La generación que tomó las calles

 

 

Especial para CLARIDAD

 “Nuestro pueblo jamás será derrotado, pues generación tras generación parirá héroes y heroínas” Esta frase lapidaria del El Maestro Pedro Albizu Campos, me vino a la mente cuando tuve la oportunidad de leer el libro del amigo Manuel de J. González, que recoge la historia de una generación de héroes y heroínas puertorriqueños(as) dispuestos(as) a darlo todo por la libertad de nuestro pueblo y los derechos que estamos llamados a alcanzar y defender.

Cuando comencé a leer el libro “La Generación que tomó las Calles”, no pude menos que emocionarme pues yo, aunque con un poco menos edad y muchísisima menos experiencia política que Manuel, también viví parte de esa lucha. Aunque no la viví en la forma en que ellos y ellas la vivieron, arriesgando sus vidas, siendo perseguidos y amedrentados constantemente por el oficialismo, el gobierno federal y los terroristas de la derecha, fui parte de los miles de estudiantes universitarios de nuestro amado Recinto de Rio Piedras de la U.P.R., que presenciamos la era de tan importantes luchas universitarias. Fueron luchas protagonizadas por los y las jóvenes independentistas, quienes tenían muy claro, que esa lucha también exigía, entre otras cosas, democratizar la Universidad, sacar el ROTC del Recinto de Rio Piedras, combatir la militarización de la UPR y a las fuerzas derechistas que se asomaban para atentar contra todo aquello que amenazara su perversa ideología.

La lectura del libro me trajo recuerdos agridulces, pues recordé aquella etapa de mi vida cuando desempeñándome como abogada de la Sociedad Para la Asistencia Legal, vendía el periódico CLARIDAD en el Tribunal de San Juan y, aunque parezca irónico, uno de mis más fieles clientes era el Juez Superior, Daniel López Pritchard, protagonista de historias del libro, quien aun cuando vestía toga, nunca olvidó su pasado como militar. Mas, para hacerle justicia al Juez López Pritchard, debo decir, que se convirtió en uno de los mejores jueces del tribunal y, a pesar de proyectarse como un hombre severo y gruñón, era para muchos de nosotros un hombre dulce y justo, “un abuelito”.

Fue también la época en que viví con mi familia la experiencia del carpeteo del que fueron víctimas el padre de mis hijas y sus hermanos y cuando conocí la persecución que décadas antes se desató contra el abuelo de mis hijas por ser independentista. Yo crecí en una familia de militantes populares del corazón del rollo y fue cuando me casé con el padre de mis hijas, que conocí la represión y el acoso que experimentaba el independentismo. Conocer esa historia me hizo reafirmar que esa lucha que, por años esa generación protagonizó, era y sigue siendo más que justa y necesaria.

La narración de Manuel de J. en cuanto a los detalles de su voluminosa carpeta, me recordó el momento en que mi familia recibió las suyas.  Se podría decir que era necesaria una carretilla para recogerlas. Al repasarlas, se descubrió, como lo hizo Manuel y otros carpeteados, que muchos de aquellos (as) que proveían información, alguna de la cual era inocua e intrascendente, eran vecinos y familiares.

Esa generación luchó por nuestro derecho inalienable a la libertad en su máxima expresión, un derecho que es constantemente asediado y menospreciado. Es la lucha por la libertad de ser. Es la lucha que ellos y ellas jamás han abandonado y que se continúa en memoria de aquellos y aquellas que ya no están, pero que fueron y seguirán siendo inspiración, ejemplo y referentes de lo que para esa generación fue su razón de vivir y que debe también ser la nuestra.

Muestra de ese sacrificio es el relato conmovedor que hace Manuel cuando dice que nunca se detuvo a pensar el sufrimiento de sus padres ante las experiencias por las que él atravesaba y la responsabilidad que decidió asumir, sobre todo, cuando fue sorprendido en su habitación por agentes del FBI que lo sacaron a empujones de su casa. El grito de su madre de que no le hicieran daño, me estremeció. Pensé en tantas madres y padres que sufrieron la misma experiencia y en aquellos y aquellas que vieron desgarrarse su alma por el vil asesinato de sus hijos.

La lucha de esa generación dejó un legado muy importante, aunque también dejó tras de sí una estela de sangre, dolor y sufrimiento. Gracias a ellos y ellas, se desmilitarizó la UPR, el ROTC ya no está en el Recinto, aunque, ojo, hay personajes que le han permitido a la milicia asomar la nariz. Se estableció la política de no confrontación y la guardia universitaria ya no actúa como policías del recinto. Sin embargo, seguimos viendo a personajes de la derecha reaccionaria y anti-puertorriqueña de nuestro país, amenazar la estabilidad de la Universidad del Pueblo en abierta complicidad con su Junta de Gobierno y con la Junta de Control Fiscal. Hemos visto y vivido el uso de la fuerza de choque y otros recursos del Estado, contra quienes toman las calles para defender nuestro principal centro de educación superior, nuestros recursos naturales, los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de la comunidad lgbttq+, nuestro derecho a la descolonización, contra quienes se oponen a la privatización de los servicios esenciales, a la Junta de Control Fiscal, a los planes de restructuración de una deuda impagable, injusta e insostenible, quienes, al así hacerlo, afirman con gallardía que Puerto Rico es nuestro.

Es un libro que deben leer los y las jóvenes de nuestro país y también los(as) no tan jóvenes porque, indudablemente, la determinación y valentía desplegada por esa generación que tomó las calles, es inspiración para esta y futuras generaciones. Ellos y ellas nos han demostrado que, como dice nuestro poeta nacional Juan Antonio Corretjer, y que cita Manuel: “…la vida es lucha toda, por obtener la libertad ansiada, lo demás es la nada, es superficie es moda…”.

Debemos rendir tributo a esa generación que tomó las calles, que nos ilumina para seguir luchando y que nos ha enseñado que las calles son nuestras y que mientras las tomemos, Puerto Rico también lo será. Gracias Manuel por regalarnos esta experiencia tan hermosa que hemos vivido a través de la lectura de tu libro. ¡Viva Puerto Rico libre!

La autora es Presidenta  Movimiento Unión Soberanista

 

El libro esta a la venta en la CLARITIENDA.

 

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