Por Juan R. Recondo
“I cannot conceive any work of art as having a separate existence from life itself.”
—Antonin Artaud, The Theater and Its Double (traducido al inglés por Mary Richards).
En Annihilation (Alex Garland, EEUU/Reino Unido, 2018), un grupo de científicos van en una expedición a un espacio donde la realidad se transforma en algo totalmente nuevo. Dentro de este, las normas científicas que nos rigen se reinterpretan de maneras únicas. Así, cuando el personaje de Radek (Tessa Thompson) acepta entregarse de lleno a su nueva condición, gradualmente se cubre de vegetación y deviene lentamente en un arbusto humano. Lo más fascinante de la genial película es precisamente esa metamorfosis. Las transformaciones en el cine de horror son esenciales para demostrar el descenso al infierno de un personaje. Cuando pienso en este tema, me vienen a la mente los clásicos del género de body horror como The Fly (David Cronenberg, EEUU, 1986). Es doloroso ver al protagonista (Jeff Goldblum) perder el control de su cuerpo mientras se transforma en una mosca, metáfora de la angustia física de todos los afectados por el SIDA durante los ochenta por la cruel indiferencia del gobierno y la medicina. Sin embargo, no me refiero a la transformación física, sino a la de una realidad que coexiste con otra muy similar a la nuestra, en la que rentamos un Airbnb si viajamos, comentamos sobre nuestros planes con alguien mientras tomamos una copa de vino y nos entrevistamos para un posible nuevo trabajo. Pero al igual que en el caso de la metamorfosis de un hombre en mosca, esa realidad se contamina con el elemento de horror y de esta manera se torna en algo inefable que violenta nuestra existencia. Estas transformaciones convierten nuestro diario vivir en una surrealidad. Esto es precisamente lo que hace de Barbarian una película fascinante.
Para comentar sobre la trama de Barbarian, me voy a enfocar en el tráiler de la película, que pueden ver en línea. Sin revelar absolutamente nada de la historia, el tráiler nos prepara de manera efectiva enfatizando las conexiones entre esta y nuestra cotidianeidad. Una joven mujer, Tess (Georgina Campbell), llega una noche lluviosa a una casa que alquiló con Airbnb. Está en un solitario y aparentemente abandonado barrio de Detroit, Michigan. No es el sitio idóneo para encontrarse sola, pero en la casa ya hay otro inquilino, Keith (Bill Skarsgård). Por un error del sistema, ambos alquilaron el mismo lugar para las mismas fechas. Mientras los personajes discuten las posibilidades y pasos a seguir, estamos conscientes de que Barbarian es una película de horror. Vemos a un Keith quien se muestra cortés y cuidadoso con sus acciones porque sabe que Tess es una mujer sola en una situación de alto riesgo. Sin embargo, el público tiene el útil conocimiento de que Skarsgård es el aterrador Pennywise de IT y su secuela (Andy Muschietti, EEUU/Canadá, 2017 y 2019). Igual que Tess, nos sentimos incómodos y tememos por lo que posiblemente le espera. El tráiler resume ese intercambio entre Tess y Keith acompañado por la canción “Our House” de Crosby, Stills, Nash, and Young, que “romantiza” una normalidad hogareña de pareja. ¿Estará atrapada Tess con un asesino en serie? ¿Por qué coincidieron ambos en esa casa durante una noche lluviosa? ¿Qué habrá detrás de toda esta fachada de normalidad? Estas son las preguntas que no contestaré en mi reseña, ya que los vericuetos de la historia son inesperados y muy bien logrados.
Barbarian, escrita y dirigida por Zach Cregger, tiene influencias directas del trabajo de Jordan Peele, que en obras maestras como Get Out (2017), US (2019) y Nope (2022) combina magistralmente los elementos formales del cine de horror con comentarios políticos. Barbarian es una excepcional película de horror con un sutil comentario feminista. Tanto como en el trabajo de Guillermo del Toro, donde los humanos son hasta más destructivos que los monstruos que los aterran, Cregger comenta sobre los riesgos que enfrenta a diario una joven, los depredadores que se disfrazan de normalidad y lo humanizante del amor maternal (tendrán que verla para que se enteren). Pero insisto, para gozar del impacto de Barbarian, no lean más sobre la película. Vayan a gozar de cómo el filme resquebraja nuestra realidad al entrar en las oscuridades de la experiencia de una mujer.