Equalizer 3: fin de una gran secuela

En Rojo

 

Director: Antoine Faqua; guionista: Richard Wenk; autores: Michael Sloan y Richard Lindheim; cinematógrafo: Robert Richardson; elenco: Denzel Washington, Dakota Fanning, Eugenio Mastrandrea, David Denman, Sonia Ben Ammar, Remo Girone, Andrea Scarduzio, Andrea Dodero.

Al igual que Mission Impossible, el origen de The Equalizer es una serie de TV protagonizada por el actor británico, Edward Woodward como Robert McCall, de 1985 a 1989. Interesantemente, se utiliza este mismo título para la serie de TV en CBS de 2021, protagonizada por Queen Latifah como Robyn McCall. La premisa para los McCalls es la misma: después de haber trabajado para agencias gubernamentales de espionaje y de resultar en ser los mejores agentes de la agencia, deciden retirarse o desaparecer y así desasociarse y volverse ciudadanos privados que ofrecen sus servicios a los que no tienen acceso s una justa defensa. Pero mientras los Mission Impossibles siguen superándose en sus secuelas, este no es el caso de The Equalizer a pesar de los tres haber sido dirigidos por Antoine Fuqua.

El primer Equalizer de 2014, nos presenta a su personaje central único, Robert McCall, un Denzel Washington quien siempre, no importa el papel, le da una intensidad a su personaje que no podemos evitar ponernos a su lado. Aunque el filme se mercadea por su violencia es precisamente sus momentos de silencio lo que deslumbra ya que la violencia es excesiva sin tener razón de ser. Las escenas de McCall en su apartamento, excesivamente limpio y carente de personalidad, practicando su cotidianidad para alejar los fantasmas del pasado y luego su rutina en su trabajo en un almacén, crean la tensión que inmediatamente sentimos. Este hombre del que no sabemos nada es una olla de presión, pero no sabemos por qué, ni cuándo ni cómo va a explotar. Un encuentro casual de madrugada, en un diner en donde McCall va al no poder dormir y donde se encuentra con la vida nocturna, en este caso, de Teri, una jovencita prostituta atada a un círculo controlado por la mafia rusa, será el desestabilizador de su aparente normalidad. Cuando es brutalmente golpeada para que sirva de lección a las otras chicas, McCall decide “comprarla” de su manejador. De aquí en adelante se dará su transformación y su enfrentamiento con Teddy, el mensajero del dueño de la red mundial. Todo este segmento es lo usual del cine de acción de un solo hombre acabando con medio mundo.

El segundo Equalizer de 2018 es superior al filme original tanto por su historia, secuencia narrativa y desarrollo de personajes. Aquí se hilan varias historias y cada una contiene su propia trama con su exposición, desarrollo, clímax y denouement, desde la niña secuestrada por un padre que lo único que le importa es hacerle daño a su ex; el grupo de blanquitos ejecutivos que endrogan y abusan de una joven; hasta su confrontación con sus ex compañeros de inteligencia que ahora trabajan por su cuenta como asesinos a sueldo. McCall vive en una vivienda de población diversa (Fatima, del Medio Oriente, se encarga de crear un gran huerto casero y jardín para los vecinos) y trabaja como chofer de LYFT. Sus secuencias en el auto que maneja para recoger a pasajeros asignados, inmediatamente nos remite a Robert de Niro en Taxi Driver (1976), excepto que McCall está en todos sus cabales. Sus lazos de amistad con Susan Plummer (Melissa Leo), que era su único enlace desde Equalizer 1 con la agencia a la que había renunciado, es el punto más dramático y violento de la nueva historia. McCall investigará, llegará a sus conclusiones y descubrirá quiénes de sus conocidos del ayer tienen su propia agenda y le entorpece su camino. Al igual que en la historia original, el pasatiempo principal de McCall es la lectura de libros (nada de tablets o iBooks). The Old Man and the Sea de Ernest Hemingway fue su guía en el primero y ahora le sigue el autor preferido de su esposa, Marcel Proust, con sus siete libros/episodios de En busca del tiempo perdido es su viaje a la paz interior que siempre busca.

Cuando llegamos a Equalizer 3, Robert McCall ya está inmerso en una “misión” de la que no tenemos detalles hasta mucho después de reubicarse en el pueblo de Altamonte en Sicilia. Cómo llegó a esta región de Italia, quién lo empleó y quiénes son sus contactos, si es que existen, nos mantiene adivinando hasta que vuelve a hacer su enlace con un departamento escondido de la C.I.A. Escoge a Emma Collins (Dakota Fanning) como su enlace, a quien poco a poco va enviando información que le permita establecer el vínculo del tráfico de drogas con el peligroso grupo de Camorra. Quizá porque esta secuela comienza con una matanza múltiple que no tiene relación directa con McCall, es más difícil adentrarse en la parte humana de este ex agente que prefiere una vida de solitario con experiencias y recuerdos que le dan sentido a su presente.

Aunque sabemos que la paz y tranquilidad de las que disfruta McCall son pasajeras—ha ajusticiado a demasiadas personas para ser ignorado—es un placer poder disfrutar de los paisajes de ensueño de Altamonte y de su gente dispuesta a ayudar hasta a un extraño como McCall, que no solamente no es de este lugar, sino que saben que es estadounidense negro con poco conocimiento de su idioma, aunque fuerte, conocedor de armas, amable con lxs residentes, pero sin revelar alguna historia personal. Somos nosotrxs el público lxs que percibimos el peligro inminente y la reacción violenta de parte de McCall. Como siempre, los lugares escogidos para escondites y confrontaciones y los ángulos, rapidez o lentitud de la cámara, son espectaculares y hermosísimos dentro de su sangrienta coreografía. La apertura del filme en un viñedo, con cuerpos sangrientos a cada paso, da paso a una imagen de la silueta de un hombre en un espacio oscuro y vacío que nos recuerda al Denzel Washington de The Tragedy of Macbeth de Joel Coen en 2021.

Termino recordando tres filmes de acción donde Denzel Washington sencillamente resplandece, al igual que lo ha hecho en las tres secuelas de The Equalizer. Primero, Man on Fire, dirigido por Tony Scott en 2004, filmado en México, con una Dakota Fanning interpretando una niña de 9 años que John Creasy tiene que proteger; segundo, Deja vu, también dirigido por Tony Scott en 2006, donde el agente Doug Carlin acepta dar marcha atrás al tiempo para poder evitar un terrible acto terrorista. El tercero es Safe House, dirigido por Daniel Espinosa en 2012, donde Denzel como Tobin Frost, le da espacio casi protagónico a Ryan Reynolds, pero a fin de cuentas se mantiene como el centro del filme.

 

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