Periodismo Político

JUAN MARI BRAS

Por Juan Mari Brás

El capitalismo se sostiene elevando la mentira, el engaño y la confusión como práctica universal. Es una ideología enmascarada. Cuando pierde sus disfraces, no le queda más alternativa que imponerse con toda la furia de la fuerza bruta. Eso es el fascismo, o sea el capitalismo en estado de desesperación.

Uno de los recursos más usados por los capitalistas en el forcejeo ideológico por mantener encubiertas su naturaleza brutal, inhumana y discriminatoria es el doble juego, herencia ancestral del fariseísmo.

Ningún concepto ha sido tan abusado por el doble juego capitalista como la democracia. Siendo los negadores de la democracia, el cinismo capitalista ha llevado a identificarse con ella como si fuera sus custodios.

Pero su democracia se funda en un truco demasiado manido, que es la despolitización de las masas. De ahí surge esa insólita teoría que convierte la política en tabú dondequiera que ellos (los capitalitas) no ejercen control.

Por eso plantean que no haya política estudiantil en las escuelas. Los burócratas de Instrucción Pública cuelan continuamente su política capitalista  y colonialista en currículos, textos y planes de cursos. Pero a los alumnos se les niega el derecho a la discusión política inteligente. 

Lo mismo hacen respecto al movimiento obrero. Mientras sus lacayos incondicionales controlen una unión o un sindicato, les parece muy bien que infiltren su política entreguista en la retórica y la práctica. Pero ponen el grito en el cielo tan pronto perciben la influencia ideológica del proletario en el movimiento sindical. ¿Habráse visto planteamiento más absurdo? Según el mismo, Hipólito Marcano puede ser dirigente sindical al mismo tiempo en que es senador, miembro del cuerpo directivo del Partido Popular —uno de los partidos de los capitalistas— gran gurú de la masonería colonial y otras cuántas etcéteras. Pero que Pedro Grant sea dirigente sindical siendo miembro del Comité Central del Partido Socialista —el partido de la clase obrera— es suficiente para que se tornen histéricos y arremetan contra su liderato con las más sucias manipulaciones. 

Exactamente igual ocurre en el periodismo. ¿Hay alguien tan ingenuo en este país que a estas alturas ponga en duda la naturaleza esencialmente política de todos los periódicos?

El “San Juan Star” es órgano del gran capital yanqui. Pretende estar por encima de la política “local”, como le llaman los invasores a la que se da en el plays. Su imparcialidad es la de los amos ante sus esclavos. Mientras no les afecten sus intereses, mantienen su ecuanimidad paternalista. Pero, Dios libre que alguien pretenda ejercer un periodismo comprometido contra lo que ellos representan. Porque entonces lo tachan de infiltración política en “el sagrado sacerdocio del periodismo”. Por eso Andrew Viglucci, director del “Star”, sostiene que CLARIDAD no hace periodismo. Nos llama político que fungimos de periodistas. ¡Como si todo el periodismo no fuera político! ¡Como si no fueran él y sus adláteres los únicos intrusos en el periodismo puertorriqueño!

Los diarios que se publican en español, por su parte, no solamente son todos capitalistas y colonialistas, sino que también toman partido entre los partidos coloniales. ¿Quién tiene dudas de que “El Nuevo Día” responde al PNP y que “El Mundo” y “El Vocero” se alinean con el Partido Popular?.

A principios de siglo, cuando el capitalismo era todavía primitivo en Puerto Rico, había periódicos diarios de los dos partidos de la burguesía criolla. “La Democracia” fundada y dirigida por Muñoz Rivera, era el órgano del Partido Unionistas y “El País”, que dirigió el doctor Barbosa, o fue del Partido Republicano.

A medida que fue desarrollándose la estructura de poder imperialista y fundiéndose los intereses de la burguesía criolla con los de los capitalistas yanquis mediante su transformación en burguesía intermediaria e importadora, el periodismo burgués tomó nuevos visos. Poco a poco se fueron desarrollando las grandes empresas periodísticas, cuyo principal exponente es “El Mundo”, que combina periódico con radio y televisión.

Nunca antes había tenido la clase obrera un periódico diario. Si no tenía ni siquiera un partido, que es lo básico, no podía esperarse que acumulara la conciencia y la fuerza necesarias para publicar su propio periódico diario. El proceso de formación del Partido  Socialista —que ha tomado quince años— ha conllevado simultáneamente el de la formación del diario de los trabajadores.

La clase obrera, en los planes capitalistas, no cobra conciencia de su existencia, sus intereses y su fuerza, de la noche a la mañana. Aquí en Puerto Rico, agravada su enajenación por el colonialismo, la clase trabajadora ha estado permeada por todas las confusiones que emana la ideología burguesa.

El desarrollo de CLARIDAD no ha estado exento de esa influencia de la ideología burguesa. Hubo períodos en la historia de nuestro periódico en que prevaleció el criterio farisaico de que había que encubrir la ideología proletaria del semanario. César Andreu Iglesias y Samuel Aponte —por ejemplo— sostuvieron la tesis de que había que aguar a CLARIDAD para que pudiera despegar. Cuando no lograron imponer sus ideas conciliadoras, se fueron de CLARIDAD. Ensayaron las mismas al fundar “La Hora” y tuvieron que irse también. Fueron a parar con sus vacilaciones a la prensa burguesa. El resultado es dramático: mientras ellos se replegaron a hacerle periodismo a la burguesía ala gusto y antojo de ésta, CLARIDAD siguió su curso ascendente. Amplió su contenido y circulación, profundizando al mismo tiempo su calidad ideológica. Pasó de semanario a bisemanario y de bisemanario diario, sentando un precedente de gran importancia en el periodismo puertorriqueño.

Así va a seguir siendo CLARIDAD: objetivo pero no imparcial, como lo ha indicado certeramente el director, compañero Raúl González Cruz.

No habrá en las páginas del diario de los trabajadores asomo alguno de mentira, engaño o doble juego. Nuestra ideología —la más avanzada alcanzada por la humanidad— se filtrará con toda nitidez en el contenido del periódico. Informaremos  y analizaremos objetivamente por qué a la clase trabajadora no le interesa confundirse a  sí misma. La verdad objetiva, su escudriñamiento  y análisis, es instrumento esencial en el propósito del proletario de transformar la realidad. Por eso es que seremos objetivos.

No seremos imparciales porque estamos totalmente parcializados del lado de los trabajadores, contra los capitalistas; del lado de la independencia contra la colonia, del lado del socialismo contra el capitalismo. No haya lugar a equívocos. 

Con objetividad y parcialidad, llenaremos el cometido que nos corresponde como vocero de las más altas aspiraciones del pueblo puertorriqueño. Ayudaremos, así, a motorizar el masivo despertar de los trabajadores boricuas, que conduzca a la destrucción del sistema capitalista-colonial y la construcción de la nueva sociedad: independiente, socialista y verdaderamente democrática. Para eso, y para nada más, es todo este esfuerzo que representa CLARIDAD diario. 

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