Palabras para Bob [Rabin] en su velorio

Lowell Fiet amigo y compañero de trabajo de Roberto Rabin.

 

A Bob con quien compartí el privilegio de vivir la gran mayoría de nuestras vidas en Puerto Rico y Vieques e involucrarnos en su idioma, su cultura y sus procesos de crear orgullo y Patria.

La memoria –como la historia— aparece para desaparecer en un momento. Hoy está consumida en la vorágine del imperio, en la deshumanización capitalista, en la fiscalización del sufrimiento. Bajo tales condiciones es difícil sentir orgullo de ser, de lugar y de patria.

Hace dos décadas, como un relámpago ilumina la tierra, Vieques se reveló, por un breve momento, como el lugar mas importante del planeta porque la lucha de Vieques grabó su logro de expulsar la Marina de guerra de Estado Unidos de manera única, justa y luminosa.

No obstante, el hecho de ser una dependencia colonial ha succionado el orgullo de esa memoria de las mentes de las y los jóvenes viequenses como si nunca hubiera pasado.

Bob Rabin luchaba en el vórtice de ese momento iluminado: activista sin parar, promotor y organizador genial, siempre bailando un derviche estratégico para enfrentar cada manejo de la marina con contra manejos pacíficos capaces, en su totalidad, de hacer alianzas cruciales y socavar el hostigamiento, la violencia de los arrestos y la dureza de la cárcel.

Conocí a Bob al principio de los 1990 a través de María Cristina Rodríguez, don Carlos Vélez Rickehoff y doña Luisa Guadalupe. También trabajé con Wanda Colón y el Proyecto Caribeño de Justicia y Paz para dar un taller de máscaras en el Fortín para el día del juguete no bélico de enero de 1994. Para mí han seguido otros talleres, exposiciones, festivales culturales, reuniones y presentaciones radiales desde entonces, pero todos como parte del proyecto más amplio de Bob de crear memoria, de crear conciencia, de crear una historia viva y de crear orgullo viequense a través de su administración del Fortín del Conde de Mirasol.

A través del Archivo Histórico de Vieques y los proyectos culturales del Fortín, Bob dejó los mecanismos para recordar la historia comunitaria y transformar su futuro. Es su legado mayor. Es nuestro deber asegurar que ese legado siga creciendo y llegue al pueblo viequense.

Bob, te recordamos

Llueve

y las gotas se secan para dejar manchas infinitísimas.

Pero si la pared está polvorosa o mugrienta

esas manchas duran por lo menos hasta el próximo chubasco.

Una gota insistentemente repetida pica y repica

y aunque sea la pared de piedra, de concreto o de acero

la gota molesta, rasca, erosiona y penetra suficiente

para perforar la superficie y escribir su nombre.

 

Bob, te recordaremos; Bob, te recordaremos; Bob, te recordaremos;

(todos) Bob, recordaremos

Palabras en el velorio para Roberto Rabin celebrado el pasado domingo 3 de abril en la funeraria Esquilín de Vieques.

Artículo anteriorAbril será un mes bien cargado para el deporte Boricua
Artículo siguientePara Roberto