El spanglish en la novela de Luis Bermejales, Se llamará Zacarías.

 

Especial para En Rojo

La ciudad de Nueva York es el punto de partida de la novela Se llamará Zacarías, del escritor puertorriqueño Luis Bermejales, que vio recientemente la luz bajo el sello editorial de Viñales & Ribery, con base editorial en Nueva York y San Juan,

La narrativa introduce una ruptura temática importante con la literatura puertorriqueña sobre el Nueva York de los años cincuenta del siglo veinte, la cual estuvo centrada en el tema de la discriminación social y lingüística hacia los protagonistas del principal flujo migratorio de aquellos tiempos, revelados en títulos como Paisa: Un relato de la emigración y Nueva York y otras desgracias de José Luis González; Harlem todos los días de Emilio Díaz Valcárcel, La Carreta de René Marqués y Spiks y Usmail, de Pedro Juan Soto.

En cambio, la novela de Bermejales, desdobla la configuración de una vigorosa cultura nuyorriqueña, afirmada y sostenida por los descendientes de las primeras generaciones de migrantes procedentes de la empobrecida colonia estadounidense, quienes forjaron un español acompañado de palabras y frases del inglés, que se convirtió en eje central de su identidad.

Me sedujo el título, el cual aseguraba que alguien habría de llamarse Zacarías. En la Biblia hay innumerables figuras con ese nombre, incluyendo el Zacarías veterotestamentario, que es uno de los profetas menores del Antiguo Testamento. El más conocido es el Zacarías neotestamentario, casado con Isabel, mujer de fe quien, desde joven, rogó a su Dios que le permitiera ser madre. En su vejez, ambos reciben la visita del Ángel Gabriel, quien le da la buena noticia de que Dios había escuchado sus oraciones, por lo que habría de parir la criatura ansiada.

En este libro lo ansiado e inalcanzable es el alumbramiento de la escritura ambicionada, que es el sueño alrededor del cual gira la trama de esta maravillosa novela centrada en el viaje y la creación literaria.

El Café de los poetas

El autor inicia el relato con un Zacarías que ha regresado a casa luego de haberse dado cuantiosos tragos en el Nuyorican Poets Cafe de Nueva York, un club establecido a finales de los años setentas del siglo veinte en la Tercera Avenida de Manhattan por poetas como Miguel Algarín, Sandra Esteves, Miguel Piñero Pedro Pietri, Tato Laviera y Lucky Cienfuegos, quienes alentaron la labor artística de dramaturgos, poetas y músicos afrodescendientes de la ciudad, cuya labor creadora era rechazada por empresas de entretenimiento e instituciones educativas.

En ese lugar emblemático de la identidad nuyorriqueña Zacarías Prado ha tenido una velada espectacular, como cierre a su labor como asistente del profesor Juan Lozano Borja, un español insoportable al cual sirvió de acompañante durante los varios días que pasó en la ciudad a solicitud de la Casa Hispana. Su cuerpo está aún molido, pero había contraído deberes con el visitante español para dar un largo paseo de despedida por Harlem con el fin de «olfatear las huellas de Lorca» quien era figura de interés en el medioambiente literario neoyorquino por el tiempo breve en que el poeta granadino residió en la ciudad, entre 1929 y 1930, y la huella literaria que dejó en un poemario que fue publicado años más tarde con el título, «Poeta en Nueva York».

Antes de salir hacia su encuentro detestado, observa a su compañera, Isabel, quien aún duerme, y reflexiona sobre su vida junto a ella, a quien conoció en un curso sobre el teatro de Lorca. Mientras camina, se dice a si mismo desconocer cuan ficticio es él en la vida de Isabel, aunque confía que ella no se irá de su lado, pues acaba de comenzar a escribir una novela como requisito de su Maestría en Escritura Creativa y está embarazada.

Mientras camina, Zacarías reflexiona sobre su identidad, a tono con los poetas que afirmaron su propia versión del nacionalismo puertorriqueño, sustrayendo la lengua callejera de su marginalidad y visualizando la ciudad como su patria, como lo afirmó el poeta y dramaturgo Miguel Piñero en su Lower East Side poem, en el cual proclama su deseo de que, al morir, su cuerpo no fuese enterrado en Puerto Rico, sino que sus cenizas fueran  esparcidas en ese barrio de Manhattan que fue rebautizado por la comunidad puertorriqueña neoyorquina como Loizaida.

Just once before I die
I want to climb up

on a tenement sky
to dream my lungs out till I cry
then scatter my ashes thru
the Lower East Side.

 Zacarías

Zacarías es un joven estudiante nuyorriqueño y afrodescendiente, hijo de padres nacidos en Puerto Rico quienes emigraron a la ciudad para vivir sus vidas en el condado neoyorquino del Bronx, donde este nació. Su vida es una oda a la cultura puertorriqueña de Nueva York, manifestada en el encanto de sus barrios, la diversidad de sus pobladores, y la celebración del spanglish, lengua forjada por los inmigrantes hispanohablantes en diversos entornos estadounidenses.

Es también estudiante doctoral de Literatura Comparada y ama el spanglish al punto que desea escribir su tesis en esa lengua. Sin embargo, habiendo aprobado todos los cursos requeridos se topa con el rechazo a su petición por el comité departamental de su universidad, lo cual Zacarías considera irrazonable.

Zacarías está harto del ninguneo. Caminando por las calles de la ciudad, llega a Sakura Park, localizado en el sector Morningside Heights de Manhattan, donde se sienta junto a un hombre sentado en un banco de madera que lee un libro; y con quien comparte su encrucijada existencial por las trabas que impone la institución académica a recibir su tesis en el espanglish que mamó en la cuna. En la conversación el hombre en el banco le habla de Orbe Novo, una institución educativa en Vermont que puede acogerlo, mostrando su interés en volver a encontrarse con Zacarías. Más adelante, se encuentra con el académico español Juan Lozano Borja, a quien debe pasear por la ciudad, previo al retorno a su país.

Zacarías tiene sobradas razones para despreciar al profesor español. Durante su estancia en Nueva York Borja ha exteriorizado su desprecio hacia el spanglish, con sus continuas correcciones desdeñosas sobre lo que cataloga como «el maldito espanglés». Sin embargo, aprovecha el indeseado recorrido por explicarle la importancia de esta nueva lengua en formación.

Le explica que el spanglish se inició como una jerga callejera, y sin embargo, «ahora corre como fuego en la pradera, pues es la herramienta cultural de integración e identidad para los cuarenta millones de hispanos que vivimos en Estados Unidos». Y le remarca: «Lo corroboraste anoche en el Nuyorican; [el spanglish] marca tendencias en la literatura de este país y en la nueva narrativa latinoamericana. Hablar y escribir spanglish es una postura de rebeldía ante el entorno anglosajón dominante, pero es también un lenguaje secreto y místico».

Como puyazo de despedida, le obsequia el libro del lingüista Ilan Stavans titulado, Spanglish: The making of a New American Language, que el académico español recibe con menosprecio.

De regreso a casa, Zacarías se entera que Isabel, a quien vio laborando intensamente en su escritura de su tesis como una abeja reina, había abandonado Nueva York y que, además, daría a luz un hijo. El autor nos narra que Zacarías medita, delibera y especula, dando vueltas a su cabeza. Al final, rendido ante su certeza de que en Puerto Rico no podrá encontrar a Isabel, se entregará a un nuevo director de tesis, examinando las ubicaciones literarias contradictorias del poeta californiano Robert Frost con la del granadino Federico García Lorca.

La brújula nuyorican

Mientras lucha con su escrito, Zacarías no logra superar sus viejas angustias. Luego de un tiempo en su nuevo entorno colige que el mundo académico tiene la tendencia a desarraigar al escritor de su medio vital, por lo que se siente acorralado. Le aflige la posibilidad de que en el entorno académico de Vermont acabe padeciendo de lo mismo que sobrellevaba en el de Nueva York.

Zacarías aprovecha el momento y reflexiona. Confundido, retorna al reconocimiento de su entorno de vida. Reconoce que no es un ser nómada o un ser de campo, sino de ciudad, que es su hábitat idolatrado. La ciudad es su fetiche, dice, pues en ella cae de pie siempre, pues necesita multitudes, ruidos y bullicio para existir. Se percibe asediado y se prepara para regresar a su entorno vital neoyorquino.

Antes de ello visita a Stavans, quien invita Zacarías a lonchar a un restaurante mexicano, donde le entrega los cartapacios con los capítulos de su tesis, le comunica su interés en ayudarlo con la tesis y la obtención del grado añorado. En la conversación, se reanuda el interés académico de ambos por el spanglish que consideran como «la mejor prueba del vigor del español en Estados Unidos».  Los hispanos nos resistimos a abrazar el inglés como única lengua, argumenta Stavans.

El lingüista comparte con Zacarías su preocupación de que muchos académicos aun no logran captar el fenómeno universal del mestizaje lingüístico, por lo que se encuentra en vías de inaugurar la primera cátedra en todo el mundo enfocada en el spanglish como dialecto en formación. «Eres el hombre», le dice Stavans a Zacarías; «leí tus capítulos y quedé convencido».

«Cómo no entender que el spanglish es el precio de la supervivencia del español en la diáspora», reflexiona Zacarías. A lo que Stavans replica que el inglés también es parte del mismo fenómeno, pues ha incorporado palabras como nachos, tortilla, aficionado, guerrilla, plaza, patio y muchas más, las cuales podrían añadirse a la larga lista de palabras del español utilizadas por anglohablantes.

El Final

Al final de la novela, de regreso a Nueva York, se muestra a un Zacarías ansioso por el encuentro con Isabel. «La ciudad está overcrowded de boricuas. Por todas partes las monoestrelladas flotan en coches y buildings, El clima, fine. Atravieso el downtown y me dirijo a Frog Hollow, the Puerto Rican neighborhod.«.

Zacarías no tiene dinero, por lo que salta la barrera del subway station. Se encuentra ansioso por llegar a su destino, cuando mira un display que anuncia la nueva presentación en el Nuyorican Poets Café que lee:

«Los más groundbreaking works of poetry, music and theater por artistas multiculturales who exist outside the mainstream».

 

 

 

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