Mirada al País: Adiós a la Verduga

Especial para CLARIDAD

Hace unos días se llevó a cabo una reunión de la Junta de Control Fiscal en la que, entre lágrimas, la Sra. Natalie Jaresko se despidió de su puesto como directora ejecutiva de ese organismo. Recuerdo cuando, en el año 2016, luego de que el entonces gobernador Alejandro García Padilla había aceptado que la deuda pública era impagable, se anunció el nombramiento de la Junta, gracias a la firma de la ley federal Promesa, por cuya aprobación abogaron, tanto García Padilla, como el actual gobernador y entonces Comisionado Residente, Pedro Pierluisi. En aquel momento, García Padilla planteó que la ley usurpaba “…poderes democráticos que le corresponden al pueblo de Puerto Rico” y expresó reservas sobre algunos nombramientos a la Junta, mientras que Pierluisi, en su acostumbrada postura servil al poder extranjero, se mostró complacido con los nombramientos hechos por el entonces presidente de EE. UU., Barack Obama y agradeció “…a los siete nombrados por su buena disposición para servir”. (El Nuevo Dia, 31 de agosto de 2016).

Muchos(as) pensaron que el nombramiento de la Junta sería la solución para el desmadre en la que los gobiernos del bipartidismo habían sumergido al erario. La Junta, se decía, pondría en cintura a los corruptos y en orden las finanzas del gobierno. Era necesario el nombramiento de un director o directora ejecutiva, quien se encargaría de implantar las decisiones de la Junta. Poco después se nombró a Natalie Jaresko, a quien se le identificaba como ucraniana, nacida en Chicago Illinois y quien, al momento de su contratación, se encontraba desempleada, razón por la cual su nombramiento levantó mucha suspicacia.

Se supo que la Sra. Jaresko había ocupado la posición de ministro de finanzas de Ucrania durante los años 2014 al 2016. En sus ejecutorias en esa posición fue señalada, además, como responsable de reducir el gasto público mediante recortes significativos en servicios esenciales. Según divulga el periódico Metro en columna del periodista Hiram Guadalupe, de 29 de mayo de 2017, Jaresko estaba vinculada a organismos de seguridad y asuntos de inteligencia del Departamento de Estado de los EE. UU., cobró $1.77 millones como gestora del fondo Western NIS Enterprise Fund (WNISEF) e intentó, sin éxito, aspirar a ser primer ministro de Ucrania. Además, en el estado de Colorado se le imputó haber mentido a las autoridades estadounidenses y ucranianas en el año 2011, para que expidieran un pasaporte estadounidense a su hija y que esta pudiera salir de Ucrania sin el consentimiento de su padre, de quien la Sra. Jaresko procuraba el divorcio. Para sorpresa de muchos en el país, considerando la crisis fiscal en la que se encontraba el gobierno, de cuyo presupuesto se habrían de pagar los gastos de la Junta, la Sra. Jaresko salió de las filas de desempleo para “…agenciarse un trabajo en Puerto Rico ganando un salario de $625,000 anuales, con un contrato de cuatro años que también incluía el pago de su mudanza, seguridad, chofer y viajes mensuales a la ciudad de Kiev, donde aún mantiene su domicilio”. (Aumentan los Enredos de Jaresko, periódico Metro, 29 de mayo de 2017).

Poco después del nombramiento de la Junta de Control Fiscal y su directora ejecutiva, se comenzó a delinear la ruta que este organismo habría de tomar con relación a la administración del presupuesto de Puerto Rico: procurar beneficiar, en la medida de lo posible, a los bonistas llamados buitres, especuladores que habían adquirido bonos a muy bajo costo, para que obtuvieran ganancias significativas, a costa de recortar los servicios esenciales del pueblo los que, de manera astuta y perversa, la Junta se negó a definir.  De ese modo, en el plan fiscal de 2017 advirtieron que, entre otros, recortarían las pensiones mayores a $2,000.00, eliminarían subsidios a municipios, reducirían beneficios a empleados públicos, aumentarían impuestos a la propiedad y promoverían la privatización de servicios públicos tales como transporte, expendio de licencias, aeropuertos y mantenimiento de edificios públicos. Se ensañaron contra nuestra universidad pública anunciando recortes draconianos escalonados a su presupuesto, lo que presagiaba su desmantelamiento. Ni siquiera el azote del huracán Maria, los detuvo en el objetivo de encaminar su siniestra agenda de enriquecer a los bonistas, a costa de hacer más precaria nuestra vida como pueblo.

La Sra. Jaresko y su jefe, el entonces presidente de la Junta, José Carrión, se encargaban de informar al país las medidas que impondrían para “enderezar” las finanzas del país. Tras la salida de José Carrión como presidente de la Junta, en el 2020, la Sra. Jaresko se convirtió en el pájaro de mal agüero, anunciando las decisiones del ente fiscal, las que asestaban un golpe cada vez más profundo a las esperanzas del pueblo de recuperarse de tantos infortunios sufridos tras el demoledor huracán. Ni los terremotos ni la pandemia les conmovieron. Jaresko, el rostro malvado de la Junta, promovía, afanosamente, la eliminación de derechos laborales como la ley 80 que protege a los empleados contra los despidos injustificados, el bono de navidad, recortes a los servicios esenciales y a las pensiones de empleados públicos. Mientras disfrutaba de su exorbitante ingreso y beneficios marginales y la Junta pagaba una millonada a asesores, cabilderos y abogados, se negó, reiterada y rotundamente, a que hubiera aumentos que hicieran justicia salarial a los empleados públicos. Como si ello fuera poco, defendió a capa y espada la contratación de Luma Energy como operador del sistema de transmisión y distribución de la energía eléctrica del país y el que se le facilitaran 750 millones de dólares para el comienzo de su operación. Jaresko ejerció, sin reserva alguna, el nefasto e indecoroso papel de nuestra verduga y su defensa de los bonistas y del interés privado la convirtieron en la enemiga pública número uno de nuestro pueblo.

Sus lágrimas de despedida no enternecen a nadie. Durante casi seis años, en los que le pagamos unos 3.1 millones de dólares en salarios, Natalie Jaresko nos trató con total desprecio y se dedicó a hundirnos en la miseria y en la desesperanza. Sin embargo, su partida tan anhelada no merece celebrarse, pues el daño causado al país es enorme e irreparable.

La autora es presidenta del Movimiento Unión Soberanista(MUS).

 

 

 

 

 

 

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