Ponce celebra en grande el legado de Lavoe

 

 

En Rojo

 Hace 31 años, el mundo de la salsa sufrió una de sus más grandes pérdidas. Fue de las voces más emblemáticas del género musical, hasta el punto de que fue apodado “El Cantante de los Cantantes”. Su timbre se acomodaba, con una gracia espeluznante, al bolero, la salsa, el guaguancó, el son y, en muy pocas ocasiones, uno que otro merengue. Un funesto 29 de junio de 1993, Héctor Juan Pérez Martínez, indeleblemente conocido como Héctor Lavoe, partió a “la otra vida”, como presagió en el éxito Canto a Borinquen.

Desde su ciudad natal, Ponce, la voz de Juana Peña recibió un homenaje los pasados 28 y 29 de junio con distintas presentaciones musicales, exposiciones artísticas y conversatorios sobre la vida enrevesada del cantante. El conjunto de las actividades llevó 31 años en el periódico de hoy como nombre, y fue promocionado por la página Visit Ponce.

“El evento especial de 31 años en el periódico de hoy une la cultura, la juventud, el arte y la música para conmemorar al legendario ponceño Héctor Lavoe y destacar su impacto en la cultura”, lee la invitación oficial de la página web.

El pasado viernes, 28 de junio, el homenaje a Lavoe comenzó con la participación del Instituto de Música Juan Morel Campos, en el Centro Cultural Carmen Solá Pereira. Asimismo, el día siguiente contó con la presentación de la Orquesta Morel, compuesta por jóvenes, en el mismo espacio. Una casa colonial pintada de rosa con una terraza interior amplia, de losas que parecen ladrillos.

No obstante, la conmemoración más emotiva se dio el día de la muerte del cantante, 29 de junio, frente a la lápida del ponceño. Allí, donde las tumbas parecen casas de cemento, hay un panteón blanco cuya inscripción lee: “Aquí, en tierra ponceña, como fue su voluntad, descansan los restos de El Cantante de los Cantantes”. A eso de las 1:30 p.m., la Orquesta Creación, de Jorge Brown, tocó múltiples piezas conocidas de Lavoe, como “Mi Gente” (La Voz, 1975), “Aguanilé” (El Juicio, 1971) y “Periódico de ayer” (De ti depende, 1976).

Por la tarde, la Orquesta Morel atrajo a un sinnúmero de personas que aprovechó la pista. El Todopoderoso, Amor de la calle, La banda y otras piezas renombradas de Lavoe comprendieron la presentación del grupo juvenil, que incluye a 14 integrantes. El grupo, también, integra trombones, trompetas, saxofones, timbales, congas, bongó y hasta el remeneo de unas maracas.

Monumento a Lavoe. foto Archivo CLARIDAD

El homenaje integró un área de información e historias de la carrera musical de El Jibarito de Ponce, un destaque de las canciones más famosas, fotos de sus espectáculos y carpas que vendían galletas, llaveros y calcomanías con el rostro y los lentes del celebérrimo salsero.

“Los colombianos [o] peruanos, cuando llegan a la ciudad, se bajan del carro y celebran que están visitando la ciudad de Lavoe”, compartió el grupo Isla Caribe, organizador del evento.

Y es que Ponce trascendió los límites isleños con las canciones de Lavoe. Desde los tiempos en que estrenó su voz fañosa con la orquesta de Willie Colón, improvisaba cuanto soneo alusivo a la Perla del Sur en sus éxitos. Así lo hizo en Ah-Ah, Oh-No, pieza en que canta sobre el barrio Bélgica y “la casa de doña Monse” de su entrañable ciudad. De hecho, el último álbum de Lavoe, Héctor Lavoe Strikes Back incluye una canción titulada “Ponce”, dedicada a la ciudad de la quenepa.

Además de las actividades dedicatorias, el centro comercial Plaza del Caribe, en Ponce, tendrá una sala con memorabilia de la vida de Lavoe. La exposición incluye discografía, ropa del fenecido sonero, lentes y, también, una aportación artística.

31 años no son nada

Lavoe murió por complicaciones de salud en un hospital de Manhattan. En sus últimos momentos, sufrió múltiples azotes emocionales, físicos y económicos. Cinco años previo a su muerte, además de haber estado en un punto bajo de su carrera, tuvo que manejar la muerte de su hijo, quien murió por heridas de bala. A eso se le sumó la muerte de su querida suegra y la ya turbulenta relación con Nilda Puchi Román Pérez, su esposa.

Sin embargo, la gente le recuerda como un alma pueblerina, jocosa, divertida y espectacular. A puro baile, coro y aplauso, “su gente” se dio cita al Centro Cultural Carmen Solá de Pereira para acoger la noche en honor a un hijo querido de su país, pero especialmente de su Ciudad Señorial.

“Mañana por la mañana, me voy pa’ Borinquen, oye mi pana. Me voy en barco, me voy en avión o me zumbo nadando, ¡pero yo llego, señor!”. Héctor Lavoe

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