La esperanza de la diáspora es la Alianza

 

Máximino Rivera López

En la exitosa asamblea del PIP la diáspora dijo presente y tuvo un lugar prominente en los trabajos. Esto provocó escozor en algunos que encontraron cuestionable tal participación. Nuestra historia política, sin embargo, siempre ha estado marcada por la participación robusta de los compatriotas en el extranjero-especialmente los independentistas, quienes reafirman su nacionalidad no importa donde en el mundo- o en la luna- estén.  Desde la adopción de la bandera, el 22 de diciembre de 1895 en el Chimney Hall de NY por parte del Comité Revolucionario de Puerto Rico y Don Gilberto Concepción de Gracia presidiendo el Comité Nacionalista de NY en los años 20 del siglo pasado hasta la organización de la Diáspora con Dalmau en la elecciones del 2020, la diáspora independentista ha participado de los asuntos políticos de Puerto Rico de manera fiel y constante. Aunque las circunstancias han llevado a cientos de miles de boricuas fuera de la isla, eso no implica abandono o desidia, al contrario, el compromiso de la diáspora boricua crece y se agudiza en la distancia. La diáspora se organiza y lucha por Puerto Rico con la misma pasión de los que permanecen en la isla. La presencia de la diáspora en la asamblea del PIP es testimonio fehaciente de ese compromiso inquebrantable. No es de extrañar entonces que la diáspora tenga un papel fundamental todos los aspectos de la campaña electoral que se avecina y que, en caso de un triunfo, sea incluida en el gobierno de la Alianza.

La presencia de la diáspora boricua en los asuntos pertinentes a la isla especialmente en los EEUU ha sido siempre robusta. Después de la invasión estadunidense del 1898, las nefastas condiciones de la subordinación política a la que hemos sido sometidos ha llevado a sucesivas olas migratorias que han servido para escapar la opresión colonial. De esa manera se ha constituido una comunidad boricua que se caracteriza por su riqueza cultural, el apego a su nacionalidad y su compromiso político. Numerosas organizaciones sociales, culturales y políticas han sido constituidas en la diáspora, la mayoría de ellas puertorriqueñistas. De cara al deterioro definitivo de la estructura colonial, que ha conllevado una crisis financiera perenne y un descalabro politico-moral casi total de sus instituciones, la diáspora ha demostrado su capacidad para intervenir en auxilio de la isla. Después del huracán Maria en el 2017 y los terremotos del 2019, se puede argumentar que la diáspora cumplió un papel más prominente que las mismas estructuras gubernamentales en el auxilio inmediato de la población. Además, después de la crisis política del verano del 2019, donde el pueblo se levantó para sacar a un gobernante corrupto e inepto, la diáspora nuevamente jugó un papel fundamental para amplificar el mensaje de reivindicación del pueblo puertorriqueño.

Ahora se avecina la campaña electoral de más relevancia en la historia reciente de la isla. El bipartidismo corrupto que ha llevado al sistema colonial a lo que puede ser su crisis definitiva ha visto significativamente erosionado su apoyo electoral que ha disminuido de mayorías absolutas a simples pluralidades. Los partidos emergentes, de otra parte, cada vez ganan más apoyo del electorado convirtiendo a la Alianza entre el PIP, el MVC, y otros sectores en una amenaza seria al estatus quo. De nuevo, en este proceso la diáspora ha jugado un papel instrumental en el adelanto de las fuerzas progresistas que han puesto a la alianza en la antesala de llevar la esperanza al poder.

Desde la campaña del 2020, cuando se fundó la Diáspora con Dalmau, militantes del PIP y simpatizantes del candidato de la Alianza se han organizado más allá de lineas partidistas para colaborar en los aspectos financieros, electorales, de organización y de cabildeo de la causa boricua, tanto en la isla como en los EEUU. Esta coalición de fuerzas incluye organizaciones sin fines de lucro, grupos de activismo legislativo, el Comité de la Diáspora del PIP, organizaciones de base comunitaria, organizaciones culturales e individuos. Estos sectores coinciden en ver en la Alianza una oportunidad para adelantar un proyecto de país con prósperidad y en vías a la descolonización. Aspiramos a un proceso serio que comprometa a la metrópoli y facilite una amplia participación democrática de todos los sectores- incluyendo la diáspora. El compromiso de los candidatos de la Alianza, Juan Dalmau, Maria de Lourdes Santiago y otros líderes se ha expresado en una comunicación y contacto constante con exitosas visitas al congreso, conferencias académicas en universidades; reuniones con comunidades boricuas, organizaciónes de la sociedad civil no partidistas, grupos políticos afines y muchos otros en la diáspora.

Es innegable que el liderato bipartidista históricamente ha hecho fortuna del descalabro económico de la colonia mediante una corrupción institucionalizada.  Sin embargo, como muy bien dijo Rubén, hay que distinguir a estos de los militantes decentes que han sido engañados demasiadas veces y ahora buscan despertar. Se critica a la diáspora por haber “abandonado” a la isla a su suerte y por irse a gozar los supuestos beneficios de la estadidad. El hecho de que los puertorriqueños ocupen uno de los últimos lugares en la escala de ingreso de los grupos hispanos en los EEUU deja claro que no existe tal paraíso. Aún la independencia como cuco ha perdido su poder amedrentador porque todos los males que se le adjudican los sufrimos ahora mismo bajo la colonia. El desempleo y la falta de oportunidades; la quiebra económica y moral de la instituciones; la corrupción rampante y su impunidad; todos estos males son el producto del gobierno bipartidista. Peor aún, el acelerado proceso de gentrificación provocado por la ley 22 deja claro que el liderato del bipartidismo colonial solo sueña con un Puerto Rico sin puertorriqueños.

A poco menos de un año de la más que posible y probable derrota del bipartidismo, la diáspora reafirmó su compromiso con la isla con una robusta participación en la asamblea del PIP. El candidato de la Alianza, Juan Dalmau esbozó un plan para llevar la esperanza al poder con el apoyo de una coalición de fuerzas de todos los sectores que creen que un gobierno honesto que venga no para cobrar sinó para servir. Los que por alguna razón tuvimos que dejar el suelo patrio reafirmamos que nuestra entusiasta participación en esta campaña se fundamenta en el amor y en la esperanza de que un Puerto Rico con un gobierno honesto, competente y eficiente es posible. Esa Patria Nueva será inaugurada con una victoria de la Alianza y la diáspora será parte instrumental de esa alborada.

 

 El autor es presidente Diáspora PIP en Maryland.

 

 

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