19 Festival de Cine de La Habana en Nueva York

La muestra de cine contemporáneo de Cuba y América latina con sede original en La Habana, tuvo ocasión en el mega cine AMC Loews 34 St., donde se le rindió homenaje a Fresa y Chocolate, joya de la cinematografía cubana de todas las épocas. La distinción se extendió a sus directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío; a Senel Paz, autor del guión inspirado en su relato El lobo, el bosque y el hombre nuevo. Completaban la notable delegación los actores Mirtha Ibarra, viuda de Gutiérrez Alea, Jorge Perugorría, siendo objeto de un entusiasta recibimiento que provocó sincera nostalgia por el fallecido director que dio a su país entre otros éxitos, una película de reconocimiento internacional. Fresa y Chocolate como cine se considera un brillante punto de partida por la originalidad de estilo, desarrollo temático, el discurso inteligente de tolerancia respecto a identidad de género en el contexto del socialismo en Cuba.

Sergio y Sergueí Dir. Ernesto Daranas Serrano, 2017- España-Cuba- USA 93 min. La apertura formal del Festival le correspondió a esta sátira utilizada como recurso efectivo para ridiculizar los sistemas de seguridad de Estado, el mutuo espionaje entre Cuba, los EEUU, y la URSS en el pasado. Un astronauta soviético abandonado ha quedado suspendido en el satélite que iba trazando su órbita espacial justo cuando la Unión Soviética anuncia –sin tirar un tiro, ni un arresto o muertos– que ha decidido desmontar el sistema económico socialista y dedicarse a otra cosa, como quien dice… Un joven profesor universitario de filosofía (Tomás Cao) que estudió en la URSS, aficionado a su vez a las comunicaciones radiales, por casualidad hace contacto con el capitán (Héctor Noas) en dicha estación espacial lanzada por MIR. Ambos personajes nos brindan un espectáculo ejemplar de solidaridad, amistad cálida, y cordura, motivo central de la cinta, con situaciones de inusitada comicidad, representadas por el resto del elenco, en ruso o español, ya que en tierra firme las cosas no andan tan sólidas ni coherentes que digamos. El filme nos deleita con las tomas espectaculares de la tierra, y un fascinante paseo flotando en el espacio fuera de la estación. Otro acierto de los cineastas cubanos.

Filiberto Dir. Freddie Marrero Alfonso, Puerto Rico -Venezuela 2017, 75min. Premiada como Mejor Documental del Festival de Cine de la Habana en Nueva York. A los puertorriqueños se les ha impedido asumir la parte heroica de su historia en la lucha por convertirse en una nación soberana dueña de su destino, y no una infeliz colonia de un imperio antidemocrático, represivo, indiferente, terco y mezquino que le ha estado negado sus libertades esenciales. En contadas épocas los hijos de esta nación de mujeres y hombres valerosos, han dado la vida por su patria para defender el derecho inalienable de obtener la libertad. Esa es la historia de Filiberto Ojeda, músico de oficio, convertido en militante patriótico, hasta batirse contra el FBI, cayendo rendido un 23 de septiembre de 2005, fecha conmemorativa del Grito de Lares de 1868. Para los boricuas que conocen bien su historia, los datos de su asesinato constituyen un abuso más, un insulto, otro asalto a la conciencia liberadora y al derecho de esta nación a cambiar las reglas del juego a su favor, porque es un derecho inalienable que nos pertenece. Observar el filme es otra cosa. El contenido esencial, el montaje y edición, su ritmo y la coherencia radical del protagonista, sacude el espíritu, da otra dimensión que nos pone a temblar de emoción contemplando la secuencia de imágenes de impacto que calan el cerebro, estremecen la conciencia y el intelecto hasta obligarnos a decir, basta ya de coloniaje. Hemos tocado fondo. ¡Basta ya!

Afortunadamente, en los últimos cinco años ha surgido en Puerto Rico, un puñado de jóvenes cineastas que acaban de demostrar que el cine documental tiene gran futuro como instrumento demoledor de la historia oficial y la mentira. A partir del Betances de Tito Román; Bancarrota de José ”Gugo” Umpierre; 1950 de José Manuel Dávila, y Filiberto, contamos ya con batería sólida para reeducarnos, y desalambrar. ¡Adelante compañeros, gracias por el fuego!

Los perros Dir. Marcela Said, Chile 2017, 94min. Cuando pensábamos que conocíamos todos los horrores de la dictadura que derrocó a Salvador Allende en Chile, nos presentan este filme que enfoca los hechos desde otra época y otro ángulo: la perspectiva de la casta oligarca que apoyó la dictadura de Pinochet activamente o con su silencio e indiferencia. Nuestra protagonista llamémosle “exquisita amazona”, mujer joven, atractiva, y pulida, dirige una galería de arte, aunque mal casada con uno de su clase que cuando le place la humilla tratándola como basura. Toda esta gente de alcurnia tiene una red de vínculos económicos con uno que otro miembro del ejército golpista, retirados ya, supuestamente a salvo de la justicia… Digamos hasta cierto punto, porque el pueblo no olvida a sus verdugos. Nuestra exquisita amazona apenas supo de los arrestos, las torturas, los muertos y desaparecidos, ya que vivió una existencia protegida, aunque de súbito le ha picado la curiosidad. Por casualidad coincide con “El Coronel”, amigo de su padre que ahora tiene una escuela de equitación. Se le antoja matricularse, mientras ha hecho contacto con un operativo del sistema de seguridad con quien después de unos fuertes apretones o agarres se entera que le están siguiendo el rastro al militar. La amazona con sus artes de seducción intenta esclarecer el papel que jugó su padre durante la represión. El desenlace de este drama de suspenso no nos debe sorprender: lección lucha de clases 101. Antonia Zegers recibió el galardón de Mejor Actriz.

Indestructible, El alma de la salsa Dir. David Pareja España, 2017, 78min. Protagoniza el documental Diego El Cigala, gitano cantante de flamenco, galardonado por Lágrimas Negras. Este lúcido cantaor es el hilo conductor, demiurgo, oficiante que se lanza en viaje de reconocimiento musical por las Antillas del ron y de melaza, un road movie que despega de la Península ibérica haciendo un denso recorrido: Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Colombia. La cinta registra el ritual iniciático de su transformación en sonero de honor, apadrinado por Roberto Rohena, e Ismael Miranda. La visita a Borinquen lo adentra en su espíritu musical, hermanándose con músicos y cantantes de fundamento del patio cangrejero, matizado de negrería, mestizaje y criollismo, porque él ya se había sumergido en los solares habaneros, guateques improvisados con las ancestrales coreografías al compás de repiques afroides con Los Muñequitos de Matanzas, bendecidos por la diva popular Omara Portuondo. Diego es un auténtico que al pisar suelo antillano, encuentra eco a sus raíces del cante jondo flamenco transmitiéndonos el dolorido sentir de los acordes de la guitarra, desbordados de pasión, y resonancia al toque de tambor de caja que nos sumerge en arrebato de vibrante y sensual sonoridad. Se nos muestra como artista de tradiciones antiguas en ruta musical desde la India pasando por Egipto. De allá viene regio vestido aún con sus sedas, adornado con sus joyas de oro. El identificarse durante su viaje a la raíz ha transcurrido sin esfuerzo, es el eslabón recuperado cuyo periplo lo remite a nuestra identidad afro hispano caribeña y a la universalidad entre los continentes desde África como cabeza del triángulo. La antillanía, puerto seguro para todo artista que quiera sumergirse, dejarse arrastrar por la marea creativa, sin que le pidan cuentas. Este documental celebra a cabalidad la hermandad y la resistencia.

La autora es actriz de teatro, profesora de Español y Estudios Puertorriqueños en Nueva York.

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