¡Qué vivan los estudiantes!

 

Especial para En Rojo

Que vivan los estudiantes
Jardín de las alegrías
Son aves que no se asustan
De animal, ni policía
Y no le asustan las balas
Ni el ladrar de la jauría
Caramba y zamba la cosa

Qué viva la astronomía

                        Violeta Parra

 

Los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico han aportado a la lucha por la democracia y la libertad de pensamiento en el ámbito caribeño mediante protestas y huelgas a lo largo de toda  su historia. Al igual que los estudiantes dominicanos que lucharon contra la dictadura de Joaquín Balaguer representados en la obra Charamicos de la escritora dominicana Angela Hernández, combatieron tanto el dominio interno como  el extranjero. En la década del cuarenta alzaron su voz por la prohibición de usar el teatro de la Universidad para escuchar a don Pedro Albizu Campos durante la época de la Ley de la mordaza impuesta en el 1948.

El Consejo de Estudiantes se organiza en 1941 bajo la presidencia de Yamil Galib y luego se funda la Sociedad Independentista Universitaria en 1944, entre otros grupos afines. Según Malena Rodríguez Castro en su ensayo La década de los cuarenta: de la Torre a las calles, los estudiantes asumieron la crítica al occidentalismo y fiscalizaron las prácticas administrativas y financieras de la institución.

A fines de la década del sesenta se dieron encuentros entre los estudiantes y la policía con motivo de las protestas estudiantiles por la militarización de la UPR como ha debatido Arcadio Díaz Quiñones en su libro La memoria rota en el que expone las vivencias de esos años en que el autoritarismo colonialista y el belicismo condujeron al asesinato de la estudiante Antonia Martínez. El juez Hiram Sánchez le dedicó un libro a la misma y el cineasta José Artemio Torres realizó un documental en el que recoge los testimonios de personas cercanas a su vida como su hermana, el propio juez Sánchez y el mismo director de la película quien estuvo a su lado cuando un guardia le disparó sorpresivamente.

En esos años finiseculares se dieron revueltas estudiantiles en distintas partes del mundo. La más conocida en América Latina se dio en el 1968 debido a las protestas de los estudiantes de la Universidad Autónoma de México: la Masacre de Tlatelolco. Estos fueron torturados y los muertos llevados en camiones, transportados a otros lugares para no dejar huellas y desaparecerlos. La escritora Elena Poniatowska escribió un testimonio/crónica sobre los hechos en que recoge distintas voces que narran lo sucedido y el entrampamiento a los estudiantes en la plaza que había sido rodeada por francotiradores. El gobierno mexicano preparaba una actividad internacional deportiva y no quería que las protestas estudiantiles la opacaran. Ignacio Taibo narra los sucesos de Tlatelolco en una de sus novelas, al igual que Roberto Bolaño en su obra Amuleto, quien la cuenta primordialmente desde la voz narrativa de una mujer llamada Auxilio Lacouture.

Me gustan los estudiantes
Que rugen como los vientos

En las dos décadas siguientes a los sesenta surgió la Federación de Universitarios Pro Independencia (FUPI), a la cual pertenecí en la UPR de Mayagüez. Su irrupción en el campo académico incorporó nuevas formas de entender la educación. Los libros que se vendían en los pasillos del Recinto reunían a Paulo Freire con su Pedagogía del oprimido, a Franz Fanon con su libro Los condenados de la tierra, textos feministas y a lecturas sobre teología como la encíclica Paz en la tierra de Juan XXIII. Al pasar los años estas lecturas formarían parte de los textos académicos, de las epistemologías poscoloniales y de los estudios culturales. El cristianismo nutría el pensamiento estudiantil y al pensamiento socialista como ha advertido Rafael Díaz Salazar en su libro La izquierda y el cristianismo.

En la UPR de Río Piedras la lucha política se incorporaba a la solidaridad con el sindicalismo. A pesar de esto, un sector de los estudiantes que formaban parte de la FUPI sostenían el autoritarismo que permeaba en el socialismo de ese entonces y que ha sido criticado por la propia izquierda. Todavía la diversidad sexual se ocultaba y el feminismo batallaba por obtener mayor representación. En el 1981 fui testigo de la toma de la universidad por la fuerza de choque de la Policía de Puerto Rico. Los pasillos estaban vigilados y se prohibían las reuniones. Los carros policiacos vigilaban las salidas de los edificios. El Colegio de Abogados tomó la decisión de entrar a sus miembros como observadores por la crasa violación de derechos humanos que esto suponía.

Con el auge del capitalismo salvaje desde antes del 2010 los estudiantes  han luchado con ahínco por detener el aumento de la matrícula, la mayor razón para la deserción y con ello de la merma de la población estudiantil en la Universidad de Puerto Rico, además de la restricción pedagógica que implica el uso único de las pruebas estandarizadas. En el capitalismo caníbal del que habla Nancy Fraser, en medio de un grosero  neoliberalismo,  la universidad sigue siendo forjada por un estudiantado que trabaja la esperanza y la utopía comunitaria.

Me gustan los estudiantes
Porque son la levadura
Del pan que saldrá del horno
Con toda su sabrosura!!!

 

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