Poema de Gastón Malgieri

Mi padre parte un tronco

como si se fuera el cuello blando

de un pez que no resistió

la tentación de la carnada

la hija que soy

lo mira aturdida y cree

que eso

es la fuerza

El hombre de la casa

hunde sus dedos

en el fruto de la angustia

y da a beber a sus crías

un néctar amargo

porque así

lo aprendió del evangelio

según San Juan

Mis hermanos y yo

en cambio

ahora sabemos

que eso

es la miseria

Pero qué es

un proletario que siente

que sus manos son inútiles

si no hay un martillo

algo por fundir

un legajo que mienta sus destrezas

Qué es

un macho que deambula por la casa

como una ojiva que no encuentra

la ciudad que debe destruir

Qué es

una niña

pidiendo extradición

porque sabe que allá afuera

los lobos

le enseñarían a ponerse de pie

en el centro de todos los huracanes

y podría migrar

como las gaviotas inventarse

un nido de barro

para guarecer su corazón cachorro

escribir

en piedra una carta

para contarle a más nadie

que del otro lado

del espanto del propio hogar

hay un bosque

donde las bestias se reúnen

para celebrar el exilio

Que deje de hablar de mí

me piden

en el sueño

los hombres montan tortugas gigantes

sobre un mapamundi en llamas

gritan

que la poesía les pertenece

que quién me creo yo

para andar por ahí

husmeando en los desbordes de la lengua

¡Si me vieras!

Siempre me despierto temblando

Me paro frente al espejo del bahiut

y me río

de mi gesto huérfano

Con el paso de los años

mi vida se ha convertido

en una publicidad de auriculares

para muchachas melancólicas

Digo esto

clavo un taco aguja en mi garganta

y brota

un manantial de perlas imposibles

un país que no existe

un perro

que aprendió a desconfiar del amo

Mi vida

es un pésimo film noir

sin ningún misterio a resolver

Siempre soy

la chica tonta que fuma con boquilla

en el rincón más oscuro del plató

Siempre estoy

secuestrada en Estambul

a la espera de señores con sobretodo

que vendrán a rescatarme del olvido

para escribir después del amor

un relato

donde mi nombre

no será relevante

En el sueño

me acusan

de un barroquismo berreta

Pero vos, mejor que nadie

sabés que de mí

se ha dicho de todo

Que esos mismos

que en las pesadillas recurrentes

levantan el dedo

son incapaces de dejar de verme

como el hámster

que les anima el laboratorio

ese sucucho lúgubre

donde siguen sin encontrar

un diagnostico preciso para mi rotura

Es mío

ese divagar por los bares

buscando el cariño extraviado

de señores con anillos

Mío

el derecho a inventarme

una vida encantadora

donde finalmente

mi palabra pueda

amamantar al fantasma

que recorre esta casa

cada vez que te vas

y yo escribo.

El autor es argentino, es poeta, diseñador gráfico, musicalizador y productor de festivales de poesía.

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