Es momento de repensar el trabajo en las Naciones Unidas

 

 

Especial para CLARIDAD

 No te vistas, que no vas. Mi mensaje es distinto al de la columna anual en un diario de Puerto Rico cuando se asoman las vistas sobre nuestro caso colonial en las Naciones Unidas.

El colapso del Estado Libre Asociado, junto a sus estructuras y modelo económico, cada vez hace más evidente que habrá un cambio en la relación de Puerto Rico y Estados Unidos. No es segura la profundidad de ese cambio ni cuánto tardará, pero la crisis del coloniaje que anticipó el independentismo, en particular el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), en los años de la década de los 70, ya es realidad.

Ciertamente, el imperialismo se preparó para ello tomando herramientas de sus variadas opciones, como son la represión, el trabajo de inteligencia, la persecución, el aumento de la dependencia y, más recientemente, luego de la previsible crisis de la deuda  que arrebata los recursos y poderes al pueblo de Puerto Rico a través de la funesta Junta de Control Fiscal.

La imposición de políticas fiscales que favorecen a los acreedores en detrimento del nivel de vida del pueblo de Puerto Rico y sus instituciones, en particular la Universidad de Puerto Rico, que es de las más importantes, empeoró la crisis, pero también hizo más urgente la solución al estatus colonial. Aunque las condiciones en que se da la crisis no son las que esperábamos, donde habría un movimiento independentista y socialista pujante, el nuevo fortalecimiento del independentismo surge de la crisis. Además, ahora hay unos movimientos sociales y políticos cada vez más vocales y conscientes de la necesidad de la descolonización para el logro de sus reivindicaciones, una juventud deseosa de oportunidades y cambio, unas nuevas posibilidades electorales y un mundo, que a pesar de sus peligros e incertidumbres, al presente es cada vez más multipolar y multilateral.

En las condiciones actuales, en que se asoma un cambio en la relación de Puerto Rico con Estados Unidos, es claro que lo más que le conviene a Estados Unidos es que el caso colonial de Puerto Rico pase bajo el radar de Naciones Unidas, los No Alineados, los organismos de nuestra propia región, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y del Derecho Internacional, que durante tantos años hemos reclamado se aplique a nuestro caso. De esa manera, podemos esperar que la respuesta que le dé Estados Unidos a la relación colonial con nuestro país sea una solo según sus intereses y no según los intereses del pueblo de Puerto Rico. Por eso es importante la ONU y la comunidad internacional.

Pero tenemos que ir más allá de la lista de oradores(as) durante las vistas anuales sobre Puerto Rico del Comités de Descolonización. Tenemos que hacer cuestionar las opiniones legales de Naciones Unidas, que durante años han impedido llevar nuestro caso colonial más allá del Comité Descolonización a pesar de lo consecuente de nuestros países amigos y de lo abarcadoras y fuertes que son las resoluciones adoptadas.

Las opiniones legales de más de 40 años, y ya arcaicas, si antes carecían de validez, la carecen aún más ahora que ya las ramas judicial, ejecutiva y legislativa del Gobierno de Estados Unidos le han corrido el velo al estatus colonial de Puerto Rico y han pronunciado en distintas instancias y de distintas formas que es el Congreso de Estados Unidos quien posee poderes plenarios sobre Puerto Rico. En Washington hasta ya dicen que el estatus colonial de Puerto Rico se debe resolver.

Naciones Unidas sigue teniendo un papel que jugar; no olvidemos tampoco el objetivo de elevar el caso a la Asamblea General. Debemos inyectarle un nuevo ímpetu al trabajo en las Naciones Unidas al cumplirse 50 años desde su primera resolución sobre Puerto Rico en 1972. El trabajo no saldrá de ese comité. Vengo diciendo desde hace años, y mucho me ha costado hacerlo, que el trabajo en Naciones Unidas y a nivel internacional, en general, debe ampliarse. Tenemos que hacer análisis nuevos y tomar iniciativas nuevas. Para todo ello hay que abrirse y hablar. Hay que mantener organismos que nos han servido bien, como es el Comité de Puerto Rico en Naciones Unidas.

Tenemos que mencionar que últimamente en el trabajo ha sido un factor las condiciones que impuso la pandemia del COVID-19 en Naciones Unidas, pero no permitamos que otras condiciones nos desvíen del curso de Puerto Rico en Naciones Unidas y la aplicación del Derecho Internacional a nuestro caso colonial.

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