Para Roberto

Nilda Medina se despide de su esposo y compañero de lucha.

 

Por Nadjah Ríos Villarini

Este es un momento raro. Una no se prepara lo suficiente para recibir el golpe de la noticia. Este evento también tiene su mística; es una mezcla de recordar a nuestro amigo en colectivo y decirle las cosas que se nos quedaron sin decir. Imagino que hoy hablarán de Roberto sus compañeres de lucha, los que piquetearon, marcharon y hasta fueron a la cárcel por reclamar justicia y paz para la Isla Nena; sin embargo, yo les quiero hablar de Roberto el historiador, el maestro, el archivero.

Conocí a Roberto hace más de 18 años. Me acerqué a él con la formalidad de quien le habla a un líder que participó en uno de los eventos históricos más importantes e impensables que se han gestado en este país: enfrentar a una de las potencias mundiales hasta lograr la salida de la Marina de Guerra de los Estados Unidos. Recuerdo que me dijo “le voy a dedicar a tu proyecto el 25% del tiempo de lo que tú le dediques al mío”. Con esa ecuación matemática, comenzamos a trabajar. Organizamos talleres para integrar las humanidades y la historia local en el currículo escolar, presentamos en paneles sobre la migración viequense a Santa Cruz y publicamos juntos en revistas académicas.

Con el tiempo, comenzamos a digitalizar las cintas de audio y de vídeo de un proyecto estudiantil que forjó mientras era maestro de historia aquí en Vieques. Para aquel entonces, los jóvenes del Club de Historia entrevistaron a Apolonia Gittings, Tomasa Rivera, a la legendaria Masue. Con Roberto, estos estudiantes viajaron a la isla de Santa Cruz para conocer de primera mano las historias orales de sus antepasados quienes se vieron forzados a mudarse a la isla vecina luego de las expropiaciones de tierra de la Marina.

Recuerdo con cariño los recorridos por las galerías del Fortín. Roberto tenía una capacidad de síntesis histórica increíble. Más de 500 años de historia comprimidos en un viaje arqueológico cuando mostraba hallazgos del Barrio La Hueca, seguido de una escala por los años coloniales con parafernalia militar encontrados en el Fortín, para finalmente llegar al destino final: el gran logro del pueblo viequense, el cese y desista de los bombardeos militares. Y en ese viaje histórico encontraba coordenadas para conectar la lucha de Vieques a la lucha Palestina, al reclamo de Paz de Afganistán, al minuto de silencio por les niñes que han vivido el horror de las guerras.

Con orgullo, recordaba el paso de Simón Bolívar por territorio viequense, quien visitó la isla en búsqueda de provisiones. También conmemoraba el valor de la comunidad dominicana al recordar el valor y sacrificio de los 25 dominicanos luchadores por la independencia de Quisqueya en la Guerra de la Restauración contra España, quienes fallecieron mientras eran prisioneros en el Fortín. Así Vieques fue anfitrión de delegaciones y cónsules de estos hermanos países.

«Me acerqué a Bob con la formalidad de quien le habla a un líder que participó en uno de los eventos históricos más importantes e impensables que se han gestado en este país: enfrentar a una de las potencias mundiales hasta lograr la salida de la Marina de Guerra de los Estados Unidos.»

Por los últimos 10 años, trabajé con Roberto en el Archivo Histórico de Vieques. En su función de archivero fue un revolucionario como en tantas otras facetas. Decía que el archivo tenía una organización “Bobística”, queriendo decir que, aunque no seguía las formalidades de catalogación de una biblioteca, él tenia una cartografía clara de dónde estaba cada uno de los documentos. Hacía hincapié en que las personas debían de ir al encuentro con la historia y que los documentos eran el terreno común para sentir y experimentar el pasado. Recuerdo que cuando recibía visitas de grupos escolares sacaba las Actas del Ayuntamiento del siglo XVIII y los invitaba a leer sobre la historia. “Mira a ver si encuentras a un antepasado tuyo” les decía a sus estudiantes.

Recientemente trabajamos en la creación de un repositorio digital para que las personas dentro y fuera de Puerto Rico pudieran conocer la historia de Vieques. También trabajamos con la Colección Andrés Nieves, quien documentó más de 10 años de lucha y activismo en Vieques.

Hoy me gustaría decirle a Bob que Bea Santiago, Sofía Gallisá y la gente de Beta Local trabajan en la publicación de la Guía Cultural de Vieques. Que proyectamos la publicación de su libro con Ediciones Callejón para el mes de agosto gracias a Diana Ramos Gutiérrez, Camilo Carrión Zayas y Neeljte Van Marissin Méndez.  Que el artículo de Ivelisse Rivera Bonilla y sus estudiantes sobre su experiencia con el Archivo Histórico de Vieques se va a publicar a fin de mes. Y que hace una semana aprobaron una subvención para digitalizar las cintas de Andrés gracias al trabajo de Ileana Rivera y Caroline Gil. Me gustaría decirte, finalmente, que te amamos y que nos vas a hacer mucha falta.

Regreso al 25% de nuestra relación. Hago la cuenta y sigo en deuda. Roberto procuró con amor el viaje al pasado para entender el presente.  La historia es la suma de todas nuestras voces; una ecuación del día a día llena de experiencias y memorias individuales y colectivas; un encuentro, un espejo donde vernos. Por eso insisto en la importancia del Archivo Histórico de Vieques y su espacio físico en el Fortín. Pido a las autoridades pertinentes que se hagan los trámites para garantizar ese espacio de encuentro donde los Viequenses y los Puertorriqueños podamos empoderarnos y reafirmar lo que somos: un pueblo valiente que gestó lo impensable.

 

Artículo anteriorPalabras para Bob [Rabin] en su velorio
Artículo siguienteLa izquierda y la invasión de Ucrania: ¿campismo o internacionalismo?