En saludo a las secuelas que se mantienen por largo tiempo

 

 

En Rojo

 Mission Impossible-Dead Reckoning Part One: Director Christopher McQuarrie; guionistas: Bruce Geller, Erik Jendresen, Christopher McQuarrie; cinematógrafo: Fraser Taggart; elenco: Tom Cruise, Ving Rhames, Simon Pegg, Hayley Atwell, Rebecca Ferguson, Vanessa Kirby, Esai Morales. Pom Klementieff, Henry Czerny, Shea Whigham, Greg Tarzan Davis.

Ya que parece que la cartelera de los cines apenas cambia (¿dónde están los cientos de estrenos semanales que se dan en Estados Unidos e internacionalmente?), aprovecho para repasar los Mission Impossibles que me han fascinado desde 1996 con recuerdos distantes del programa televisivo de 1966 a 1973. Confieso que soy una “follower” de los MI de Tom Cruise porque tienen la capacidad de lanzarme en un viaje que es improbable, pero que existe como posibilidad en la imaginación. Esto se debe no solamente a un guion que mantiene a un grupo junto a pesar de sus viajes a ciudades distantes, a los recursos tecnológicos y uso inteligente de gadgets de todo tipo (también soy una “follower” de James Bond), a situaciones casi imposibles de reponer y, por supuesto, a también tener adicción por Tom Cruise como Ethan Hunt.

El 1er Mission Impossible de 1996, dirigido por Brian De Palma (The Untouchables, Blow Out, Dressed to Kill, Casualties of War), es la época de la posguerra fría donde los rusos ahora son aliados y solo algunos fanáticos de la era anterior son peligrosos, los miembros del equipo deben seguir a un agente doble que necesita robar la otra mitad de un listado de todos los agentes secretos en Europa de los EEUU, para así venderlo al mejor postor. Pero el grupo no lo puede aprehender hasta que no haga la entrega final para así romper la red de espionaje mercenario. Esa 1era escena es la presentación del problema y todo lo subsiguiente es su análisis y estrategia para resolverlo. Cuando el grupo inicial se desbanda, Ethan Hunt tiene que formar un nuevo equipo de trabajo con una doble misión: hacer contacto con el comprador del listado, obtener copia del listado que está fuertemente protegido en una bóveda y descubrir quién en verdad abortó la 1era misión ya que siempre hay un “insider”. Como a De Palma le encanta rendir homenaje a sus directores admirados—lo que hace muy bien–, en este filme, copia de Topkapi (Jules Dassin, 1964) la escena del robo de la información de la computadora superprotegida.

Para Mission Impossible II de 2000, hay cambio de director a John Woo (Broken Arrow, Face/Off), con vasta experiencia en filmes de Hong Kong y de dos éxitos taquilleros de acción con John Travolta. El concepto original de un equipo a cargo de la misión finaliza cuando asesinan a todo el equipo y solamente queda vivo, Ethan H. Por eso en esta nueva misión se recluta a Luther Strickell (Ving Rhames) de la historia anterior, y una mujer, Nyah Hall (Thandiwe Newton) con excelentes destrezas de ladrona y relaciones amorosas con el enemigo. Ella se convierte en el interés amoroso de Ethan H y por lo tanto, los vuelve vulnerable a su enemigo. Bajo la dirección y gran experiencia en cine de acción de Hong Kong de Woo, el filme es un festín visual con múltiples escenas donde los carros, las motoras, los hombres corren, se detienen, dan vueltas en el terreno y el aire, se tocan, golpean y destruyen como si fuera una hermosa coreografía de danza moderna.

Mission Impossible III de 2006 tiene un nuevo director, J.J. Abrams, conocido por sus series de TV y que aquí se estrena en largometrajes de ficción. Como ya no hay un enemigo monstruoso como era entonces la URSS, las historias de intriga se centran alrededor de individuos que son parte de redes donde se trafica todo por un precio dentro de estas sociedades de estructuras globalizadas. En este episodio, la lealtad y la amistad no son tan peligrosos emocionalmente como el amor hacia una mujer que parece ser ese otro que existe en algún lugar del mundo para completar nuestras vidas. Ahí reside la vulnerabilidad de Ethan H. Luther (Ving Rhames) sigue integrado al equipo al que se añade Benji (Simon Pegg) y tiene un antagonista formidable en Owen Davian (Philip Seymour Hoffman). Cada confrontación parece ser mortal, pero siempre surge la posibilidad de revivir y volver a la normalidad a pesar de todas las traiciones y medias verdades. En la 4ta MI: Ghost Protocol (de aquí en adelante tendrán subtítulos), dirigido por Brad Bird, Rusia es central para la trama y para sucesos extraordinarios como hacer explotar el Kremlin. Hay escapes extraordinarios, secretos y traiciones dentro de los equipos de inteligencia e investigación estadounidenses y representantes letales de los varios grupos interesados en, este caso, recuperar códigos de lanzamientos nucleares. Jeremy Renner como William Brandt, quien es parte del IMF, pero desconocido de Ethan H, es un personaje que tiene que probar su confiabilidad todo el tiempo por decir medias verdades al equipo.

De Mission Impossible: Rogue Nation (2015) hasta el más reciente, el director ha sido Christopher McQuarrie y cada filme supera al anterior como sucedió con la serie de Bourne y Paul Greengrass. Ahora el enemigo no es un individuo sino “The Syndicate”, un grupo de terrorismo internacional, compuesto de agentes gubernamentales cuyas lealtades fluctúan según les convenga. Por eso, todxs son sospechosos de ser parte del engaño por obtener materiales letales para atacar a un supuesto enemigo. Mientras IMF permanece encubierto y con muy limitada comunicación con las agencias legales y el Sindicato encuentra maneras de apropiarse de identidades y así engañar al grupo de Ethan H. Benji y Luther, aunque surgen de otros espacios y misiones, son imprescindibles para desenredar las complicaciones de las misiones asignadas a Ethan H. Y aunque esta es la 2nda intervención de William Brandt en este equipo, siempre hay dudas sobre su lealtad y verdadero propósito. Ilsa Faust (Rebecca Ferguson) también se convierte en parte del equipo, aunque nunca se sabe cuándo va a seguir el plan del grupo o va a trabajar independientemente. En MI: Fallout (2018), se continúa la aventura de la anterior ya que el “Syndicate” se ha transformado en “los apóstoles” con la misma misión de salvar al mundo, aniquilando una gran parte de su población. Por supuesto, Ethan no puede depender tan solo de Luther y Benji porque los jefes fantasmas—ya que como misión imposible nadie toma responsabilidad—van a complicar el camino a seguir. Alan Hunley (James Baldwin) tendrá un discurso oficial y otro privado; Erika Sloane (Angela Bassett) ordenará que se sigan sus directrices y pondrá a su agente, August Walker (Henry Cavill), a la cabeza; Alanna Mitsopolis/Viuda Blanca (Angela Kirby) con su propia agenda será la intermediaria en la recuperación del plutonio; Ilsa, por su parte, seguirá otras órdenes para secuestrar o asesinar a Lane (cabeza del “Syndicate”). Hunt tendrá que navegar por todas estas tramas, recuperar el plutonio, atrapar a Lane y quedar vivo.

Y así llegamos a la más reciente aventura/misión de Ethan Hunt: Mission Impossible-Dead Reckoning Part One, con la promesa de una 2nda parte en 2024, pero debido a la huelga de los sindicatos de actores y escritores, con suerte 2025. Ethan H. está acompañado por sus dos constantes compañeros: Luther y Benjy, quienes son esenciales para que él pueda moverse de un lugar a otro, burlar la persecución de agentes federales, calibrar peligros para lograr su misión. Aquí volvemos—o por lo menos en esta 1era parte—a los enemigos solitarios con enlaces de grupos poderosos que no representan necesariamente a una sola agrupación y definitivamente, a una nación. El antagonista en este caso es Gabriel, un delicioso Esai Morales, que aparenta ser “suave”, aunque no parpadea si tiene que poner un explosivo en un aeropuerto lleno de viajeros. Regresa Ilsa Faust, igual de independiente y feroz, White Widow, igual de peligrosa por sus juegos de palabras y cuerpo y se añade a Grace (Hayley Atwell), que trabaja tanto para ella misma como vendedora de artefactos codiciados, como negociar/engañar al mejor postor. La palabra grupo/equipo es inexistente en su mundo. A Ethan H le toca lidiar con Grace, tratar de convencerla de que si trabaja con ellos hará el bien en vez de contribuir a la destrucción del mundo.

Termino señalando lo que hace a Mission Impossible tan aplaudida por un público amplio que parece expandir con cada capítulo: 1) las escenas de apertura, 2) la destrucción parcial (o no) de edificios históricos o de diseños sorprendentes, 3) riesgos físicos donde Hunt/Cruise expone su cuerpo al lanzarse de lugares con alambres, carros, motoras, aviones, trenes a velocidades que ponen la vida de todxs en riesgo, 4) el uso de máscaras con caras de otrxs para la confusión de los personajes en el filme y los espectadores, 5) las localizaciones que escogen para sus aventuras y encuentros. En este caso, en una de las primeras escenas del filme, la caminata—lenta o corriendo—dentro del aeropuerto de Abu Dahbi, donde todxs los personajes convergen, cada unx con su propia agenda, es un ejemplo de cómo la coreografía utilizada permite la fluidez de una trama muy complicada que es captada por cada unx como una misión suya.

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