Los niveles dentro del complejo pastel que es Asteroid City

Especial para EN ROJO

El arte es una manera de darle estructura al mundo que nos rodea. Esta estructura no necesariamente significa que el mundo retratado en una obra de arte escape al caos. Una pieza también puede reflejar la falta de orden y de significado que el artista nota en su existencia. Por ejemplo, la maravillosa Underground (dir. Emir Kusturica; Yugoslavia, Francia, Alemania, et al.; 1997) cuenta la historia de la violencia en Yugoslavia entre la Segunda Guerra Mundial y su guerra civil a través de los 90. Los protagonistas, Blacky (Lazar Ristovski) y Marko (Predrag Manojlovic), se mueven dentro de una vorágine de explosiones, disparos, traiciones, comedias astracán y una banda de músicos que los sigue constantemente. Los giros absurdos en Underground reflejan el inexplicable descenso a un infierno sangriento de una región donde tan solo existe la armonía después de la destrucción final.

En un acercamiento totalmente opuesto al de Kusturica, Wes Anderson crea mundos cuidadosamente confeccionados donde el caos no se refleja en el exterior, sino dentro de los complejos personajes que los habitan. En su fantástica The Grand Budapest Hotel (EEUU y Alemania, 2014), el hotel es un hermoso bizcocho dividido en capas que giran en torno al peculiar concierge, M. Gustave (Ralph Fiennes), y su botones, Zero (Tony Revolori). La espectacular actuación de Fiennes en el rol de Gustave le da un misterio al personaje y a cada una de sus enigmáticas acciones. Parado como una línea recta, M. Gustave lleva un peinado y un bigote siempre arreglados, un impecable frac púrpura con pantalones y chaleco grises y ademanes de lord. Sin embargo, su desapego de nobleza europea se viene abajo cuando es acusado de asesinato. Su caos emocional se refleja en el momento en que las autoridades vienen a arrestar al concierge del hotel. El caballero al que nunca le falta una respuesta apropiada, huye despavorido al no saber cómo responder a los cargos.

En su película más reciente, Asteroid City (EEUU, 2023), Anderson nos vuelve a ofrecer un mundo simétrico. Esta vez, la mayoría de la acción se lleva a cabo en un pequeño pueblo desértico de los Estados Unidos durante la década de los 50. Su nombre, Asteroid City, no refleja la realidad de la pequeña localidad que cuenta tan solo con un diner, un taller de mecánica, un motel, máquinas dispensadoras que venden desde cajetillas de cigarrillos hasta bienes raíces y la rampa hacia una carretera a mitad de construcción. Los residentes incluyen al agradable gerente del motel (Steve Carrell), al mecánico (Matt Dillon) y a un grupo de vaqueros (que cuenta con el cantante brasileño, Seu Jorge) que cantan y bailan junto a su líder, Montana (Rupert Friend). La atracción más popular del pueblo es una convención de jóvenes inventores. Por esta actividad, Asteroid City se vuelve el punto donde coinciden Midge Campbell (Scarlett Johansson), una actriz de cine inspirada en Marilyn Monroe, que llega con su hija Dinah (Grace Edwards); un grupo de estudiantes guiados por su maestra, June (Maya Hawke); y Augee Steenbeck (Jason Schwartzman), que llega con su hijo, Woodrow (Jake Ryan) y las trillizas, Andromeda (Ella Faris), Pandora (Gracie Faris) y Cassiopea (Willan Faris).

La normalidad que viven los personajes se ve trastocada por la momentánea visita de una presencia extraterrestre. Por esto, los personajes son condenados a permanecer en Asteroid City por orden del gobierno de los Estados Unidos. El pequeño mundo de cada personaje se resquebraja ante la idea de que hay vida más allá de la tierra. Los personajes no solo buscan entender lo que ha ocurrido, sino que se sienten observados por una presencia alienígena. Esta epifanía lleva a Augee a cuestionar su vida y a considerar la gran pregunta existencial: ¿qué significa todo? Anderson utiliza la pregunta y la metáfora del alienígena para escudriñar la historia de la nación a través de temas como la fe, la tragedia personal, el contacto con la diversidad cultural, las posibilidades de la tecnología y el movimiento armamentista, entre muchos otros.

Inclusive, esta interrogante trasciende la realidad de Asteroid City y define otros niveles narrativos dentro de la película. Vemos en la película una obra de teatro ficticia que se llama Asteroid City escrita por Conrad Earp (Edward Norton). Junto a la obra, el actor que hace de Augie Steenbeck le cuestiona al director teatral (Adrien Brody) cuál es el significado de la obra. Al mismo tiempo, la realidad escenificada y las interacciones entre los artistas más allá de la obra son parte de un programa cultural de televisión, cuyo anfitrión (Bryan Cranston) comenta sobre lo que ocurre.

Además, como Bill Murray, que ha participado en todas las películas de Anderson, no pudo ser parte de Asteroid City porque contrajo COVID, el director colaboró con el actor para hacer un corto que añade otro nivel a la película. Este corto, que pueden ver en YouTube, es un comercial para una película ficticia basada en la obra de teatro. Cada nivel narrativo añade otra dimensión de complejidad que desafía al más experimentado espectador.

Asteroid City no es una experiencia fácil. La vi más de una vez para poder escribir sobre ella y así encontrar un significado que le diera cohesión a la película. La primera vez me asombraron los elementos que usualmente espero de una película de Wes Anderson: una paleta de colores única, un diseño de producción que enfatiza la teatralidad de sus mundos y una banda sonora que le da un toque fantástico a la trama. También me fascinó el estilo de actuación tan singular de los actores de Anderson. Estos encarnan personajes emocionalmente despegados y expresan sus líneas con ritmos y cadencias característicos del director. Sin embargo, esa primera vez salí del cine sin entender lo que había visto. Varios críticos han reaccionado negativamente a lo que consideran una película innecesariamente complicada. Estos argumentan que Anderson se perdió dentro de su misma historia. Si esta es su posición, les exhorto a ver la película por segunda vez. Déjese llevar por la experiencia y mantenga presente la frase que guía a Augee Steenbeck: ante la confusión y el miedo, sigamos contando historias.

Hay directores cuyo cine trasciende una crítica simplona. Directores como Federico Fellini, Luis Buñuel y Orson Welles, entre muchos otros, no hacen cine malo. Sus obras experimentan con las posibilidades del medio y la historia del cine evoluciona gracias a sus visiones como cineastas. Cuento a Wes Anderson entre estos. Asteroid City es una experiencia única que funciona precisamente porque no se asemeja a nada de lo que se ha visto este año. A quién le importa si es mala o buena.

 

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