¿Por qué Victoria Ciudadana?

Por Rafael Bernabe/Especial para CLARIDAD

Durante mis dos campañas como candidato a la gobernación del Partido del Pueblo Trabajador, en 2012 y 2016, repetidamente escuché alguna variante de este planteamiento: ¿por qué no se unen personas como Manuel Natal, como Alexandra Lúgaro, el MUS y el PPT, si están de acuerdo en tantas cosas? Algunas personas mencionaban a Natal o a Lúgaro o, en 2012 al MUS, o a todos, pero siempre planteaban ese tema de la unidad de los sectores disidentes o alternativos a los partidos PNP y PPD. Al referirse a individuos se referían también, por supuesto, a las muchas personas que los siguen y apoyan.

Mi respuesta era que, si bien nosotros coincidíamos con muchas posiciones de Manuel Natal sobre temas fundamentales, como la privatización, la deuda, la defensa de la UPR, las contrareformas laborales, entre muchos otros puntos, y si bien estábamos del mismo lado en muchas luchas, nos seguía separando el hecho de que él militaba en el PPD. A nuestro parecer, sus muy buenas posiciones se verían frustradas dentro de ese aparato. Pensábamos que había que construir una alternativa aparte y opuesta a esos partidos tradicionales, entregados a minorías privilegiadas. En esto también diferíamos del MUS, que en 2012 apoyó candidatos en el PPD. 

De igual manera planteábamos que si bien, por un lado, veíamos como algo positivo el apoyo y auge de las candidaturas independientes, como indicación del rechazo creciente al PPD y el PNP, no dejábamos de pensar también que era necesario construir un movimiento, es decir, que las candidaturas individuales no bastan. Además, aunque existían acuerdos en muchos puntos, había otros en que había posiciones distintas. Pero siempre planteamos: estamos abiertos a la unidad y la colaboración, siempre que sea sobre bases claras y adecuadas.

Tratamos de ser consecuentes con esa posición y criterios. Eso nos obliga a analizar los acontecimientos. Manuel Natal abandonó el PPD, un paso que nosotros aplaudimos en su momento. Alexandra Lúgaro ha planteado y actuado para construir un movimiento para retar el bipartidismo. Dos objeciones que planteábamos a las muchas personas que nos señalaban la necesidad de la unidad ya no existen. Nosotros también habíamos alterado algunas posiciones pasadas. Por ejemplo, en 2012 y hasta poco después habíamos aceptado la idea del gas natural como posible transición a la energía renovable. Lecturas y conversaciones posteriores nos convencieron de que esto era un error. Crear infraestructura para otro combustible fósil no renovable no puede ser transición para abandonar los combustibles fósiles. La transición tiene que ser a la energía solar y otras fuentes renovables. 

Quedaba discutir las bases sobre las que podría darse la colaboración. Sobre esto, durante diálogos entre las personas indicadas y otras como Ana Irma Rivera Lassén y muchos otros afiliados o no afiliados a organizaciones políticas, logramos ponernos de acuerdo en una agenda que incluye, entre otras cosas:

• revertir las contrareformas laborales y ampliar los derechos laborales.

• incentivar la organización sindical de trabajadores y trabajadoras, en el sector público y privado y eliminar las trabas que obstaculizan esa organización.

• rechazar la discriminación por sexo, orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, raza, filosofias de vida y espiritualidades, diversidad funcional. Rechazar, por lo mismo, el machismo, la homofobia, la lesbofobia, la transfobia y la xenofobia.

• rechazar las políticas de privatización de servicios esenciales y bienes públicos que los ponen al servicio de la ganancia de unos pocos.

• revertir la privatización y proveer fondos necesarios para la educación pública.

• respetar la fórmula del presupuesto de la UPR y reforma universitaria que garantice la autonomía y democratización de la UPR.

• seguro universal de salud y fin del abuso de las aseguradoras.

• poner fin de la fuga masiva de ganancias y su reinversión en Puerto Rico, y, por tanto, revisión de la actual política de incentivos.

• defensa del ambiente, incluyendo el cierre de plantas de carbón y no a la incineración.

• auditoría de la deuda, moratoria del pago hasta que se complete, cancelación de la deuda ilegítima.

• rechazo de las políticas de austeridad de la Junta de Control Fiscal y fin del desembolso de fondos públicos para la operación de dicho organismo.

• reforma electoral que incluya financiamiento público de las campañas, referéndum revocatorio, sistema de segunda vuelta si nadie obtiene 50% de los votos.

• compromiso con la descolonización y convocatoria de una asamblea constitucional de status, como mecanismo para iniciar ese proceso.

Victoria Ciudadana no defiende una opción de status. Adopta la definición de opciones de descolonización que estable la resolución 1541 (XV) de la Asamblea General de las ONU. Está abierto a personas que defiendan la independencia, la libre asociación y la estadidad. Nadie renuncia a su derecho a defender, en todo momento, la opción que favorece. 

Esta es solo una parte de la agenda que sirve de base a Victoria Ciudadana. Todos sus integrantes se comprometen a defender esa agenda. Hay otros elementos afines a los indicados, que no incluyo por razones de espacio. Son bases sólidas para construir un amplio movimiento contra las políticas neoliberales y patronales y, más recientemente, de la Junta de Control Fiscal, que nos han golpeado y siguen golpeando.

La colaboración entonces es posible. Y si es posible, nos toca convertir esa posibilidad en realidad. Eso es Victoria Ciudadana. Es una alternativa, independiente del PNP y el PPD, que han iniciado personas que vienen de distintas experiencias: de la disidencia en el PPD, de las canditaturas independientes, del MUS, de VAMOS, del PPT y de muchos otros lugares políticos y no político-partidistas, como la lucha sindical.

Más aún: en las pasadas elecciones el PNP ganó con un raquítico 42%. El PPD se quedó en el 38%. El descontento con esos partidos no ha dejado de crecer desde 2016. Por primera vez en décadas, una tercera fuerza tiene posibilidad real de estremecer las estructuras tradicionales de nuestra política.

¿Qué quedan cosas que aclarar, que limar, que desarrollar, que definir? Sin duda. Eso tendrá que hacerse sobre la marcha. Queremos que todos los que estén de acuerdo con la agenda indicada se sientan convocadas y convocados. A la limitación de recursos económicos y a los obstáculos que se pondrán a la inscripción, tan solo podemos responder con el trabajo y esfuerzo de la gente. Este año será de grandes retos: según mandata la ley electoral, tenemos que lograr la inscripción y radicar candidaturas, para lo cual habrá que definir una estrategia electoral. Hay que afinar el programa. Hay que organizarse en toda la Isla y que realizar la asamblea de fundación.

¿Aprovecharemos esta oportunidad para construir una opción amplia, capaz de retar al bipartidismo osificado, al neoliberalismo imperante, al colonialismo limitante? Ojala que sí. Puerto Rico lo necesita con urgencia.

El autor es miembro del Partido del Pueblo Trabajador.

Artículo anteriorVieques y Culebra: La injusticia de su aislamiento
Artículo siguienteAlexander Hamilton y el discurso capitalista liberal en EEUU