“Vivimos chavo a chavo”

 

Por Ángeles R. Rodríguez Negrón/Especial para CLARIDAD

En el 2005, Carmen Ríos pensó que su vida como retirada sería un paraíso, ya que tendría tiempo para viajar más con la familia. Sin embargo, “hasta hace como dos años no ha podido ser”. Por el contrario, lo que recibe de pensión vitalicia es muy poco y, con los recortes propuestos, sería vivir en la miseria. No podría disfrutar de alimentar a los perros y gatos en su vecindario en Caguas, un acto de caridad que disfruta realizar los sábados como pasatiempo. 

A pesar de llevar un paso lento y tembloroso, Ríos recorrió las calles del Viejo San Juan junto a su hija en apoyo a la Marcha Cero Recortes –en defensa de las pensiones– con bastón y cartel en mano, el pasado 20 de octubre.

Como ella, muchos jubilados, futuros pensionados y aliados caminaron desde la Plaza Colón hasta La Fortaleza reclamando que se descartara la reducción del 8.5% a la pensión vitalicia para quienes reciben más de $1,200 mensuales. 

A pesar de que la mayoría de ancianos no sufriría estos cortes, viven “recontando los chavitos para no sobregirarnos”, expresó la exconsejera profesional, quien trabajó en el Departamento de Educación luego de haber sido maestra. 

“Parece injusto que después que aportamos y planificamos para tener una vejez digna, se quiera venir ahora a robar ese dinero y esas aportaciones que nosotros hicimos, porque ese dinero no nos lo dio el gobierno, ese dinero lo trabajamos nosotros. […] Cualquier cambio que se le haga (al retiro) por más mínimo que sea, es un robo”, afirmó la presidenta del Capítulo de Jubilados de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU), Nydia Chéverez-Rodríguez. 

Como Chéverez-Rodríguez, existen casos en donde la pensión es el único ingreso familiar. “En mi caso, yo tengo dos hijos adultos que son discapacitados y que toda la vida van a depender de mí. Si a mí me afectan mi pensión, no solamente me están afectando a mí, están afectando a mis hijos”, expresó la exprofesora del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Añadió que conoce compañeros en situaciones similares, que pagan hogares de cuidos costosos para sus padres, y a personas con sus hijos desempleados y sus nietos en la casa.

Así como el recorte de pensiones afecta a familias, también presenta una preocupación para las futuras generaciones del país. “Me preocupa seriamente la juventud, porque esto no se limita únicamente a los viejos […] Esto es un mecanismo donde, incluso el Seguro Social, en un futuro, si esta embestida contra los sistemas de las pensiones no se detiene, los jóvenes que van subiendo tienen que preguntarse de qué van a vivir cuando tengan 80 años, si no va a haber sistemas de retiro”, puntualizó el marchante Marcos Martínez.

Para otros, la situación del retiro es una cuestión de la política de austeridad, puesto que la Junta de Control Fiscal (JCF) es quien tiene control del presupuesto de la isla. “El estado tiene que asumir todo eso para tratar de beneficiar a un bonista que dio 30 centavos de un dólar. Eso es de lo que se trata. Las medidas de austeridad no han servido en ninguna parte del mundo precisamente porque lo que hacen es exprimir a la clase trabajadora”, enfatizó la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz. 

“La gente no va a poder pagar su casa, no va a poder comprar medicinas. Quizás va a tomar decisiones sobre su salud basado en el dinero que no tiene y, por lo tanto, no vamos a tener un pueblo saludable”, dijo la también precandidata a la gobernación por el Partido Popular Democrático (PPD).

Cruz también aseguró que existen formas de evitar la reducción de pensiones y que “el gobierno no es para pagarle a los bonistas más de lo que invirtieron en Puerto Rico; el gobierno es para servirle a la gente. Si uno tiene eso claro, uno busca el dinero de otros lugares. ‘Ah, Carmen Yulín, no hay chavos’. Sí, hay chavos. Uno sube 1%, como mínimo, a las foráneas; uno busca de los $20 mil millones que se están dando en incentivos”, expresó. 

También, los retirados afirmaron que el Comité Oficial de Retirados (COR) no representa sus intereses. “Nos hemos sentido desamparados porque estamos como en una ambivalencia, como en el medio. Ninguno [de los miembros de la JCF] se decide. Nosotros estamos aquí para luchar”, comentó Carmen Delia López, presidenta del Comité de Jubilados de la Unión Independiente Auténtica (UIA) de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA). 

Los entrevistados por CLARIDAD coincidieron en que el recorte presupuestario para los jubilados del país es un atropello. Según ellos, los envejecientes merecen una vida en las que puedan pagar sus medicamentos, alimentos y necesidades básicas sin tener que sacrificar un artículo por otro, y no es justificable el recorte, puesto que ese dinero fue trabajado y obtenido por sus propios méritos. 

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