El sindicalismo puertorriqueño en el 2024

 

 

Especial para CLARIDAD

La clase  trabajadora organizada en sindicatos enfrenta grandes retos en el Puerto Rico 2024. El primer reto es la necesidad de crecer. El sindicalismo tanto en el sector privado como público representa menos del 10 % de la fuerza trabajadora. La tendencia en el sector público es ir a la baja por diversas razones impulsadas por las políticas de gobierno y los patronos.

La privatización de las empresas públicas, las leyes aprobadas para congelar convenios, despedir trabajadores, eliminar o reducir beneficios, enmiendas a las leyes que rigen los sistemas de pensiones, la reducción de población entre otros factores explican porque se ha reducido el espacio púbico y con ello los trabajadores sindicalizados.

En el sector privado la ofensiva de los patronos utilizando leyes para reducir o eliminar derechos y beneficios también ha limitado la organización sindical.  Si sumamos que la actividad para organizar a los trabajadores es mínimo tenemos un resultado negativo.

Sin embargo, los bajos salarios, condiciones de trabajo precarias, desigualdad visible deberían ser motivos para organizar a los trabajadores. La realidad es que tal resultado no ocurre. Creo que la ausencia de una formación ideológica del liderato sindical tiene mucho que ver. No se visualiza estratégicamente el movimiento, ni se evalúa su futuro desde una perspectiva amplia, unitaria y clasista. Se evade la realidad colonial del país, aun mas, se acepta como normal la existencia de una Junta de Control Fiscal con la cual se negocia y se solicitan reuniones.

La desigualdad que surge ante las altas ganancias del sector patronal y la precarización de la clase trabajadora no se aprovecha para organizar. Sin embargo, en EEUU, se desarrolla una ola de organización sindical y fortalecimiento que no llega al país, aun cuando existen organizaciones afiliadas en Puerto Rico a las que están muy activas en EEUU. También existen en Puerto Rico los mismos patronos que en EEUU enfrentan campanas de organización. Hay que evaluar otras formas de organizar a los trabajadores, fuera de la legislación dirigida a la representación de un taller y la negociación colectiva.

Este es el segundo gran reto para los sindicatos, la lucha ideológica. Mientras el sindicalismo no logra avanzar, la clase trabajadora se mueve atraída por temas sectoriales como son los derechos de las mujeres, jubilados y pensionados, reclamos de vivienda, defensa del ambiente, por una mejor educación, por salud pública, derechos civiles, por cambios en la producción de la energía, entre otros. También se levantan banderas de solidaridad por pueblos hermanos que enfrentan bloqueos y guerras imperialistas, guerras genocidas o intervenciones en la soberanía de los países.

Estas luchas sociales y políticas se dan ajenas a un sindicalismo cada vez mas silente y dedicado a la administración de los convenios. Quienes  ejercen estas luchas tienen experiencias sindicales y organizativas. Ganaron liderato en procesos de formación, educación y experiencias de diversas luchas. La juventud que ingresa a estas luchas tiene el conocimiento académico para explicar la compleja sociedad capitalista pero carecen de la experiencia política y sindical de las décadas del siglo pasado. Conocen los medios tecnológicos para divulgar ideas y proponen un lenguaje ajeno a los luchadores de más edad. Estos factores separados no suman, pero juntos serian una fórmula ganadora.

Sindicatos clasistas con matriculas educadas políticamente que asumen banderas de luchas sectoriales y a su vez unen experiencia, tecnología y conocimiento seria un futuro prometedor.

El tercer reto es detener la ofensiva patronal. Los patronos controlan el gobierno en sus tres ramas. Ejecutan y defienden sus políticas, las proponen como leyes y finalmente se aseguran que los jueces las interpreten a su favor. En esa lucha de clases los patronos están ganando. Algunos dirigentes sindicales apuestan al voto electoral para tener una opción en el 2025. Pero estamos en el 2024.  Además las opciones electorales van desde líderes sindicales aspirando en partidos capitalistas, candidatos independientes con libertad de acción y sin compromiso político claro hasta alianzas entre partidos políticos progresistas.

Las muchas divisiones electorales pueden favorecer a los partidos tradicionales a quienes los patronos les sufragan las campanas económicas. Por tanto, las elecciones serán en noviembre de 2024, pero la lucha es cada día del año 2024. Identificar los temas que nos unen y nos permiten movilizarnos juntos es vital. El tema de la energía, la privatización de la AEE, el costo de la energía afectado por el plan de deuda de la Junta y el impacto sobre las pensiones de los trabajadores es un solo tema que hoy mueve a la gente por separado.

Imaginemos que el liderato sindical (activistas, oficiales electos, jubilados) pueda explicar con claridad porque los vales para la compra de sistemas fotovoltaicos están mal implantados, como esta aparente desorganización de los vales es una pantalla para esconder el futuro de la energía con combustible fósil o renovable pero en manos privadas. Que LUMA y Genera PR no aportan un solo centavo a la infraestructura del país pero si reciben miles de millones en ganancias y beneficios para su clase gerencial. Que toda la construcción y mantenimiento de la infraestructural del país está en manos de empresas extranjeras y privadas. Que los sistemas de energía, carreteras y puentes con peaje, los aeropuertos y muelles, sistema de aguas, educación universitaria y otros, todos responden a los planes de los inversionistas que representa la Junta de Control Fiscal.

Que lo que vivimos no es capitalismo salvaje, sino la actualización de la colonia y el capitalismo en el siglo XXI. Que lo que vivimos es el dominio de la clase rica, los menos, sobre la clase trabajadora, los más. Que lo que vivimos es lucha de clases donde hay que escoger aliados para caminar juntos y vencer a esa clase rica que nos divide para mantenernos entretenidos con beneficios y privilegios temporeros.

Estos tres retos: crecer organizativamente, profundizar en la formación sindical asumiendo una ideología clasista y enfrentar con acciones la ofensiva de los patronos es una agenda amplia y ambiciosa. Debió asumirse hace tiempo pero ello no elimina la urgencia e importancia de hacerlo hoy. El punto es caminar hacia adelante.

 

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