Una buena coyuntura, pero tenemos que ampliar

 

 

Especial para CLARIDAD

 

Estados Unidos no tiene autoridad moral

Los reclamos del pueblo de Puerto Rico por nuestros derechos humanos están íntimamente vinculados a nuestro reclamo de descolonización y por nuestros derechos soberanos. No puede haber ejercicio de derechos humanos civiles o sociales mientras los poderes soberanos del pueblo de Puerto Rico descansen en el Congreso de Estados Unidos, como ya han proclamado por separado cada una de las tres ramas del gobierno de Estados Unidos.

¿Cómo se puede hablar de los derechos humanos en Puerto Rico si el derecho principal que debe ejercer el pueblo de Puerto Rico es el derecho a la libre determinación para la descolonización e independencia, y en su ejercicio de ese derecho nuestras organizaciones están continuamente sujetas a la infiltración, el diversionismo, la persecución y el aislamiento por parte de agencias represivas de Estados Unidos? Además, ha sido usurpado nuestro poder en las áreas de las comunicaciones, relaciones internacionales y comerciales tantas otras áreas fundamentales en la vida de un pueblo. La dominación colonial por definición es una violación del derecho humano a la soberanía y a la democracia, y de ahí emanan las demás violaciones de nuestros derechos humanos.

¿Cómo podemos hablar de derechos humanos sociales y civiles en Puerto Rico cuando el pueblo de Puerto Rico depende totalmente de los vaivenes económicos y políticos de Estados Unidos? Para su llamado desarrollo social en los campos de la educación, vivienda, salud, y otros, dependemos de la legislación del Congreso de Estados Unidos y ahora que quien decide nuestro presupuesto es la Junta de Control Fiscal.

¿Con qué fuerza moral puede Estados Unidos reclamar a otros países el respeto a la democracia si mantiene al pueblo de Puerto Rico subyugado a la dominación colonial? Antes presentaba la mentira de que el Estado Libre Asociado de Puerto Rico era un régimen de auto gobierno y Luis Muñoz Marín así lo presentaba en sus periplos internacionales y entre sus supuestos homólogos de América Latina y el Caribe. Al presente, sería una vergüenza más que los políticos coloniales pretendieran lo mismo.

 

El Congreso de Estados Unidos

Si bien es cierto que los proyectos de estatus, supuestamente descolonizadores, recientes originados en Washington tienen alguno mérito, como descalificar el Estado Libre Asociado (ELA) como opción y la mención de una Asamblea Constitucional de Estatus como mecanismo procesal para la descolonización de Puerto Rico, también es una realidad que tal legislación no tienen posibilidad alguna de ser adoptada en este momento urgente para nuestro país.

Por más esfuerzo que se realice en esa dirección, y por buenas intenciones que haya de las congresistas puertorriqueñas, éstas no dejan de ser legisladoras del país que nos ha colonizado durante casi 125 años con toda su prepotencia y la promoción de sus intereses económicos y geopolíticos. El escenario para el trabajo de las congresistas no deja de ser el de un Congreso que gira a la derecha y en su cuerpo más poderoso, el Senado de Estados Unidos, al presente no existe la más mínima posibilidad que se adopte legislación para “la descolonización” de Puerto Rico. En esto no deja de incidir la complejidad de la situación interna y política de ese país más allá de su Congreso.

 

Las resoluciones de Naciones Unidas sobre Puerto Rico

Por eso las resoluciones sobre Puerto Rico del Comité de Descolonización de Naciones Unidas, incluyendo la de 2022 y esperamos que la de 2023, “Exhortan nuevamente al Gobierno de los Estados Unidos de América a asumir su responsabilidad de promover un proceso que permita que el pueblo puertorriqueño ejerza plenamente su derecho inalienable a la libre determinación y a la independencia, de conformidad y en pleno cumplimiento con la resolución 1514(XV) de la Asamblea General y las resoluciones y decisiones del Comité Especial [de descolonización] relativas a Puerto Rico…” [Énfasis nuestro.]

Además, “Insta[an] al Gobierno de los Estados Unidos a que, en consonancia con la necesidad de garantizar al pueblo de puertorriqueño su legítimo derecho a la libre determinación y la protección de sus derechos humanos complete la devolución al pueblo de Puerto Rico de todas las tierras ocupadas por sus fuerzas militares …” [Énfasis nuestro.]

 

Prevalece el capitalismo salvaje, pero…

Al presente, en Estados Unidos prevalece sobre todo la defensa del capital. Por encima del supuesto reconocimiento de derechos humanos de todo tipo, lo que caracteriza esta etapa de desarrollo de la humanidad es el capitalismo salvaje que crudamente representan Estados Unidos y sus aliados. Por otro lado, están las luchas por superar el capitalismo salvaje con un sistema que tenga al centro los intereses del ser humano, con la plataforma para ello de la independencia y la soberanía.

En el Puerto Rico de hoy eso es evidente la lucha entre esos dos campos, pero con la limitante de no haber alcanzado la plataforma de la soberanía e independencia. Esa limitante hace ilusorio pensar en un nuevo proyecto de país. Cualquier nuevo proyecto de país está abocado al fracaso ante nuestra ausencia de poderes para consolidarlo el desarrollo económico, social y político.

El “experimento” del ELA así lo evidencia. Fueron muchos los logros de ese proyecto para nuestro país, pero el gobierno colonial no pudo con las fuerzas estadounidenses que solo pensaron el ELA en función de sus intereses hasta el punto de revertir sus logros en todos los campos, y llegar a la burda admisión que el poder plenario sobre Puerto Rico aún descansa en el Congreso de Estados Unidos y ahora con la imposición de la Junta de Control Fiscal. La Junta ha arrasado con los puertorriqueños(as) llevándose por medio todo lo que entorpezca el interés del capital en nuestro país. Ello con el agravante de la decadencia política en todos los aspectos que implica ser colonia.

Las luchas actuales del pueblo puertorriqueño reflejan una confrontación continua con el capitalismo salvaje, pero esa confrontación es también contra la colonia que no da espacio para verdaderos y duraderos cambios. Lo demás es seguir en lo mismo. Por eso la lucha social no está por encima de la lucha anticolonial. La transformación social en Puerto Rico pasa por la transferencia de poderes al pueblo de Puerto Rico. Esa transferencia será objetada por el poder colonialista. Por eso la lucha social también es anticolonial.

El mundo del que formamos parte como pueblo está en ebullición con el desarrollo de nuevos centros de poder como son la República Popular China, la Federación Rusa, y las fuerzas económicas y políticas emergentes recogidas en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), además del sinnúmero de países que han solicitado admisión a ese bloque. Se está exigiendo la reforma de las instituciones políticas como Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, y de organizaciones financieras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

 Oportunidades de la coyuntura actual y nuestro trabajo internacional

En ese contexto se presentan oportunidades para revitalizar el trabajo de recabar solidaridad internacional entre organizaciones y gobiernos de avanzada, y llevar a un nivel superior la presentación del caso colonial Puerto Rico en el campo internacional, incluyendo en el escenario de Naciones Unidas.

Ello incluye el reclamo que la Asamblea General de Naciones Unidas inserte el caso colonial de Puerto Rico en su agenda. Los fundamentos jurídicos para ello han sido altamente elaborados.

 Nuestro trabajo

Las formas del trabajo hacia nuestro objetivo en la Asamblea General que son imprescindibles son amplitud, dirección, planificación, organización e intensidad. Son formas de trabajo que se aplican a cualquier organización de avanzada.

Nos referimos en particular a la intensidad que debe caracterizar nuestro trabajo internacional. Se trata de un trabajo que requiere constante presencia en el mayor número de espacios internacionales posibles. En el objetivo de llevar nuestro caso a la Asamblea General de Naciones Unidas requiere una constante presencia en Nueva York, estableciendo relaciones, conversando sobre el caso y nuevos acontecimientos en Puerto Rico, siguiendo los cambios de gobierno de los países y nuevas posibilidades de apoyo, detectando matices políticos. Es hacer continuamente el llamado “triage” de los países.

Todo esto es demasiado para solo una o dos organizaciones políticas. Ello sin mencionar el trabajo internacional de las organizaciones sociales y políticas por sector.

Tenemos que ser incluyentes y no lo contrario.

El 2023

En 2023 se cumplen 70 años desde la adopción de la resolución 748(VIII) de la Asamblea General en 1953; medio siglo desde que además de reconocerle atributos de auto gobierno al ELA, reconoce el derecho del pueblo de Puerto Rico a revisar su relación con Estados Unidos. Se cumplen 50 años desde la primera vez que el Comité de Descolonización de Naciones Unidas la Asamblea General de Naciones Unidas escuchó peticionarios de Puerto Rico. Se cumplen 75 años desde la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

No se trata de que Naciones Unidas descolonice a Puerto Rico. Trata del papel que jugará Naciones Unidas y la aplicación del Derecho Internacional a nuestro caso para asegurar un proceso legítimo y justo. Fuera de un marco legítimo y justo que puede garantizar la comunidad internacional, en particular Naciones Unidas y el Derecho Internacional, el colonialismo y la violación de nuestros derechos humanos le seguirán costando más y más al pueblo de Puerto Rico.

En 2023 deben venir propuestas amplias e incluyentes para que aprovechemos la coyuntura actual y estemos a la altura de la urgencia de la descolonización de Puerto Rico.

Las posibilidades se quedan posibilidad y desvanecen si no se trabajan. Si trabajamos la coyuntura actual podremos concientizar sobre la violación de los derechos humanos en Puerto Rico y la violación de nuestro derecho inalienable a la libre determinación e independencia. Podremos convertir la solidaridad en acciones concretas.

Hay que complementar el trabajo sobre los fundamentos jurídicos de los derechos del pueblo de Puerto Rico a nivel internacional con el trabajo práctico de hacer valer esos derechos, de lo contrario el Derecho Internacional aplicable al caso colonial de Puerto Rico se queda en letra muerta como cualquier ley o estatuto.

Este articulo fue publicado en la versión impresa de CLARIDAD del mes de mayo.

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