Del escenario como trinchera: Ile y su compromiso social.

Foto por Johanna Emmanuelli

 

Especial para En Rojo

He asistido a muchos conciertos, bastantes de cantantes ranqueados, en los que se han invertido cientos de miles de dólares en el montaje,  pero el de Ile me impresionó como pocos. Desde la caminata al Anfiteatro se nos anunciaba que éramos invitades a un ágape íntimo, anticipado por una escenografía de una habitación de aire pueblerino con mesas cubiertas por manteles de plástico y par de sillas que nos recibió antes de llegar a la entrada. En el escenario, el montaje sencillo dio paso a un espectáculo centrado y controlado completamente por Ile, en el que el uso de la tecnología se integró a la cantante, produciendo, no las imágenes repetitivas cuyo propósito usual es la transmisión en pantalla grande para el público distante, sino un desdoblamiento y recursividad creativos que impusieron el tono del espectáculo que abrió con A la deriva y culminó con Curandera, 25 canciones desde sus clásicas Triángulo y Temes, su versión de La tirana de La Lupe, hasta Mujer, que cantó junto a Villana Antillana. Ile es, sin duda, una de nuestras más complejas y completas intérpretes. Su manejo del escenario, su expresividad vocal y, principalmente, corporal, su desprecio por las normas impuestas y, como resultado, su completa desinhibición, nos obsequiaron un espectáculo inusual y refrescante. Ile se siente igual de cómoda al interpretar canciones de amor o despecho como de profundo contenido de crítica social.

Trato de pensar en otras artistas cuya música sea tan feminista como la de Ile y no encuentro comparación. Y es que Ile no adorna ni se disculpa por el reclamo de un espacio en el que la mujer pueda ser respetada como ser humano. Sus letras son incisivas, casi incendiarias, para combatir la resistencia individual y social que le niega a la mujer una vida sin violencia, sin estigmas. Por ello ha sido tan apropiada su participación en Mujer, junto a Villana Antillana, porque ambas reclaman que “nadie controla el rumbo de mi vida… busco ser libre”.   Pero su reclamo no se queda en lo individual. Su compromiso social — como en Ñe, ñe, ñe— es punzante y acusador: “Si dan lugar al tirano/ Ninguno es confiable/ Nadie se limpie las manos/ Que aquí todos son culpables.” Sus canciones son ecos de Betances y de Tio: “despierta borincano”.

Fotos por Johanna Emmanuelli

Ile es honesta, directa, tanto en sus reclamos feministas como en los de mayor envergadura social como la patria o, en este momento histórico, la lucha palestina. Pocos artistas se atreverían a cuestionar directamente a su público, a exigirle que salga de su burbuja de privilegio, de sus lugares de comodidad, a abiertamente decirle que se informe de lo que sucede en el mundo, a que tome conciencia de su responsabilidad humana. Pero eso mismo fue lo que hizo Ile. Aquí parte de su elocución a su público muy temprano en el concierto:

“Niños, niñas, niñes están siendo bombardeados en este mismo instante que estamos aquí pasándola cabrón. No podemos seguir en nuestra burbuja, no podemos seguir enajenándonos. ¿Qué carajo es esto de desplazar gente bombardeándolos? Y nuestro dinero es cómplice, nosotros como colonia de EEUU, el dinero de PR está apoyando el genocidio que está ocurriendo ahora mismo en Palestina. Tenemos que prestar atención a estas cosas, si no sabe, busque información, la información está ahí, la información no está en la televisión puertorriqueña, ni en la televisión estadounidense. Son propaganda mediática, es libreto. […] La violencia no debe existir, es un abuso de poder lo que está pasando en Palestina. Nos están haciendo a nosotros, que estamos tratando de hacer algo al respecto, nos están tratando de hacer sentir culpables. Es urgente, hay que hacer algo. Busquen información, no se queden en sus burbujas. Todos tenemos derecho a vivir en paz, a vivir en libertad. Por eso, ¡libertad para Palestina, libertad para Puerto Rico!

 

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