El poder de masa sobre el Gobernador

Marcha 1ro. de mayo 1901

 

Especial para CLARIDAD

El 1ro de mayo de 1901, la clase trabajadora puertorriqueña, encabezada por la Federación Libre de Trabajadores y sus líderes Ramón Romero Rosa, Eduardo Conde, Santiago Iglesias, Fernando Gómez Acosta y otros, inauguraron las marchas masivas en San Juan para hacer sus reclamos justicieros. El periódico de Washington, D. C., The Evening Star (num. 15045, 17 May 1901, p. 16), captó el hecho histórico con una fotografía. Aquella primera masa trabajadora entró por la calle San Francisco, siguiendo hasta la calle del Cristo y hasta la Fortaleza a presentarle las demandas al gobernador estadounidense Charles Allen. Reclamaban: (1) implantación de la jornada de 8 horas de trabajo; (2) salarios más altos en correspondencia con el alza incesante de precios y costo de vida; y (3) mejores condicones de trabajo.

¿Se parece a algunos reclamos del presente? No es de extrañar: regía entonces y sigue establecido el sistema capitalista con sus condiciones de remuneración injusta (y siempre incompleta) y sus valores exaltando la ganancia individual y privada antes que el interés social y público. En la economía de mercado capitalista, lo principal  y sin impedimentos para la empresa libre dominante y minoritaria, lo menos y muchas limitaciones para el trabajo asalariado subordinado y mayoritario.

En el presente, casi un siglo y cuarto después, la clase trabajadora marcha porque los salarios son inmisericordemente insuficientes y muchos tienen que tener dos y tres empleos para poder subsisitir; una Junta de Control (eufemismo llamada de Supervisión) fiscal del Gobierno de Unidos, complementada por decisiones de su judicatura Federal impone a Puerto Rico pagar la deuda de gobiernos coloniales señalados por su crasa irresponsabilidad y corrupción de algunos de sus funcionarios, deuda que no es del pueblo y rehusan auditar. Se antepone pagar la deuda primero que atender los intereses esenciales y vitales de la sociedad.

El gobierno bipartido, el de los partidos dominantes desde 1968 (PNP y PPD), pretende enfrentar la depresión económica (aguda desde el 2006) con fondos federales provisionales y de limitada duración. No tienen modelo económico de producción, carecen de proyecto de país. Creen equivocadamente que resolverán la crisis económcia a base de fondos federales, y cada año pedir más. Solo piensan en ganar las elecciones, sin objetivo descolonizador serio y embaucando al pueblo con falsas ilusiones de Estado Libera Asociado “más desarrollado” (desde cuándo no lo dicen…) y estadidad imposible (desde que lo plantearon en 1899…); y administrar y sacarle todo el jugo que puedan a la administración de la colonia. Despilfarran y malgastan el presupuesto,  cínicamente siguen otorgando contratos jugosos y procuran beneficiarse personalmente todos lo que puedan. Entre los ejemplos más recientes, corruptos alcaldes de Cataño y de Guaynabo, estando otros bajo investigación.

Como si eso no bastara, el gobierno bipartido PNPPD, que a pesar de la retórica de algunos de sus líderes,  es subordinado y cómplice de los dictados de la Junta de Control federal: ambos aprobaron el Plan de Ajuste de la Deuda. Ese gobierno bicéfalo ha usurpado y malversado los fondos de retiro de los trabajadores y trabajadoras al punto de dejar a la gente en un estado de inseguridad, negándole la posibilidad de contar con el dinero que ellos mismos  han trabajado para su jubilación – el “retiro digno” del clamor popular. Y aún más, pretende atosigarle al pueblo más impuestos.

La Universidad de Puerto Rico (UPR), vehículo imprescindible para promover proyectos de desarrollo económico, tecnológico, científico, humanístico y cultural nacional e internacionalmente ha sido desatendida en su excelente propuesta multisectorial presentada a la Legislatura. Al mismo tiempo, a la UPR se le ha recortado su presupuesto en casi un  50%, hace años se impone una nefasta política de no reemplazar las plazas de profesores que se jubilan o fallecen, se reducen las ofertas académicas y se imponen alzas de matrícula a los estudiantes en una universidad que es del pueblo y le debe servir de acceso especialmente a los sectores más desventajados y pobres del país. Son muchos más los reclamos de múltiples sectores del pueblo (ambientales, comunitarios y otros), la lista es bien larga.

El magisterio público con sus organizaciones y liderato, aguerridos y valientes, se puso en la vanguardia de las reivindicaciones sociales y económicas de su ámbito profesional y de labores diversas. El viernes 5 de febrero, maestros y maestras estimados en sobre 5,000 realizaron una primera jornada de marchas de este año al Capitolio y a la Fortaleza. Presentaron todos los reclamos del magisterio y más allá; subrayaron el  principio básico de supervivencia social: primero las necesidades del pueblo y la justicia social.

El gobernador Pedro Pierluisi, en un acto de soberbia y menosprecio se fue a alguna actividad en otro pueblo lejos de San Juan. En una falta de respeto total al pueblo llegó a decir que nadie estaba obligado a ser bombero o policía con los salarios miserables, y que podían buscar otros empleos. Todo el mundo trabajador se sintió aludido. Para echarle sal a la herida dijo además, que no se arrepentía de lo manifestado y que lo repetiría muchas veces; también quedó retratado con su versión clasista de “such is life”. Sin embargo, no pudiendo ocultar su inquietud y temor por la calle en movimiento dos días después anunció un aumento de $1,000 para el magisterio, y un aumento menor para los bomberos. Expresó,  a su vez, que vería con desagrado otras manifestaciones populares.

Aunque el Gobernador ha dicho que los aumentos son permanentes, se están diligenciando mediante transferencias de fondos federales, que incluso tenían otros destinos (covid, educación, etc.), de  plazos cortos, y no son garantía del salario regular por venir. Ni qué decir de los acervos de retiro que el Gobierno pone “bajo estudio”, haciendo propuestas insatisfactorias,  quedando el asunto en el limbo.

“Somos más, y no tenemos miedo”; el pueblo indignado afirma y con conciencia desde que se puso en marcha masivamente y tumbó la administración de Ricardo Rosselló, en las dos semanas intensas de lucha a finales de julio y principios de agosto de 2019. El miércoles 9 de febrero, el poder de  masa le cayó encima a Pedro Pierluisi, a su administración y al PNP; también está sobre el PPD. Se produjo una multitudinaria y enérgica marcha más masiva, calculada en sobre 30,000, nuevamente sobre la capital; allí confluyeron muchos sectores de la clase trabajadora.

Y se han seguido dando piquetes, marchas, y brotan reclamos de otros ámbitos laborales. Hay grandes mobilizaciones para el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer Trabajadora,  y para el 1ro de Mayo Día Internacional de los Trabajadores.  Más vale que el Gobierno y la Legislatura de dominación bipartita, así como los controladores federales, presten atención a los reclamos del pueblo, enfoquen en la prioridad de justicia social y pongan en práctica proyectos de economía de producción (con todas las protecciones medioambientales).

La mayoría del País, compuesta por las clases trabajadoras, ya sabe que tiene el efectivo poder de masa. Ya entendió que ejercer la democracia y lograr que se cumplan sus derechos más básicos se gana en la calle y no se supedita necesariamente a las elecciones de cada cuatro años. Igualmente sabe que en la unión está la fuerza.

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