Luz sobre la Autoridad de Energía Eléctrica

Por Francisco A. Catalá Oliveras

Especial para CLARIDAD

La misión de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es, en su versión más sencilla y sucinta, proveer el servicio de energía eléctrica a sus usuarios de la manera más eficiente, económica y confiable posible sin menoscabo del ambiente. Ciertamente, si en algo hay consenso en Puerto Rico es que tal misión se extravió en el camino hace mucho tiempo. Pero sería insensato recurrir a vías de solución que equivalgan a medicinas peores que la enfermedad.

Esto es, precisamente, lo que advierte el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA) en su estudio con fecha del 31 de enero de 2019 titulado “PREPA Privatization Will Hurt Consumers and Slow Economic Recovery”. En síntesis, luego de un excelente análisis, se concluye que la privatización que se ha propuesto para la AEE se traducirá en aumentos considerables de las tarifas y desembocará en una dependencia de senda(“path dependence”) incompatible con la meta de alcanzar un 100 por ciento de energía renovable.

Con mucha frecuencia la discusión pública en torno a los procesos de readecuación del espacio gubernamental y del espacio privado degenera en confrontamientos ideológicos que no arrojan luz sobre los asuntos en controversia. También, abundan los sesgos que obedecen a intereses particulares que tienden a desplazar al interés general. Para contrarrestar tales tendencias resultan útiles trabajos como los del IEEFA, entidad especializada en investigaciones sobre asuntos económicos y financieros relacionados a la energía y al ambiente cuyo financiamiento proviene de organizaciones filantrópicas.

En el estudio citado el análisis parte del examen de la Ley Para Transformar el Sistema Eléctrico de Puerto Rico (Ley 120) que el gobernador firmara en junio de 2018. Esta, junto a la Ley de Alianzas Publico Privadas (Ley 29 de 2009) , provee el andamiaje legal para un proceso expedito de privatización de la AEE. Básicamente, la generación de energía estaría a cargo de empresas privadas mientras la transmisión y distribución le correspondería a un concesionario. Todo esto bajo el palio de de contratos de largo plazo. 

La gran paradoja de dicho andamiaje legal es, según la investigación del IEEFA, que permite un proceso de privatización y contratación carente de transparencia y con numerosas lagunas, análogo al escandaloso historial de irregularidades que ha colocado a la AEE en la triste situación operacional y financiera en la que se encuentra. En otras palabras, no se supera el vicio de contrataciones leoninas inspiradas en arreglos políticos. Además, el proceso luce como un mecanismo para facilitar el desarrollo del uso del gas en lugar de velar por el cumplimiento con las metas vinculadas al tránsito hacia el uso de recursos renovables. En resumidas cuentas, el diseño parece favorecer al interés privado a expensas de los clientes y del pueblo de Puerto Rico.

En la consideración de las políticas públicas, sobre todo cuando se mezclan con intereses torcidos, suelen destacarse, inclusive exagerarse, los beneficios e ignorarse los costos. Para incorporar los mismos en el cuadro contable no se puede hacer caso omiso de los hechos que la realidad dicta. El estudio del IEEFA no pasa por alto la debilidad actual, y en el futuro previsible, de la economía de Puerto Rico. Tampoco quedan fuera de su radar los fondos federales orientados a la infraestructura eléctrica. Pero también incluyen la dinámica del precio del gas, la demanda declinante por electricidad, las restricciones que supone el peso de la deuda, los riesgos que implica el financiamiento en un ambiente de incertidumbre, la intervención de la Junta de Supervisión (Control) Fiscal y el impacto de un diseño de privatización con un “mínimo de reglamentación de largo plazo y un máximo de interferencia política”, con el costo en corrupción que esto conlleva.

Todos esos factores se incluyen en el modelo del IEEFA para estimar el costo de la privatización. Por ejemplo, en la instancia del financiamiento se anticipa, ante las innegables condiciones de riesgo, un interés alto: 11 por ciento. Por iguales razones se espera la exigencia de altos rendimientos del capital propio(“return on equity”) : 17 por ciento. De hecho, en condiciones de riesgo provocadas por circunstancias críticas se ha llegado a requerir rendimientos de hasta 25 por ciento.

Los costos, claro está, se reflejan en la tarifa que paga el usuario. Si la privatización propuesta se llevara a cabo el estudio de referencia estima que la tarifa para el año 2024 subiría a 27 centavos por kilovatio-hora. Esto es 18 por ciento más alta que la de 22.7 centavos que prevaleció durante el año 2018 y 35 por ciento más alta que la de 20 centavos que establece como meta el Plan Fiscal certificado de la AEE. Tal tarifa de 27 centavos para el 2024 se estima sobre bases reales (dólares de 2018).

Ante tal cuadro, si en verdad se aspira a modernizar, despolitizar y superar arreglos onerosos en el sistema de energía eléctrica, es imperativo explorar alternativas. El estudio identifica varias fuentes alternas de financiamiento. Destaca, entre otras, a la “Rural Utilities Service” del Departamento de Agricultura Federal, ampliamente utilizada por entidades públicas en Estados Unidos. La propia AEE ha recurrido a tal financiamiento en el pasado. Sus intereses están en estos momentos alrededor del 5 por ciento. Las cooperativas de electricidad –tan invocadas en la actualidad– también tienen acceso. 

Si se buscan fuentes de financiamiento menos costosas, si de verdad se reestructura la deuda y se elimina ese peso de carácter insostenible, si se diversifican las matrices energéticas mediante el uso de recursos renovables y si se reorganiza a la AEE para liberarla del lastre político y de las prácticas corruptas, entonces la senda, aunque empinada, sería más prometedora. La privatización propuesta, concluye el estudio, le cierra el paso a tal senda.

Hay que enriquecer la discusión en torno a la AEE. En el expediente, al que se suma el reciente trabajo de la IEEFA, ya se cuenta con varios aportes. Se necesitan más luces y menos sombras…

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