Death on the Nile: ¡Qué placer verlo en pantalla gigante!

En Rojo

Después de casi dos meses de no estar en Puerto Rico, pasé cuatro días allá y mi 1era actividad fue ir al cine. ¡Cuánto extraño no poder ir a una sala de cine varias veces a la semana! Gracias a las plataformas de Netflix, HBOMax, Prime, Hulu, AppleTV, etc. he podido disfrutar de muchos estrenos del 2021 y de 2022 en un televisor de 40+ pulgadas (nada de 50+ porque no cabe en la habitación), pero es imposible igualar la experiencia. La versión fílmica más reciente de la novela de Agatha Christie, Death on the Nile es la mejor expresión de este medio.

Director: Kenneth Branagh; guionista: Michael Green; autora: Agatha Christie; cinematógrafo Haris Zambarloukos; elenco Kenneth Branagh, Letitia Wright, Sophie Okonedo, Emma Mackey, Armie Hammer, Gal Gadot, Tom Bateman, Annette Bening, Rose Leslie, Ali Fazal, Jennifer Saunders, Dawn French, Russell Branch.

Dirigida por el excelente actor clásico y moderno de teatro y cine, Kenneth Branagh (su filme Belfast de 2021 nominado por Mejor Película y Dirección), Death on the Nile tiene una impresionante puesta en escena con una selección musical integrada a la historia, recreación de época, escenografía, vestuario, coreografía, diálogo y fotografía que nos ofrece un viaje a un pasado recreado con el cuidado de un pincel. Comenzar con la destrucción de una generación de jóvenes en la 1era guerra mundial (1914) para luego transportar a lxs espectadorxs a la entreguerra (1937), a través del personaje  belga, Hercule Poirot, es la manera en que historiza la definición de clases y el olvido fomentado por los manejadores de las nuevas riquezas. Por eso Egipto es un patio de recreo para este grupo celebratorio de una boda que, a pesar de su exuberancia, parece una obra mal montada. Eso es precisamente lo que explora Poirot, observando y guardando sus apreciaciones de la aparente farsa que montan los integrantes de este viaje por el Nilo.

Una de las bellezas de los escritos de Christie es el junte de personajes tan diversos y excéntricos que cada uno desarrolla su propia historia, comenzando con Poirot que es este ser obsesivo con los detalles, maniático con el orden de cosas, muchas veces insignificantes, (como “Monk”) y una seguridad que raya en la arrogancia de saber más que cualquier otro ser humano. Pero, eso sí, es hombre de pocas palabras (cree en la precisión de TODO) con una vida privada que nadie puede violar. La otra belleza y astucia de la Christie son los nombres de sus personajes que junta lo inglés, lo francés (Poirot es belga) y los lenguajes de los lugares colonizados por estos europeos. Algunos ejemplos de sus apellidos que denotan nacionalidad, fortuna (perdida o apropiada) y, por supuesto, clase: Bellefort, Ridgeway, Bourget, Van Schuyler, Bowers, Otterbourne, Katchadourian, Windlesham. Así que hay sirvientas y acompañantes que se ven obligadas a aceptar estas posiciones por ya no ser parte de esa clase de fortuna que puede tener múltiples empresas, alquilar un suntuoso hotel para celebrar el matrimonio ya consumado y costear el barco SS Karnak para pasearse por el Nilo con todos los invitados. Desde que conocemos a Mrs. Bowers y a Louise Bourget, sabemos que están inconformes con su nuevo oficio, pero por lo menos disfrutan de las excentricidades de la millonaria Linnet Ridgeway—quien costea todo—y Marie Van Schuyler, futura heredera de gran parte de la fortuna de Linnet, pero que cree en la nueva sociedad creada por la Revolución Bolshevique.

Poirot nunca es un ente extraño en estos círculos sociales por su fama de investigador de crímenes mayores y por eso una celebridad para los medios noticiosos. En este caso, la invitación del paseo por el Nilo viene de su amigo Bouc, quien como sobrino del dueño del Orient Express lo invitó al viaje anterior donde ocurre otro crimen que Poirot puede resolver. Esta vez, Bouc es sólo parte del entourage, acompañado de su madre, Euphemia, y con un interés muy especial en Rosalie, sobrina de la famosa cantante, Salome Otterbourne, a quien Poirot conoce cuando seis semanas antes celebraba haber resuelto un famoso crimen en Egipto. Así es precisamente que se montan los detalles para conocer e indagar en las vidas íntimas del grupo que se reúne para viajar por el Nilo y hacer una parada en Abu Simbel para ver y adentrarse en sus templos masivos. Este encuentro con un pasado tan lejano y misterioso me recuerda la escena central de la novela A Passage to India de E.M. Forster (versión fílmica 1984). La mirada de estos pasajeros—con la excepción de Poirot y otros conocedores del arte como Euphemia—es de ver todo como una diversión más en una excursión de un grupo de riquitos. Sabemos que cuando ese pasado no se toma en serio, las consecuencias llegarán muy pronto. En Murder in the Orient Express (dir. Kenneth Branagh 2017) el misterio y la investigación giraron alrededor de un asesinato, pero en Murder on the Nile parece que cada uno del grupo puede perder la vida violentamente. Y los dejo con esa información para que puedan sumergirse en el mundo de Christie/Poirot/Branagh.  

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