Por Luz Nereida Pérez/Especial para En Rojo
Es la tercera novela histórica que leemos de la autoría de Vionette Negretti. La primera fue Tiempos revueltos, en la que narra el devenir histórico del Partido Nacionalista y la revolución de Jayuya de 1950, a través de la extraordinaria figura de Elio Torresola. La segunda, Sabrás que te quiero (Mariana Editores, 2017), tiene un pie en la revolución jayuyana, pero se ambienta en el Viejo San Juan, y ahora leemos El cascabel de la Luna (Mariana Editores, 2019) con ambientación en la historia de la Isla Nena de Vieques, desde los tiempos precolombinos hasta un futuro imaginado.
Vionette Giovanna Negretti trabajó como periodista, tanto en la prensa escrita como en la radial y televisiva, antes de dedicarse de lleno a la escritura. Tiene raíces familiares viequenses, además de haber pasado largas temporadas en la Isla Nena durante su niñez y adolescencia, por lo que conoce de primera mano la geografía y las narrativas reales y legendarias que corren por esas tierras.
En las tres entregas editoriales, la disciplina formativa en el periodismo de su autora se percibe en la meticulosidad con que indudablemente realiza sus investigaciones para dar fondo y forma a su producción novelística. En Sabrás que te quiero, por ejemplo, nos pareció fascinante, entre otros detalles, la minuciosa descripción de los productos en venta en el mercado del Viejo San Juan de fines del siglo 19 y principios del 20, enumerados uno tras otro en sensorial desfile ante nuestros ojos. Al leer El cascabel de la Luna, no nos cabe duda de que la periodista Negretti leyó exhaustivamente abundantes fuentes documentales para poder imbricar hechos históricos de Vieques en medio del quehacer creativo de su novela. De igual manera, también revisó fuentes periodísticas actuales, alusivas a todo lo ocurrido alrededor del embate en la Isla Nena del poderoso huracán María, entre otras actualidades del País, y de Vieques en particular. No contenta con ello, también se asesoró con reconocidos economistas y un abogado para la recreación, en los segmentos finales de la novela, de un futuro imaginado para el pueblo y las tierras viequenses.
Todo este entramado histórico se hermana con la fantasía novelística de mujeres que viajan en el tiempo y el espacio vital, por medio de la magia del sonido de un poderoso cascabel agitado en un lugar específico en la geografía viequense en noches de luna llena, que las remueve de sus respectivas épocas para catapultarlas hacia siglos futuros. Las cintas de cada cascabel, según su color, determinarán el derrotero en el viaje del tiempo de quien lo agita. Así la cinta azul conllevará viajes; la roja, amor; la verde, buena suerte; y la amarilla, dinero. Cascabeles y cintas agitados por mujeres con el común denominador de tener casi todas el cabello rojo, de amar la tierra de Santa Úrsula (Vieques) y de no temer a las consecuencias de sus actos. Mujeres arrojadas, valientes, emprendedoras y pletóricas de dignidad e inteligencia.
Así participaremos, como lectores de esta novela, de las vivencias de la taína Anaí, nieta de Maibona, gran señor de Bieke; de las de Alienor (Leonor), francesa de cabellera roja, hermana del templario Guillaume de Nins. Más tarde en la trama conoceremos a Rebeca, hija de Roque de Santander, tataranieto de Leonor de Nins y tendremos la oportunidad de familiarizarnos con las personas de Simón Bolívar; con su mano derecha, el fajardeño Antonio de Valero y Bernabé; y con un supuesto capitán de los barcos bolivarianos de nombre Francisco del Toro. Personajes a través de cuyas vivencias se va trazando la historia de Vieques.
Llegaremos al Vieques del 2015 junto al personaje de Teresa y comenzaremos desde ahí a repasar experiencias vividas por la mayor parte de los lectores y lectoras de esta novela histórica hasta conducirnos hacia un posible futuro reivindicador, digno y beneficioso para Vieques y sus habitantes.
En esta etapa de la obra, se nos presentan las críticas al sistema de lanchas que tanto agobia a los residentes de la Isla Nena; la historia del acaparamiento de las tierras viequenses por la Marina de los Estados Unidos y la salida de estos, gracias a la prestigiosa disciplina implícita en la desobediencia civil que nos legaron Mahatma Gandhi y Martin Luther King. También podremos apreciar una detallada descripción del “hombre de Puerto Ferro”, hallazgo arqueológico de restos indígenas en Vieques.
La autora señala al principio de su libro que los eventos alrededor del siglo 21 viequense son meros “elementos de ficción novelesca” y al final incluye una larga lista de agradecimientos que nuevamente dan fe de la meticulosidad investigativa de Vionette Negretti. Lista encabezada por la extraordinaria figura del venezolano Simón Bolívar (Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios), que honró con su presencia a la Isla Nena, donde se detuvo para abastecer de agua a sus barcos. Agradece también a los valientes pescadores viequenses por su lucha contra los enormes acorazados de la Marina de Estados Unidos, valiéndose de sus embarcaciones de pesca; al pueblo viequense por su resistencia ante tanta adversidad y a activistas como Carlos Ventura, Ismael Guadalupe y Robert Rabin. Finalmente da las gracias Vionette Negretti, entre otras personas listadas, a quienes denomina su “Equipo de Ensueño”: Pedro Brás Casanova, Carmen Espina y Javier F. Pagán, que le ayudaron a trazar todo lo concerniente a la parte final de esta novela.
Como es costumbre en sus novelas históricas, en esta también se incluyen fotos. Esta vez podemos apreciar fotos de la Tumba del Hombre de Puerto Ferro, del monolito en forma de tortuga ubicado al lado de donde fueron encontrados estos restos, una fotografía del activista Ismael Guadalupe junto al busto en honor a Simón Bolívar que está en la plaza pública de Vieques y finalmente cierra con una fotografía de las ruinas de la hacienda azucarera Playa Grande.
La lectura de esta novela de Vionette Negretti, con todo el valioso trasfondo histórico y vivencial de las vicisitudes del pueblo de Vieques, indudablemente mantiene vivo el reclamo de Paz para la Isla Nena. Exigencia que no terminó con el cese de los bombardeos y prácticas militares porque queda mucho por hacer y resolver en este pueblo para quien aquellas palabras del poeta cialeño Juan Antonio Corretjer, “La vida es lucha toda”, son vivencia cotidiana en todos los aspectos.
Disponible en la Claritienda.