CLARIDAD
Tras el paso del huracán María por la isla, unas 2,100 familias puertorriqueñas han estado hospedadas por meses en decenas de hoteles de la ciudad de Nueva York (NY) gracias al programa de Asisteçncia de Alojamiento Transitorio (TSA, en inglés) de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
Después del próximo 30 de junio, la agencia federal no les extenderá más plazos de vivienda a estas familias y a las otras miles que se encuentran distribuidas a través de varios estados de Estados Unidos. A partir del 1 de julio, estas famili†as tendrán que regresar – aunque no tengan seguridad de vivienda permanente en la Isla – o continuar en el estado y solicitar el servicio del Prevention Assistance and Temporary Housing (PATH), programa gubernamental que maneja los albergues o shelters en la ciudad.
Según parecería, el municipio de Nueva York y la agencia federal se han solidarizado con los y las puertorriqueñas víctimas del huracán que tuvieron la necesidad de trasladarse temporeramente allá porque se quedaron sin casa, trabajo o atención médica en la isla. Pero varias son las situaciones que han tenido que enfrentar estas personas.
“Si FEMA me hubiese dado todo ese dinero a mí, ya yo tuviera mi techo seguro, con cocina, y no estuviera pasando tanto trabajo. Lo que pagaron por nosotras por un mes aquí, me hubiera dado para un año de renta”, denunció telefónicamente en exclusiva para CLARIDAD Andrea Tejada, quien ha estado hospedada desde marzo 3 con su hija de cinco años en el Midtown Hotel (522 West – 38 street) de Manhattan y quien representa a las miles de familias.
Tejada se refiere a la cantidad que le ha pagado FEMA al hotel cada mes por la habitación que ocupa junto a su hija. Según lo que ha podido investigar la joven, un desembolso de $12 mil mensuales por habitación se hace entre la agencia federal y la administración del hotel. Las 15 familias puertorriqueñas que, como la de ella, se han hospedado en ese hotel a través de los últimos 9 meses realmente no han sido los beneficiarios directos de los miles de dólares que FEMA ha desembolsado por ellas, sino el hotel como corporación.
La denuncia de cómo se ha utilizado la emergencia de los puertorriqueños para continuar enriqueciendo al gran capital estuvo acompañada de la queja de que la agencia federal no se preocupa por las familias, “al contario, no saben el trabajo, frustración, agonía, agotamiento que hemos pasado”, dijo Tejada.
Como ejemplo, Andrea Tejada explicó que muchas veces las familias que conviven en el hotel han tenido que obviar la comida de la tarde “porque es caro comprar comida en Manhattan y el hotel no nos permite tener una arrocera en el cuarto. Solo tenemos una nevera pequeña por habitación y un horno microondas en el lobby”.
Parte del agotamiento de estas familias también ha provenido de la incertidumbre que ha ocasionado el no saber con anticipación si FEMA extendería o no el plazo de hospedaje. “Desde un principio FEMA sabía que hasta junio 30 extenderían la ayuda, pero nunca nos dijo eso, sino que nos han avisado un día antes de la extensión del plazo”, dijo quien experimentó la situación el 19 de abril. En esa ocasión, no sabía si tendría donde dormir al día siguiente.
Por otra parte, Tejada denunció que la agencia federal financió sus pasajes de regreso a Puerto Rico por la cantidad de $3,051. Para la joven, que regresa a la isla a buscar trabajo y casa, esta cantidad es “exagerada” y evidencia el trato que hizo FEMA con la agencia de viajes National Traveling.
Responsabilizar al gobierno
de NY
Andrea Tejada se fue de Puerto Rico con la ayuda de un tío que vive en Nueva York. Perdió la estabilidad en su trabajo y su casa en San Juan tras el paso de María. El detonante para irse fue que su hija de cinco años presenció un asesinato en el balcón de la casa de su abuela, incidente que le adjudica a la falta de energía eléctrica y a la inseguridad en las calles que había semanas después del paso del huracán.
Antes de hospedarse en los hoteles de FEMA, Tejada y su hija tuvieron que vivir en un albergue o shelter durante tres semanas porque la casa de su tío se hizo pequeña. El Prevention Assistance and Temporary Housing (PATH) le ofreció la habitación en el shelter, pero como había cualificado para la asistencia de FEMA, no podía estar recibiendo ambas ayudas a la vez. El 3 de marzo comenzó a vivir en el Midtown Hotel y a arreglárselas con el ingreso de un trabajo a tiempo y medio que consiguió; no tenía más opción.
El problema es que si no eres residente de Nueva York y si recibes la ayuda de FEMA, el gobierno de NY no puede interceder. Tejada representa a los miles de puertorriqueños a los que se les ha negado las ayudas que han solicitado a nivel gubernamental.
Ante esa situación, una portavoz de Juntos Unidos Por Puerto Rico, organización adscrita a la Coalición en Apoyo a las Familias Puertorriqueñas sin Hogar, comentó que “estamos poniendo presión para que la ciudad de NY se encargue de estas familias… Hay que responsabilizar a la ciudad de NY de que no dejen a esta gente en la calle”.
“El estado de Nueva York ha tomado una postura contundente de ayudar a los puertorriqueños, pues hay que retarlo para que se encargue de que estas familias se traten humanamente y con respeto porque son víctimas de un desastre natural”, continuó la portavoz.
Este 1 de julio, Andrea Tejada junto a su hija y comenzará desde cero nuevamente. Para ella, igual que para otras familias que se quedan sin techo a finales de este mes, ir a Estados Unidos no fue la solución.