Rosa Vanessa Otero
Especial para En Rojo
En la escena musical puertorriqueña actual hay mujeres que adelantan con sus voces un camino en construcción y de ellas será la gloria cuando se reconozca que en Puerto Rico hay una gran veta de cantautoras y productoras que están a la vanguardia del llamado indie-folk o música alternativa local.
Del bolero a la nueva canción
Ha pasado un siglo desde que Sylvia Rexach (la Julia de Burgos del bolero puertorriqueño) dejara sus letras impresas en nuestra memoria colectiva. Entre ella y las voces actuales media una genealogía de compositoras pioneras en distintos géneros. Las de su época privilegiaron el bolero y el filin (Puchi Balseiro y Ketty Cabán, por ejemplo), aportando una perspectiva femenina (no siempre feminista) a unas narrativas musicales hasta entonces contadas por el varón. Un caso aparte es Myrta Silva, quien además del bolero cultivó la el humorismo a través de la guaracha.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, las cantautoras matizan el tema amoroso e incorporan, dentro del amor, la política y dentro de la política el amor. Como el resto de intérpretes de la nueva canción y la nueva trova, Zoraida Santiago y María Gisela Rosado encuentran en la poesía y en la tradición musical y folclórica del continente hispanoamericano sus referentes principales. Sin dejar de aportar sus letras originales, ambas se ocupan de divulgar poemas de la región dándoles forma musical. Es obligado aquí recordar que mucho de lo que se conoce popularmente de la poesía de Puerto Rico dentro y fuera del archipiélago llega al público a través de las versiones de Zoraida como solista o en colaboración con Roy Brown (“Aires Bucaneros”…). A María Gisela se deben también versiones musicales de poemas de la región centroamericana.
Entre el walkman y Spotify
Las del setenta y ochenta son las compositoras de entresiglos que más cambios han atestiguado en los medios de producción musical. No han pasado cincuenta años entre la aparición del walkman (1979) y de Spotify (2008) y estamos en una época totalmente distinta en la manera de relacionarnos, intérpretes y público, con este animal lustroso que es la música.
Pasar del vinilo al casete durante los años sesenta y al CD en los ochenta hizo más portable la música sin alterar demasiado su forma. Pero el salto del estudio de grabación comercial al doméstico GarageBand, o de la transmisión radial regulada a la popularización del podcasting de libre acceso, nos mudó de repente a un nuevo ecosistema sonoro. Basta con explorar la web para descubrir un repertorio mucho más variado y complejo del que conocíamos quienes nacimos durante la transición.
Es cierto que la oferta musical, tanto como el sonido en sí, puede fluctuar entre el aficionismo y el arte, lo rudimentario y lo elaborado, la mediocridad y el virtuosismo, o el calco y la singularidad. E incluso habrá muchas variantes intermedias. Lo que no puede negarse es que la liberalización del acceso a los medios de producción y divulgación ha favorecido el despegue de una música alternativa que se desea y se piensa independiente y globalizada. En este contexto florece un indie puertorriqueño de gran calidad en el que las mujeres están sobresaliendo.
La mayoría de las jóvenes que abren camino a las de mañana son nativas de la era digital y tienen la edad del streaming (c. 1993). Y ya deben estar circulando en la red otras creadoras, contemporáneas de Facebook (2004-).
Insistir en las fechas me interesa, no porque me importe la edad cronológica de una artista, sino porque mi medianía de edad me impone leer y escuchar este presente sin desconectar de lo que precedió. El entusiasmo ante lo nuevo es más placentero cuanto más informada se está acerca de lo que sonó, lo que suena y prepara el oído para lo que sonará.
Alternativas e independientes
Con la notable excepción del estrellato de Kany García en el pop durante los tempranos años 2000, la música que componen nuestras artistas no se produce bajo contrato con las grandes disqueras. Generalmente, quienes se dedican al arte duro de escribir, componer y cantar su propia música también se hacen cargo de producirla. Su creatividad prospera primero fuera del circuito dominante y masivo y avanza de manera independiente en las plataformas digitales. La adopción por un sello, si llega, ocurre después.
Las voces del nuevo siglo ganan un público fiel y selecto que sabe cómo buscarlas en la red. …Y ellas salen al encuentro de ese público lo mismo mediante el live virtual que el espectáculo presencial, sin sobre exponerse a los medios de comunicación comerciales.
Esta independencia, sin embargo, no suele ser un proceso en solitario, sino solidario. La colaboración entre pares distingue muchos de los trabajos alternativos.
A esta independencia se suma la libertad en el manejo de la imagen. Algunas exponentes podrían hacer desesperar a maquillistas y fashionistas de agencia: se visten, peinan y maquillan o desmaquillan como quieren. No van a negociar un branding contrario a su carácter individual.
La experimentación audaz con tantas formas musicales como les sean útiles para expresar su contenido es uno de los frutos más importantes de esta libertad.
No hay una canción ni una cantautora idéntica a la otra. Incluso cuando integran ritmos o sonidos conocidos, de la mezcla surgen combinaciones inéditas.
Llamarle indie-folk a lo que este tipo de artista hace es ajustarse por fuerza a unos términos acuñados por la industria de la producción musical y el sistema de los motores de búsqueda en las plataformas digitales. Se trata de emparejar así lo que es, de suyo, heterogéneo e inclasificable. Hay en esta corriente alternativa muchas expresiones familiares con las que podemos conectar y, precisamente por esto, la extrañeza nos sorprende cuando de la combinación surge algo desconocido.
Notas para un playlist
En lo que va de siglo XXI, la cantera de talento es impresionante. El archipiélago está dando artistas dotadas con voces y mentes musicales a la altura de las ancestras y maestras del sur latinoamericano como Violeta Parra o Mercedes Sosa, por mencionar algunas de las fuentes que las alimentan.
La variedad de temas pasa por lugares poco transitados por la canción comercial. Practican un feminismo de sentido más político y colectivo que relacional o individual. Unen a la contemplación de la naturaleza la conciencia ecológica y la autorreferencialidad. Promueven una narrativa autóctona sobre la raza. Se asumen como cuerpos e identidades disconformes. Y tratan la música como arte y comentario cultural…
MiMa
Durante la primera década sobresale Yarimir Cabán (n.1967), cuya primera producción independiente lleva su nombre artístico: MiMa (2005). A esta sigue El pozo (2011), en la que colabora la cantante y escritora dominicana Rita Indiana.
En su viaje de dieciocho años como solista, MiMa transita por múltiples parajes musicales. Se pasea entre el reggae, la música electrónica y el dub; suena a África, al gran Caribe y a Brasil; últimamente versiona a Palés, interviene la bachata o le somete a la décima espinela. Los sencillos Ñam-Ñam, Dos Amores, La máquina patinaba, Bachaqué y El Arca de MiMa son algunos de sus trabajos más recientes.
Ya sea en solitario o en junte con el grupo IFÉ de Otura Mun o el International Dub Ambassadors, por la voz y el ingenio de quien fue corista de Cultura Profética canta un juglar audaz y performero que provoca los sentidos y el sentido. Sus letras son un comentario cultural llevado con humor y destreza expresiva. Su sonido revela una vocación por el experimento y la síntesis y en sus letras se aprecia una valoración entrañable por la historia poética y musical del país.
(Un artículo aparte merecen las innovadoras de los géneros autóctonos que coinciden cronológicamente con el relevo generacional del XX al XXI. En la trova campesina sobresale Chabela (María Isabel Rodríguez González, 1977). Y en la nueva canción, la finada guitarrista y cantautora Ivania Zayas (1976-2015), una figura que pudo haber dado continuidad a dicha corriente.)
Nore Feliciano
En la segunda década se suman a nuestro indie otras voces notables. Entre estas, destaca la tecladista, guitarrista y productora musical Nore Feliciano, quien se presenta en 2013 como cantautora con el álbum que lleva por título su nombre. La también integrante de “La Banda Acústica Rodante” de Tito Auger y Walter Morciglio, cultiva un cruce de pop rock con jazz moderno.
Andrea Cruz
En 2014, surge el primer proyecto de Andrea Cruz con el título Amapola. A este debut siguen Tejido de laurel (2017) y Sentir no es del tiempo (2020). Su música bebe de la tradición folklórica sudamericana, a la que añade una creatividad poética muy orgánica, en una voz que fluye de modo natural del susurro al clamor poderoso y abierto en las notas altas. Andrea ha participado en la prestigiosa serie “Tiny Desk Concerts” de la National Public Radio de los Estados Unidos (NPR) en 2019 y ha obtenido reconocimiento internacional por su sencillo Véngole, grabado con la colaboración de la guatemalteca Gaby Moreno.
iLe
En 2016, ya con gran notoriedad por su trabajo como vocalista de Calle 13, iLe (Ileana Mercedes Cabra Joglar, 1989) inicia una nueva etapa como solista y compositora con su EP Ilevitable, por el que obtiene un premio Grammy y el reconocimiento de la revista Billboard. A este siguen Almadura (2019) y Nacarile (2022). La crítica sociopolítica que distingue sus letras la ubica a la vanguardia de la canción de activismo feminista y anti colonialista dentro de una expresión urbana que incorpora en su lenguaje sonoro las tradiciones musicales latinoamericanas y antillanas actualizándolas con sentido crítico y metafórico.
Maricelis Nogueras
Ya en 2022, estrenan los sencillos Nuevo calendario y Te buscaba, de Maricelis Nogueras. Sus composiciones aportan un nuevo acercamiento al pop rock en español. Su sonido puede apelar a un gran público por la cercanía y fluidez de su lenguaje poético y musical, cuyo timbre y estilo recuerda el de la española Rosana. Su primera colección, Donde no puedas amar estrenó en 2023.
Julia Inés
Durante este mismo año incursiona Julia Inés (Laura García, 1996), autora del sencillo Un huequito y el EP Con el corazón en la mano. Sus canciones tratan experiencias y emociones fuertes o incluso devastadoras, que en su voz aterciopelada y serena adquieren una suavidad inusual. En su trabajo musical hay resonancias de la música country norteamericana así como de los sonidos andinos tradicionales.
Esta cantautora, quien además es trabajadora social, emplea algunas de sus letras en talleres de prevención y recuperación del abuso sexual y la violencia por género. En sus vídeos y presentaciones incorpora visualizadores y lenguaje de señas para personas con diversidad funcional.
Fabiola Méndez
La primera persona en graduarse de Berklee College of Music con el cuatro como instrumento principal funda bajo su nombre el grupo The Fabiola Méndez Trío. Entre sus seis producciones musicales se encuentra Afrorriqueña, una colección de poemas escritos por mujeres puertorriqueñas afro a los que Méndez da forma musical. La cuatrista y cantante discurre con agilidad entre el jazz moderno y la música autóctona boricua, así como entre el inglés y el español. Artista polifacética, produce la serie audiovisual de literatura oral “Negruras” en la ciudad de Boston.
Tanicha López
La cantautora y productora afro boricua Tanicha López, quien colabora asiduamente con las bandas Cultura profética, Pincel y Misa e´Gallo, exhibe un estilo híbrido entre jazz experimental, reggae, neo soul, gospel y otros géneros musicales. Con un marcado gusto por la improvisación vocal, Tanicha ejecuta su canto con gran libertad interpretativa tanto en inglés como en español. Su respetable trayectoria de presentaciones en vivo la ha llevado a interpretar su música en el Kennedy Center. Es la artista invitada del quinto episodio del canal virtual de música independiente Tranquilo Quieto Sessions. Estrena Protesta a la Propuesta en 2022 y La burla en 2023.
Alisa Amador
La ganadora en 2022 del Tiny Desk Contest de la NPR es una joven puertorriqueña bilingüe criada y radicada en Boston. En la página web de Alisa Amador (n.1996) se describe su música como “una síntesis de los muchos estilos que ha absorbido con voracidad: rock, jazz, funk y folclor alternativo, todo envuelto por el espíritu de la música latina con la que creció”. Amador se da a conocer en 2021 con el EP Narratives, por el que obtiene una excelente acogida de la crítica. Se destaca, entre otros aspectos, el poder evocador y emotivo de la vocalización, la cercanía de una voz delicada que contrasta con la agudeza de las letras y la precisión técnica en el uso de la guitarra. Aunque la producción es mayormente en inglés, la cantautora incluye algunas piezas en español.
“Celebremos Nuestras Voces”: una temporada especial en Alapoesía
Valga esta extensa aunque incompleta nota a nuestro indie para anunciar una pequeña muestra de artistas que formarán parte de la primera serie especial “Celebremos nuestras voces” que se transmitirá a partir del 27 de diciembre de 2023 hasta el 17 de enero de 2024 en el programa radial y podcast Alapoesía de Cadena Radio Universidad de Puerto Rico.
La temporada inaugural consta de cuatro episodios con la participación de: Andrea Cruz (27 de diciembre), MIMA (3 de enero); Maricelis Nogueras (10 de enero) y Julia Inés (17 de enero). Co producen las entrevistas Diana Bernard, Niva Milagros de Jesús y Rosa Vanessa Otero, con la dirección técnica de Fidel Arocho Santiago.
Alapoesía es un espacio de encuentro y expresión para artistas de la palabra fundado en 2019 por la autora de este artículo. Los episodios se transmiten todos los miércoles a las 3:00 p.m. por las frecuencias 89.7 FM San Juan y 88.3 FM Mayagüez y streaming digital desde las plataformas de www.wrtu.pr. Los podcasts quedan alojados permanentemente en Spotify y otros servicios en línea.
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