No me la quieren dar pero se pasan en mis estoris

[dis] Local

 

 If a work of art can become a commodity,
and if this process seems fated to occur, it is
also because the commodity began [historically] by putting into work, in one way o
another, the principle of art itself.- Jaques Derrida[1]

Have fun. If not, you´ll bore us. – Marcel Duchamp[2]

Los cambios culturales actuales a nivel global han posicionado a Puerto Rico como una de las capitales culturales a partir de las “aportaciones” desde la industria de la cultura visual que somos ante nuestros ojos y los del mundo. Durante los últimos 5 años, este archipiélago se ha destacado, entre algunas cosas, por renunciar a un gobernante y hacerse escuchar ante las diferentes situaciones que afectan al país señalando sus consecuencias políticas, sociales y económicas. Mediante las obras del artista, educador y malabarista Jean Michael Vissepó Ocasio (Crayon.Papi, en instagram), se reflejan instancias de nuestro diario vivir que permiten narrar una realidad palpable a través de su práctica en el espacio público, en el salón de clase y en su estudio. Por medio de su práctica artística, Vissepó Ocasio logra capturar y transmitir la idiosincrasia boricua[3] desde diferentes perspectivas. Utilizando materiales no tradicionales dentro del juicio de valoración del high art, se incorporan como vehículos principales el material descartado y reutilizado como soporte y medio de la práctica artística de Vissepó Ocasio. Aunque de primera instancia estos datos pueden ser una nota al calce, esta intencionalidad es la que dirige el vocabulario visual del artista desarticulando conscientemente su formación y la estética del “buen arte”. Este modo de representación contribuye al surgimiento de nuevas iniciativas artísticas participativas, gestadas desde el espacio público que exploran nuevas formas de socialización por medio de experiencias estéticas de nuestro entorno.

 Según establece Reinaldo Laddaga en su texto “Estética de la emergencia”, nos encontramos en una fase de emergencia de la configuración cultural[4] de la modernidad estética. En otras palabras, culturalmente nos encontramos abiertos a visibilizar otros medios y representaciones no tradicionales de producción artística ante una nueva realidad sociocultural y política. Es por esto por lo que, a través de ello, Vissepó se apropia del discurso del bad painting, el pop culture local y nuestra memoria visual como ese vehículo para dialogar sobre la realidad actual. Por consecuencia, integra íconos (explícitos o líricos) como El acróbata de Puerto Rico (Carlitos Colón), la importancia/permanencia del voceteo como método de vocalización de mensajes disidentes a todo volumen en espacios públicos, el lenguaje y cómo nos relacionamos con el conjunto de símbolos dispuestos de diferentes maneras para comunicar utilizando menos.

Aunque el término de bad painting se acuñó por primera vez en 1978 en la exhibición (con el mismo nombre), hablaba sobre la producción actual en su momento y la revaloración del arte luego del auge del minimalismo en los años 1960, ésta nueva manera de producir imágenes se convirtió en un mock meta-critique[5] del sistema del arte. Como cualquier otro movimiento de vanguardia[6], las nuevas situaciones sociales y políticas contribuyen a la creación de nuevas maneras de cuestionar el (y nuestro) sentido común. Desde la utilización consciente del crayón como medio principal hasta la predilección del papel como soporte presupone un dominio estético capaz de dialogar con una cotidianidad accesible.  La influencia de la cultura popular en la obra de Vissepó, permite que su práctica artística se convierta en una actividad de subversión al utilizar el bad painting y sus intereses, como una práctica autónoma de comunicar su inmediatez. A su vez, este ejercicio se torna en un proceso de autorrealización que se vincula con sus posibilidades de compromiso político más allá de la importancia de la representación romántica y expresionista[7] de nuestra vida diaria, que a su vez es nutrida e influenciada por las redes sociales.

En “Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades”, Ana María Pérez Rubio establece que este intento de acercamiento entre arte y política se ha visto acentuado en las últimas décadas, en particular a partir de los años ochenta[8]. Tomando de partida la reutilización de la imagen o la proyección mediática como tema y objeto de arte el artista puede acercarse a la nostalgia utilizando estas representaciones. Pero para que estos dispositivos subversivos del arte resulten eficaces deben ser contextualizados para cada realidad local potenciando las posibilidades de develar los marcos de desigualdad en los que viven las personas.[9] Además le permite ampliar los sujetos, los objetos y los espacios adecuados para el debate, creando nuevos escenarios para la discusión y descripción de la vida en el trópico.

Por otro lado, la obra de Vissepó se destaca por apropiarse de la desconexión e irrelevancia existente entre los espacios museísticos y las instituciones culturales en el marco local como ente de quiebre estético. Es por esto que, al utilizar el arte como vehículo de opinión pública, le permite articular la conexión entre el hecho artístico y los fenómenos sociales que determinan su producción, recepción y su capacidad de promover una conciencia crítica. A raíz de ello, Vissepó Ocasio utiliza las redes sociales como plataforma neutral de alcance y cambia la relación que se establece entre la obra, el receptor y el artista, en especial, debido a la implicación del público en ella. Dejando que el espectador deja de ser un receptor pasivo, para asumir un rol activo mediante la interpretación y/o la manipulación, o bien involucrándose directamente en ella.[10]

Finalmente, Laddaga considera que estas prácticas artísticas constituyen el resultado de nuevos modos de producción eminentemente inmateriales y comunicativos, producidos tanto en el plano del trabajo como de la práctica política, las ciencias y las formas de circulación de información.[11] Más aún, Pérez Rubio recalca que se debe comprender el arte como proceso y actividad. Esto constituye un nuevo tejido social a través de programas de intervención capaces de restaurar el vínculo social. Sería, en consecuencia, un modo de implicación en la constitución de formas de vida en común y lugar para una experiencia autónoma, promotora de instancias de comunidad, libertad y emancipación.[12]

Es por esto que, el valor político de la obra de Vissepó-Ocasio, no solo se logra desde los materiales, el lenguaje visual y la idiosincrasia boricua sino más bien en el proceso mismo y en los modos en que se construyen formas de visibilidad y la ampliación de capacidades para construir de otro modo el mundo sensible.[13] No sería solo acercar el arte a los espectadores, sino hacerlos partícipes y colectivizar la producción artística para efectuar un futuro sostenible.

Referencias:

Adriana D’Ottavio (2011). Arte y política en Walter Benjamin. Hacia una estética materialista. IX Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.  https://www.aacademica.org/000-034/79 https://cdsa.aacademica.org/000-034/79.pdf
 Albertson, James, et al., «Bad» Painting, catalogue, New Museum of Contemporary Art, New YOrk, 1978. Recuperado de: https://d2b8urneelikat.cloudfront.net/media/collectiveaccess/images/1/3/3/78825_ca_object_representations_media_13387_original.pdf
Galfione, María Verónica. (2014). Estética y política: el debate contemporáneo en torno a las formas de la representación. Trans/Form/Ação, 37(1), 223-246. https://dx.doi.org/10.1590/S0101-31732014000100012
Hampton, S. M. (2011). Bad Painting and Kitsch. UC Riverside. ProQuest ID: Hampton_ucr_0032N_10669. Merritt ID: ark:/13030/m58s4srp. Retrieved from https://escholarship.org/uc/item/8jz5p0s4
Laddaga, R. (2006). Estética de la emergencia. La formación de otra cultura de las artes. Buenos Aires, Argentina: Adriana Hidalgo.
Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 191-210. Recuperado en 29 de septiembre de 2020, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-252X2013000200009&lng=es&tlng=es.
Rancière, J. (2010). El espectador emancipado. Buenos Aires, Argentina: Manantial.
Traba, Marta. “Myrna Báez : carta de desciframiento para entender idiosincracia boricua.” El Mundo (San Juan, Puerto Rico), October 23, 1976, 6-B. Recuperado de: https://icaa.mfah.org/s/es/item/1061008#?c=&m=&s=&cv=&xywh=-1116%2C0%2C3930%2C2199
[1] Derrida, Jaques, Spectres of Marx: The State of the Debt, the Work of Mourning, and the New International, trans. Peggy Kamuf (New York and London: Routledge, 1994), 162.
[2] Albertson, James, et al., «Bad» Painting, catalogue, New Museum of Contemporary Art, New York, 1978.
[3] Término utilizado por el artista para englobar la cultura popular puertorriqueña tomando en cuenta las intersecciones entre: los sistemas de creencias y religiosidad popular, la música, la televisión y los medios de comunicación locales, las maneras de socializar y el impacto en la expresión “cultural” como producto.
[4] Definido por Laddaga como: “Ese conjunto articulado de teorías explícitas, saberes tácitos, instituciones y rituales, formas de objetividad y en tipos de práctica.” (p.7)
[5] Utilizo el término tal y como aparece y se explica en la tesis Bad Painting and Kitsch, por Steven Michael Thompson, para mantener íntegra su interpretación.
[6] Los movimientos de vanguardia reciben este nombre en la medida que provocan rupturas de la tradición, ya sea con relación a las formas artísticas dominantes, las instituciones o el gusto hegemónico en el campo estético; así mismo con la función que la sociedad burguesa le asigna al arte, es decir, la destrucción de la doctrina del arte por el arte que lo constituye en un simple artefacto decorativo para colocarlo al servicio del hombre mediante la construcción de un nuevo orden emancipador. Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 197.
[7] Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 194-195.
[8] Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 192.
[9] Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 196.
[10] Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 194.
[11] Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 196.
[12] Pérez Rubio, Ana María. (2013). Arte y política: Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 195-196.
[13] Concepto trabajado por Rancière en el texto “El espectador emancipado”, citado en el artículo de Ana María Pérez Rubio.
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