Recuentos del Puerto Rico de 1965 a 1990 según el recuerdo del periodista Robert Friedman

 

En Rojo

La más reciente publicación de Robert Friedman (tiene tres novelas anteriores que se desarrollan en el Puerto Rico de una época específica) nos traslada a muchos de los eventos de esos años, pero especialmente me hace pensar en lo que significó The San Juan Star (1959-2006; sí sé que todavía se publica como The San Juan Daily Star, pero su filosofía, alcance, cubierta de noticias no tiene nada que ver con la publicación original). Desde que estudiaba en la Universidad de Puerto Rico-Río Piedras, recuerdo el fácil acceso a los archivos de este periódico: acordaba un día—en verdad noche—y llegaba a la avenida Kennedy donde podías amanecerte ya que los periodistas entraban a cualquier hora de la noche y madrugada. Este es el periódico (sí, redactado en inglés) donde conocimos a Eddie López, Hunter Thompson (The Rum Diary 2011), Dimas Planas y por supuesto, Tomás Stella y Manny Suárez.  Las páginas culturales del SJ Star eran muy amplias y contaban con destacados críticos de cine, teatro, bellas artes, música y literatura. También contaban con periodistas que fácilmente cubrían las páginas culturales (la propia sección de Friedman, “City Side”), entrevistaban a lxs que acaparaban las noticias en el deporte, farándula, escándalos y acontecimientos vergonzosos de nuestro país. Robert Friedman recopila un escogido de sus artículos en todos estos renglones para darnos una apertura de lo que fueron esos años y cómo los ve ahora con la perspectiva de 2022.

La relación de Friedman con Puerto Rico se extiende de su llegada a la isla y residencia en el Viejo San Juan de 1964 a 1991, cuando se traslada a Washington D.C, para ser corresponsal desde esa ciudad, hasta 2007, cuando deja de escribir para el rotativo que ya había sido vendido y transformado por los nuevos dueños sin esperanza de rescatar algo de lo que había sido por tantos años. Friedman hace una excelente conexión/transición de Nueva York a Puerto Rico al destacar como primer artículo del libro su entrevista con Leonard Bernstein, compositor de la música de la obra de Broadway y luego el filme, West Side Story (1961). Tanto para Friedman como para tantos residentes de Estados Unidos, esta era la imagen de los puertorriqueños que se tenía en la década del 1950. Y mientras en Puerto Rico se intentaba negar la excelencia del musical—al igual que luego atacar como racista el estudio antropológico de Oscar Lewis, La vida (1971)—en el arte musical y la cultura, West Side Story se consolidaba con premios, reposiciones y aclamaciones en todo el mundo. La entrevista de Bernstein es de 1965 durante su participación en el Festival Casals.

Revisando sus artículos sobre escritores y otras figuras culturales, incluye sus acercamientos y entrevistas a José Ferrer, William Kennedy (su contacto en el SJ Star), Saul Bellow (quien enseñaba en la UPR), Pedro Juan Soto, Mario Vargas Llosa (profesor visitante en UPR) y otros que visitaban la isla como Esmeralda Santiago, Piri Thomas y Edgardo Vega Yunqué (amigo personal). También destaca a Gregory Rabassa, reconocido traductor de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, José Lezama Lima, Mario Vargas Llosa y Luis Rafael Sánchez. Nos cuenta de una tertulia en casa de Nilita Vientós Gastón (en la calle Cordero de Santurce) junto a Lorenzo Homar, Rabassa y su esposa la crítica literaria y también traductora, Clementine Christos. Y como me puedo preciar de que estuve allí, concuerdo con la descripción de Friedman de cómo los monólogos simultáneos de Nilita y Homar eran asombrosos por poder entrecruzar tantas ideas entre voces conjuntas.

Para Friedman es fascinante conocer y entrevistar a Pablo Casals en varias sesiones tanto por la amabilidad del maestro cellista como su dedicación a predicar la paz a través de la música. Fundador de la organización del Festival Casals en su sede del Teatro de la Universidad de Puerto Rico, el periodista lo considera un patriarca de la época como Schweitzer, Einstein y Bertrand Russell en su entrega a mejorar el mundo en que vivimos. Cita a Casals en 1966 sobre su esperanza para la humanidad: “I am an optimist because what exists now is unnatural. By and by governments will see the necessity of getting together. I don’t see how the world can survive if it repeats its cruelties of the recent past. The concept of war is unjustifiable. Values must change. They must be elevated to a point where war is considered unthinkable.”

Las varias entrevistas al escritor y guionista Budd Schulberg y el afamado director Elia Kazan tienen un estilo que nos parece estar presente durante estos juntes. Kazan—quien para no ser “blacklisted” atestiguó y delató frente al Comité de “Un-American Activities” del Congreso federal—y Schulberg se proyectan muy entusiasmados con planes de filmar varios proyectos fílmicos en Puerto Rico, especialmente la que ya casi tenían el guión finalizado: “In the Streets”. Hasta hacen su propia conclusión cuando visitan Culebra en 1970 para posibles tomas de filmaciones: “Maybe, the best thing would be for the Navy to withdraw and let us make films here”. En una de estas visitas a Puerto Rico, estuve en lo que antes fue el Anfiteatro donde el programa de Actividades Culturales de la UPR exhibía su serie de cine. El ciclo era dedicado a Schulberg y Kazan con la exhibición de On the Waterfront (1954), A Face in the Crowd (1957) y America, America (1963). Llegaron a esta última presentación, hablaron con estudiantes y profesores sin cansancio y nos dejaron maravilladxs por su manera de ver el mundo a través del lente.

Entre los temas que atrajeron a Friedman en sus años de reportero estaban las migraciones con sus diferencias de haitianos, dominicanos y cubanos; su excelente reportaje del encarcelamiento de haitianos en Fort Allen; su uso de fotos de yolas y embarcaciones temibles para llegar a Puerto Rico. En una sección titulada “Carpetas, COINTELPRO and Other Un-American Activities”, El escritor resume la campaña de persecución contra independentistas por la policía de Puerto Rico y las agencias de supresión de EEUU, específicamente el F.B.I., y los enjuiciamientos federales como una introducción a un hermoso artículo de diciembre 1987 sobre Carlos Noya Murati. Y aunque discrepa de la política de Pedro Albizu Campos, admira su integridad y cuestiona los métodos de represión usados contra él para finalizar con la despedida de su pueblo en el Viejo San Juan tras su muerte el 21 de abril de 1965.

Friedman también incluye artículos que cubrieron “la gran noticia”, la que todos los periódicos tenían como encabezado y todas las emisoras cubrían en vivo, y que se tornaban sensacionalistas para aumentar su circulación. Entre estos: el asesinato de Luis Vigoreaux, el juicio de Lydia Echevarría, la caída de Karl Wallenda, el fuego del DuPont Plaza, el deslizamiento de Barrio Mameyes. Bajo la sección de “Terrorism”, incluye los operativos de la FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional) en Chicago y Nueva York, los Macheteros, los asesinatos perpetrados por la derecha cubana en Puerto Rico, enfatizando en la muerte de Carlos Muñiz Varela y Santiago “Chagui” Mari Pesquera. Aunque dedica una sección a los asesinatos del Cerro Maravilla, no detalla—no tiene por qué hacerlo—la importancia que tuvo el San Juan Star y sus periodistas, Tomás Stella Das y Manny Suárez en el descubrimiento de la verdad. Sin duda éste fue nuestro momento Watergate/Deep Throat del Washington Post que todxs recordamos o hemos leído y presenciado en las vistas de la legislatura de Puerto Rico.

Su sección sobre el mundo deportivo incluye la figura de Muhammad Ali en las varias ocasiones que estuvo aquí, pero lo más interesante son sus escritos sobre Roberto Clemente y nuestro equipo de baloncesto en los Juegos Panamericanos de 1979. Señala muy acertadamente cómo los comentaristas deportivos estadounidenses no podían sencillamente narrar las proezas de Clemente, si no, que se creían en el derecho de burlarse de su acento, a veces hasta transcribiendo sus errores. En su artículo del equipo de baloncesto, detalla la procedencia de los Nuyoricans: Charlie Bermúdez, Raymond Dalmau, Rubén Rodríguez, Georgie Torres, César Fantauzzi, Néstor Cora y Angelo Cruz. Para conocerlos mejor, solo tenemos que ver nuevamente el excelente documental Nuyorican Básquet de Julio César Torres y Ricardo Olivero Lora.

Friedman también incluye su nostalgia por el Viejo San Juan de esos años que era como un gran vecindario donde lo mismo te encontrabas con Tufiño en la calle San Sebastián como con conocidos y reconocidos en la panadería de la calle San Justo, o tomando café en La Bombonera, o visitando La Casa del Libro o viendo títulos nuevos, o conocidos en The Bookstore (ahora Laberinto), o pasando la noche en El Batey o el Ocho Puertas. Su toque íntimo y muy personal es cuando relata el nacimiento de sus dos hijas, Madeline y cuatro años después, Elizabeth, en el hospital Ashford Memorial Community, ahora El Presby.

No hay duda de que Puerto Rico, el Viejo San Juan, el San Juan Star dejaron una huella permanente en su vida. Hace un tributo a Harold Lidin—otro periodista estadounidense que se volvió puertorriqueño y atesoró su vivencia en la isla con la publicación de The History of the Independence Movement in Puerto Rico, parte 1, y que nunca pudo completar. Termina sus memorias y la re-publicación de sus columnas con un viaje de regreso a la isla en abril 1994 con la familia que nació y creció aquí y luego se desplazó a Washington DC donde fue corresponsal del SJ Star por 15 años. Así se despide muy emotivamente de este viaje: “And, mostly, our pleasure came from the remembrance of things past, the tapping at our hearts when personal nostalgia meshes with the timeless horizons within us all”.

 

Robert Friedman. Puerto Rico 1965-1990: A Quarter Century of Highlights, Hope, Status and Stasis. Charleston, SC: Palmetto Publishing, 2022.

 

 

 

 

 

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