Por Marcelo Barros/Especial para En Rojo
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) intenta educar a la humanidad para una convivencia solidaria de los pueblos promoviendo fechas que honran a diferentes segmentos de la sociedad, como mujeres, niños, migrantes e indios. Y también crea fechas conmemorativas para que se cuiden de asuntos importantes para la convivencia social y la integridad de la vida en el planeta: día del ambiente, día para luchar contra el tráfico humano y otras causas humanitarias. Así en una sociedad que, cada día, parece menos sensible a la necesidad de los más frágiles, la ONU instituyó el Día de la Justicia Social, a ser celebrado, cada año en el 20 febrero.
Esa fecha, instituida por la asamblea general de la ONU, en 2007, tiene como finalidad fortalecer la lucha contra la pobreza, la exclusión, los prejuicios sociales y el desempleo, en vista de un desarrollo social y económico justo y sostenible. En la mitad del siglo XX, diversos países garantizaban derechos sociales, como educación, salud y alimentación para todos sus ciudadanos. Era la sociedad del bien estar social.
Ya en la Carta Universal de los Derechos Humanos, en 1948, la ONU proclamaba que todas las personas tienen derecho al trabajo, a la alimentación, a la salud, educación, vivienda digna y otras necesidades de la vida. En la década de 80, las políticas neoliberales han suprimido todos los derechos sociales conquistados por las clases trabajadoras. Y en los países que nunca han vivido ese modelo social, como es el caso de nuestros países en América Latina y Caribe, la desigualdad social y las injusticias estructurales se han vuelto aún más fuertes.
Después de décadas de ese tipo de Capitalismo como forma de organización social, queda claro que ese sistema no funciona y solo puede interesar a menos de 1% de la humanidad que gana con la desigualdad, el desempleo y la destrucción de la naturaleza. Frente a eso, la ONU intenta reeducar el mundo para la justicia social, comprendida como el conjunto de políticas que buscan garantizar los derechos sociales básicos a todas las personas. Ya sí como la justicia debe ser el modo de convivencia entre las personas de una misma sociedad, también entre las naciones, es importante eliminar las barreras de prejuicio y discriminación por motivos como raza, etnia, religión y otros.
Para diversas tradiciones religiosas, la búsqueda de la justicia es el fundamento indispensable de toda espiritualidad. En el evangelio, Jesús proclamó: “Bienaventuradas las personas que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciadas” (Mt 5, 6).