los bancos en ruina (bail out).  A  los que trabajan honestamente para producir la riqueza del país se les hace pagar el doble del dinero. Dentro de este esquema, a los fondos buitres y a otros acreedores  no les importa desvalijar instituciones tan importantes y estratégicas como  la Universidad de Puerto Rico,  si con ello ayudan a cobrarse una parte importante de la deuda. No hay manera de pensar que la crisis no fue causada por los bancos que prestaron, sabiendo que no había capacidad de pago para los préstamos por ellos aprobados.

Si los acreedores tienen su plan de cobro bien definido, es bien importante que se analice el problema de la deuda incobrable con miras no solo a pagar, sino a lograr el futuro desarrollo económico y social de Puerto Rico. No puede haber ninguna política del estado que tenga mayor prioridad y que requiera mayor atención  para el futuro del país.

Por lo tanto, es preciso que tengamos un Plan de Desarrollo Económico y Social Autosostenible y  se desarrollen las estrategias políticas apropiadas tanto dentro como fuera de nuestro país para realizarlo.

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El autor es abogado, con estudios y experiencia en asuntos económicos y de política internacional

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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