Retrato de un “Padre del ELA”

 

Por Manuel de J. González/CLARIDAD

Los padres del estado libre asociado se parecen mucho a la criatura que ayudaron a engendrar. Sus biografías antes y después del nacimiento del hijo están repletas de dobleces, tantos, que a veces parece que se trata de más de una persona. En unas ocasiones son opacos y en otras trasparentes. Aparentan una cosa y, cuando escarbamos un poco, encontramos otra, como ocurre con las reformas políticas que gestionaron hace 67 años. 

Entre los padres de la criatura creada en 1952 destaca la figura de José Trías Monge, quien nunca pretendió ser líder de masas ni podía serlo porque es la imagen clásica del “nerd” anglo o el “ratón de biblioteca” boricua. Una persona poco conocida a nivel popular, pero cuyas acciones y proposiciones impactaron de manera significativa la vida pública puertorriqueña entre 1948 y 1985. Durante esos 37 años el “don Pepe” de sus amigos (quien desde que era adolescente ya parecía viejo) ocupó varios de los más altos cargos públicos y, más importante aún, detrás de las cortinas que ocultaban el drama aconsejó o realizó acciones que afectaron la vida (y la libertad) de muchas personas.

A Trías lo conocíamos mayormente por sus volúmenes sobre la historia del derecho constitucional puertorriqueño, por un buen libro sobre las “insuficiencias” del ela publicado originalmente en inglés en 1997, por sus Memorias, de publicación póstuma, que oportunamente reseñé en CLARIDAD, y por algunas de sus opiniones desde el Tribunal Supremo. También existen buenos trabajos comentando sus aportaciones al derecho (Carmelo Delgado Cintrón) y capítulos importantes en libros cuyo tema central era alguna parte de nuestra historia en la que él intervino, como La Mordaza de Ivonne Acosta, los trabajos de Juan Manuel García Passalacqua y el libro de Luis Rafael Rivera sobre la historia del Tribunal Supremo. Ahora, para aquilatar de forma completa esta figura contamos con el libro de Jorge E. Vélez Vélez: José Trías Monge: Estado Libre Asociado y el reformismo jurídico colonial, 1950-2002, de reciente publicación. Producto de una tesis doctoral para el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe el libro se beneficia de una investigación minuciosa y muy completa. Como apunta el autor en la introducción, sobre Trías “no existe un estudio abarcador, detallado e integrado” de sus “roles y su influencia en la historia de Puerto Rico”, vacío que muy bien llena este trabajo.

Los roles de Trías fueron muchos y todos ejecutados en momentos importantes. Fue asesor y abogado de Luis Muñoz Marín entre 1948 y 1952, primer Secretario de Justicia tras la aprobación de la Constitución; abogado, miembro de comisiones gubernamentales importantes, asesor de figuras vinculadas al PPD entre 1956 y 1973 y, finalmente, Juez Presidente del Tribunal Supremo entre 1974 y 1985. Tras su retiro del Tribunal continuó siendo una voz muy persuasiva tanto en el ámbito jurídico como el político, hasta su fallecimiento en 2003. 

Los dos extremos que encontramos en las ejecutorias de Trías Monge se ubican precisamente en el comienzo y el final de su vida pública. Dicen que lo que comienza mal así termina, pero en este caso es un poco distinto. Entre sus ejecutorias iniciales hubo algunas que lo persiguieron por el resto de su vida, pero en su última etapa la balanza se inclina hacia lo positivo. 

A parte de los líderes visibles, como Muñoz, difícilmente existió una persona más influyente que Trías en las dos décadas que van desde 1948 a 1968. Poseedor de una formación académica poco común, el recién egresado de la UPR, Harvard y Yale se convirtió en cercano colaborador del morador de Fortaleza, jugando un papel destacado en las aventuras y los entre juegos políticos que ayudaron a formar el marco legal y político que, en buena medida, todavía existe en el Puerto Rico actual. Pero en aquellos años, en parte para hacer posible el maquillaje que se le quería poner al coloniaje, se desató uno de los periodos de mayor persecución, represión y abuso policiaco de nuestra historia del que Trías también fue protagonista. Como asesor de Muñoz sería quien diseñara el marco legal de “la Mordaza” que trajo a Puerto Rico – para ser lanzados contra independentistas y comunistas – los instrumentos represivos que el FBI y el macartismo habían impuesto en Estados Unidos. Luego, como Secretario de Justicia, presidió en 1954 la puesta en práctica de ese andamiaje de persecución dirigiendo el procesamiento criminal contra centenares de patriotas. 

“Mi renuncia en esos momentos no habría cambiado en nada lo que habría de ocurrir”, dijo más tarde a modo de pobre justificación. Al final de aquel primer periodo volvería a vestirse como jurista liberal y en 1957, según dijo, “me tocó el privilegio de presentar la moción” para derogar aquella bochornosa legislación.

Posterior a ese periodo oscuro que lo marcaría para siempre, Trías Monge sería el juez presidente más efectivo que ha tenido Tribunal Supremo, tanto en lo administrativo – logrando rapidez y efectividad en la operación – como en contenido. Dice el autor: “Trías Monge, desde el comienzo de la presidencia del Tribunal Supremo, con el apoyo más o menos entusiasta de la mayoría de sus colegas, enfrentó la transculturación jurídica y orientó al Tribunal hacia un mayor uso, aprecio y defensa del derecho civilista en los casos apropiados, que fueron los menos.” Luego añade: “Durante 1974-1985, el Tribunal Supremo cambió la trayectoria que atentaba contra un componente crítico de la cultura nacional, el derecho civil.”

Algunas decisiones de aquella “corte de Trías” tuvieron impacto político y también reflejan las ambivalencias típicas de los “padres del ela”. En PSP vs. ELA, de 1978, (producto de uno de los “experimentos jurídicos” que se ideó Juan Mari Brás) el Supremo, con Trías como ponente, invalidó la legislación que permitía la utilización de fondos del gobierno para financiar las primarias del Partido Demócrata de Estados Unidos con el argumento de que se trataba de un fin privado, no público. Dos años después, en otro caso conocido como PIP vs. ELA, el mismo tribunal (con otro juez como ponente) decidió lo contrario. Durante esos años también se produjeron decisiones que tuvieron impacto social significativo, como la que legalizó el divorcio por consentimiento mutuo, y otras que ampliaron protecciones laborales. 

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