Todos lo saben: un director iraní y una sociedad española

(director y guionista Asghar Farhadi; cinematografía José Luis Alcaine; elenco Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Barbara Lennie, Inma Cuesta, Elvira Minguez, Ramón Barea, Carla Campra, Sara Sálamo, Roger Casamajor, José Angel Egido, Sergio Castellanos, Iván Chavero)

Todos lo saben del iraní ganador de dos Oscares por Mejor Película Extranjera, Asghar Farhadi (A Separation, The Salesman), fue el filme de apertura del Festival de Cannes el año pasado. Lo maravilloso de este filme es que su historia se desarrolla en un pueblo español, todos los actores son españoles y está escrito y dirigido por un iraní pero se siente como si fuera una historia muy particular de la región. Dentro de la reunión familiar para la celebración de la boda de la hermana menor, se dan los roces entre hermanas y cuñados. Todos celebran pero cada uno tiene algún conflicto que nunca ha resuelto y puede que el licor, el baile y la amanecida haga que esas espinas se expresen. Pero en el fondo de todo está el resentimiento de una clase terrateniente venida a menos y una clase obrera/trabajadora que se fajó y obtuvo con su sudor lo que siempre le fue negado.


Las actuaciones sobresalen no solamente porque ese es el estilo de dirigir de Asghar Farhadi sino porque la intensidad que ponen Cruz, Bardem, Darín y cada uno del reparto en sus papeles es una escena dramática en sí.

La estructura de la trama comienza con un reencuentro, seguido por una gran fiesta que al día siguiente resulta en separación, suspicacia, temores, resentimientos y un pasado que cada uno interpreta de manera diferente. El personaje central es Laura (Penélope Cruz), quien ha estado ausente de su lugar de origen por muchos años, y que ahora regresa desde Buenos Aires con su hija adolescente, Irene, y su hijo menor para ser parte de la celebración de la boda de su hermana menor, Ana. Tanto la boda como el regreso de Laura se convierten en puntos de encuentro para la familia, cercana y extendida, y la comunidad de este pueblo no muy lejos de Madrid. Pero a pesar de la cercanía al centro, el comportamiento y pensamiento de sus pobladores parecen de épocas pasadas. Las tres hermanas—Mariana, la mayor, Laura y Ana—parecen responder a experiencias muy distintas a pesar de todas haber nacido y criado aquí. Las actitudes de clase en esta sociedad rural parecen haberse congelado en el tiempo y salen a relucir, por supuesto, con la “alegría” de la fiesta.

Los dueños de las tierras que creen que no importa si las cuidan, o endeudan, o venden que le siguen perteneciendo; que las herencias no se venden porque pertenecen a las familias originarias; que los obreros y campesinos jamás pueden aspirar a comprar las tierras y hacerlas suyas. Solo la pasión y el amor rompen esta estructura cuando Paco (Javier Bardem)—entonces trabajador de la tierra—y Laura se enamoran y olvidan el lugar que esta sociedad agraria le ha asignado. Pero eso hace mucho tiempo y con la partida de Laura, y luego su casamiento con el argentino Alejandro (Ricardo Darín), el Paco que conocemos es ahora el dueño de esas tierras que le fue comprando al padre de Laura cuando éste las perdió en juegos, apuestas y bebidas y a ella misma cuando se fue de España. Paco ha podido transformar tierras baldías o en descuido en un viñedo de gran calidad y producción. Lo que no sabemos al principio de la bienvenida de Laura y luego la gran fiesta es el terrible resentimiento que todavía existe en la familia por haber perdido las tierras y, peor aún, que un antiguo trabajador haya podido desarrollarlas, algo que ellos nunca supieron o quisieron hacer.

Y al otro día de la gran celebración donde todos parecían llevarse tan bien, no aparece Irene, quien parecía ser dueña del mundo, moverse libremente y desafiar todas las barreras. La acción pasa a interiores, los colores se oscurecen y ya nadie ríe ni habla en indirectas. Al recibir un pedido de rescate se quitan las máscaras y salen a relucir todos los resentimientos entre hermanas, matrimonios, patriarca y allegados. Y porque todavía tienen que depender de Paco, les guste o no, la familia crea su propio cerco de protección y ataque. Es terrible ver cómo aquellos que parecían más abiertos al razonamiento y la bondad, dejan de serlos para infligir un castigo que nada tiene que ver con el presente. Es doloroso ver cómo destruyen a alguien por ser diferente a ellos: trabajador, emprendedor, amoroso, amistoso, protector de los más frágiles y luchador por la igualdad.

Las actuaciones sobresalen no solamente porque ese es el estilo de dirigir de Asghar Farhadi sino porque la intensidad que ponen Cruz, Bardem, Darín y cada uno del reparto en sus papeles es una escena dramática en sí. Darín como Alejandro, esposo de Laura, solamente está presente en el último tercio del filme, pero sus intervenciones, que son casi como monólogos, lo hacen casi presencial desde el principio. 

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