Mi padre parte un tronco
como si se fuera el cuello blando
de un pez que no resistió
la tentación de la carnada
la hija que soy
lo mira aturdida y cree
que eso
es la fuerza
El hombre de la casa
hunde sus dedos
en el fruto de la angustia
y da a beber a sus crías
un néctar amargo
porque así
lo aprendió del evangelio
según San Juan
Mis hermanos y yo
en cambio
ahora sabemos
que eso
es la miseria
Pero qué es
un proletario que siente
que sus manos son inútiles
si no hay un martillo
algo por fundir
un legajo que mienta sus destrezas
Qué es
un macho que deambula por la casa
como una ojiva que no encuentra
la ciudad que debe destruir
Qué es
una niña
pidiendo extradición
porque sabe que allá afuera
los lobos
le enseñarían a ponerse de pie
en el centro de todos los huracanes
y podría migrar
como las gaviotas inventarse
un nido de barro
para guarecer su corazón cachorro
escribir
en piedra una carta
para contarle a más nadie
que del otro lado
del espanto del propio hogar
hay un bosque
donde las bestias se reúnen
para celebrar el exilio
Que deje de hablar de mí
me piden
en el sueño
los hombres montan tortugas gigantes
sobre un mapamundi en llamas
gritan
que la poesía les pertenece
que quién me creo yo
para andar por ahí
husmeando en los desbordes de la lengua
¡Si me vieras!
Siempre me despierto temblando
Me paro frente al espejo del bahiut
y me río
de mi gesto huérfano
Con el paso de los años
mi vida se ha convertido
en una publicidad de auriculares
para muchachas melancólicas
Digo esto
clavo un taco aguja en mi garganta
y brota
un manantial de perlas imposibles
un país que no existe
un perro
que aprendió a desconfiar del amo
Mi vida
es un pésimo film noir
sin ningún misterio a resolver
Siempre soy
la chica tonta que fuma con boquilla
en el rincón más oscuro del plató
Siempre estoy
secuestrada en Estambul
a la espera de señores con sobretodo
que vendrán a rescatarme del olvido
para escribir después del amor
un relato
donde mi nombre
no será relevante
En el sueño
me acusan
de un barroquismo berreta
Pero vos, mejor que nadie
sabés que de mí
se ha dicho de todo
Que esos mismos
que en las pesadillas recurrentes
levantan el dedo
son incapaces de dejar de verme
como el hámster
que les anima el laboratorio
ese sucucho lúgubre
donde siguen sin encontrar
un diagnostico preciso para mi rotura
Es mío
ese divagar por los bares
buscando el cariño extraviado
de señores con anillos
Mío
el derecho a inventarme
una vida encantadora
donde finalmente
mi palabra pueda
amamantar al fantasma
que recorre esta casa
cada vez que te vas
y yo escribo.
El autor es argentino, es poeta, diseñador gráfico, musicalizador y productor de festivales de poesía.