Estudio de la UPR en Río Piedras expone carencias de estudiantes

 

El informe, discutido recientemente en el Senado Académico, se deriva de un cuestionario hecho el segundo semestre del 2022-2023

CLARIDAD

En un esfuerzo por visibilizar las necesidades de su matrícula, el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) organizó un Estudio de Necesidades Estudiantiles en el que recibió 1,218 respuestas de distintos estudiantes. Con dos coordinadores, tres investigadores y 10 asistentes, se exploraron temas como la seguridad económica, alimentaria y de transporte.

El estudio, al que CLARIDAD accedió por una fuente anónima, reconoce que “en los últimos seis años, la comunidad estudiantil ha experimentado dos huracanes que devastaron la isla, una serie de temblores que expusieron las vulnerabilidades del sistema eléctrico y, recientemente, una pandemia que alteró los procesos educativos durante dos años”. Además, argumenta que esta “precariedad ha llevado a los investigadores a desarrollar el primer estudio de necesidades estudiantiles de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras”.

Algunas de las cifras más destacadas integran una mayoría de 72 % que depende de sus automóviles para acudir a clases, un 62% que experimenta algún grado de inseguridad alimentaria y otro 27% que ha vivido inseguridad económica. El recinto de Río Piedras obtuvo toda esta información por medio de un cuestionario de 87 preguntas, e incluyó el apoyo de la Procuraduría Estudiantil, los Decanatos y los Consejos Estudiantiles de cada facultad.

Del mismo modo, un 62 % de la muestra también reportó que ingresa menos de $500 al mes, mayormente de la Beca Pell, la ayuda económica de personas cercanas o el salario que reciben del trabajo.

A preguntas respecto a la accesibilidad del recinto, algunos estudiantes contestaron: «No tengo vehículo propio y vivo muy lejos de la Iupi”, “vivo lejos de la Iupi y se me dificulta el costear la gasolina y peaje”, y “me tuve que mudar de Río Piedras porque me triplicaron la renta y no encuentro lugar cerca para vivir con mi familia a un costo razonable”. Las respuestas solo atisban el 64 % de la muestra que afirmó enfrentar complicaciones con su transporte al recinto.

Del total del cuestionario, 802 alumnos —o siete de cada diez— utilizan el carro para poder transportarse a Río Piedras, una cifra que opaca el 15 % que usa el Tren Urbano (TU), el 6% que camina y el 3 % que suman el pon, los Uber y otros métodos.

Estudiantes más tecnológicos y a falta de prácticas

Según refleja el trabajo investigativo, el 90 % del estudiantado considera que las computadoras, en estos tiempos de clases, tareas y reuniones híbridas, es una necesidad primordial. La cifra rebasa cómodamente la de otros materiales como lápices (77 %) e impresoras (76 %) y representa el doble de la necesidad de calculadoras (51 %).

En los apartados para comentar directamente, el estudiantado denunció el estado de máquinas dañadas, como el cortador láser de Arquitectura, y la falta de materiales como iluminación, vestuarios y, en la mayoría de los casos, de programas como Adobe, Sketchup, Rhino y otros más.

Quizás el porcentaje más impactante es el 95 % de la muestra que considera que en el recinto de Río Piedras se necesitan más experiencias de investigación. De los encuestados, un 44 % aseguró que nunca ha conseguido oportunidades para investigar, mientras que un 57 % confirmó dificultades en el proceso de conseguir una.

Asimismo, cuatro de cada diez estudiantes encuestados respondió haber considerado darse de baja total, casi todos especificando en este apartado que los factores económicos (53 %); la necesidad de trabajar (46 %); la inestabilidad en la universidad (45 %) y la calidad de las clases (44 %) incidieron en su consideración.

“Procesos de admisión, registro, escoger clases, falta de espacios en cursos, métodos de enseñanza atrasados, clases innecesarias, falta de orientación o accesibilidad a recursos, disponibilidad de horarios para clases, consejería cualificada para identificar las necesidades del estudiantado”, cita una de las contestaciones directas de los estudiantes participantes.

Por otro lado, un 20 %, o 219 encuestados, registró tener algún tipo de diversidad funcional. De esta cantidad, casi el 80 % expresó que la universidad aún cuenta con barreras físicas para las personas con impedimentos físicos.

Estas y otras dificultades se han agudizado desde la llegada de la Junta de Control Fiscal, hace casi una década. La falta de un presupuesto fijo ha propiciado inestabilidad en todas las gestiones administrativas, desde la retención de la docencia hasta las condiciones en que se encuentra la infraestructura del recinto.

Recomendaciones de los investigadores

Para atajar esta problemáticas a las que el estudiantado riopedrense está sujeto, los propios investigadores sugirieron que la institución active recursos e iniciativas que robustezcan los apoyos para los estudiantes, como la ampliación del Programa de Asistencia Nutricional para todo universitario o aumentar la cantidad de empleos remotos a tiempo completo para estudiantes.

No obstante, gran parte de los posibles recursos mencionados, como la capacitación de la docencia para atender situaciones complicadas, la adquisición de nuevos equipos y el fortalecimiento de los programas de tutorías, son propuestas que tienen que pasar por el cedazo de la JCF, que ha sido consistente en negarle los recursos necesarios al sistema universitario.

 

 

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