Brevísimas sobre gallineros citadinos

SALVADO POR SU BELLEZA

Por sobrepoblación, cada cierto tiempo tengo que eliminar algún gallo o gallina de mi pequeño gallinero urbano. Las primeras tarjetas son los gallos porque, aunque sean de la misma empollada se enfrascan en peleas sangrientas a muerte por las gallinas. Los varones son territoriales… En abril llevé un gallo y dos gallinas a una pollera de Río Piedras donde eufemísticamente te lo preparan. Es decir, lo entregas vivo en un saquito y ellos te lo devuelven trozado en una fundita plástica donde incluyen hasta las patas. Te cobran $4 por cada crimen.

Resulta que si crío un gallo o una gallina desde que sale del huevo y me acostumbro a mirarlo a los ojos no puedo ser su verdugo, mejor lo regalo. Lo mismo me pasaba con los conejos cuando los criaba… Minutos después de entregarlos, el pollero-verdugo salió del lugar de sacrificio con un delantal salpicado de sangre, pedacitos de hígados y plumas. Preguntó que de quién era el gallo grande rojo. Levanté la mano. Me dijo que él no podía matar ese gallo porque era demasiado bonito, que mejor me lo compraba. Le dije que no me dedicaba a vender gallinas ni gallos, que solo los criaba porque me gustaban y para siempre tener huevos frescos. Insistió que en cuánto se lo vendía. Lo pesó y tenía casi 6 libras. Le reiteré que no, pero que un gallo de ese tamaño y raza (Rhode Island Red) podía costar entre 25 ó 30 dólares en un centro agrícola, pero que si lo quería para la recría se lo dejaba en $15. Me dio $20, dijo que el gallo lo valía.

Hace unos días volví a la pollera a llevar otro gallo y otra gallina. Me asomé a la ventanita del matadero y le pregunté al matarife por el gallo. Me dijo que lo tenía suelto en el patio de su casa, que estaba feliz (gordo y colorao) y que tenía diez gallinas ponedoras a su cargo.

OJOS BELLOS

La práctica femenina y masculina de hacerse orlas o líneas en los bordes de los ojos tiene su génesis en una mímesis de la belleza natural de los pollitos, otras aves y animales. Observen el amarillo (raza piroca) y el otro (raza araucana o mapuche, oriunda de Chile) de un mes de nacidos en mi pequeño gallinero citadino.

El autor es escritor, periodista y profesor universitario.

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