Las Navidades Enantes en San Sebastián

 

 

Especial para CLARIDAD

Entre las tradiciones puertorriqueñas quizás la más importante es la celebración de la época navideña. El día de Reyes y los días hasta las Octavas de Belén, tenían en el pasado mucho más valor que ahora. Los niños recibían regalos el día seis de enero al amanecer y la Epifanía era realmente la Navidad de la Isla. Se celebraba también la Nochebuena el 24 de diciembre con la Misa de Gallo, precedida por misas de aguinaldo o misas del alba durante la Víspera de Nochebuena.

Don Santiago Cabán Vélez nació el 25 de julio de 1900 en el pueblo de San Sebastián del Pepino. En el 1918 se mudó a San Juan donde trabajó como dependiente.  Se traslada a Santurce con su familia donde por casi 30 años tenía un colmado. En 1979 nos contó cómo eran las navidades durante su niñez: “Antes, las navidades se celebraban mucho. Lo que celebraban no era Christmas, sino era el Día de Reyes. La Nochebuena se hacía una cena familiar y nada más. Pues no había eso de regalos, como ahora, que se gastan hasta millones de pesos en regalos. Nada más que felicitaciones. Después venía el Año Nuevo y se despedía el año. En el Pepino, se festejaba el seis de enero y luego de Reyes seguían festejando.»

El 28 de enero se celebraba el Día de los Inocentes donde los cristianos recuerdan la matanza de niños que ordenó el rey Herodes luego de nacer Jesús. “En las trullas de ese día,” cuenta don Chago, “aparecían comparsas y caretas. Y era tradicional gastar bromas que siempre terminaban exclamando ‘¡Inocente mariposa!’”

“A las máscaras,” sigue don Chago, “le cantaban por las calles: ‘Esa vieja es loca, loca es, esa vieja es loca, loca es,’ porque salía alguien disfrazado con una máscara con una escoba, barriendo las calles.”

En Puerto Rico, la víspera y el día de Reyes se celebraba con mayor alegría y entusiasmo que otras festividades. Es, en verdad, según René Marqués, “una fiesta nacional.” Aparecían a caballo o a pie “cantores” vestidos de Reyes Magos. Cantaban aguinaldos, se bailaba, y preparaban con arte y cuidado las almojábanas y el majarete.

Era en los campos de San Sebastián donde la fiesta de Reyes tenía sabor auténtico. Para reyar de verdad en San Sebastián, había que ir a la campiña. “El Día de Reyes,” según nos relata, “los pueblos se vaciaban y se iban pa’ los campos. Allá la gente hacía una gran fiesta con comida típica del país: arroz con dulce, pasteles, lechón, dulce de coco, dulce de yuca. Había veces que se quedaban de un día pa’ otro. Llegaban en la víspera de Reyes y estaban hasta el Día de Reyes. Las trullas iban de casa en casa tocando aguinaldos. El Día de Reyes siempre salían tres individuos vestidos de reyes. Iban con música tocando aguinaldos recogiendo dinero. Los chiquillos dejaban una cajita con yerba. No tenía que ser de zapato, una cajita.”

“Cuatro días después se celebraban las fiestas patronales del Pepino. En las casas del campo hacían fiesta e invitaban a la gente del pueblo. Otra vez celebraban con productos de la tierra: lechón asado, pasteles, dulce de coco, dulce de yuca y arroz con dulce. Invitaban a muchísima gente.”

“Y se pasaban bailando. Para entonces se bailaba mucho. Allí en el Pepino llevaron una victrola en el 1916, y la gente hacía fila en el cafetín donde la tenían pa’ oír la victrola. Se oía foxtrot; en ese tiempo estaba la época del one-step. Después vino la plena.”

Don Chago se detuvo un minuto y comenzó a cantar tres plenas conocidas: “Cortaron a Elena, cortaron a Elena, cortaron a Elena, y se la llevaron pa’l hospital. La madre lloraba, porque no ha de llorar, y que cortaron a Elena, y se la llevaron pa’ l hospital.”

“El Obispo no come piña, que lo que come son toronjas, mamita si tú lo vieras que cosa linda, que cosa mona.”

“Qué bonita bandera, que bonita bandera, que bonita bandera, es la bandera puertorriqueña. Qué bonita bandera…”

El 10 de enero empezaban las fiestas patronales de San Sebastián. “Todo lo  que había alrededor de la plaza y la iglesia forman el centro del pueblo, toda la cuadra estaba llena de quioscos y ranchos. Ahí se vendía comida, bebidas, y había picas, y todo eso. Había fuegos artificiales todas las noches. El mejor pirotécnico de su época vivía en el Pepino; se llamaba don Fermín Alberti. Pa’ cerrar la exhibición de fuegos artificiales presentaba un cuadro de luces de bengala y al terminar las luces de bengala había un cohete. Entonces en el centro, cuando explotaba el cohete, se soltaba un cuadro del patrón San Sebastián, pintado en tela. Ese cuadro nunca se quemaba. Decían que si se quemaba, ese año había fuego en el pueblo. Pera ya todo eso pasó a la historia.”

Hoy día los Reyes y el día de los Inocentes han dado paso a Santa Claus y al árbol de Navidad importados desde el Norte. Los aguinaldos y el cuatro han dado paso al “White Christmas.” Don Chago reconoció el cambio y lo aceptó. Pero cuando hablaba de su juventud y aquellas celebraciones, los ojos le brillaban pensando en una época de más sencillez.

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