Crónica de un mensaje de estado

Foto Alina Luciano

CLARIDAD

 El tránsito de la avenida Constitución estuvo cerrado desde las nueve de la mañana, cuentan algunos manifestantes. Durante la espera, guaguas blindadas y oficiales armados poblaron las escalinatas, aceras y jardines del Capitolio. También gran parte de la calle principal, que muchos imaginaron como espacio de la protesta multisectorial. Arriba, en el cielo, las nubes tramaban un aguacero que tronaba igual que las motoras policiales.

Adentro, tras pasar por una considerable cantidad de agentes encubiertos y uniformados, las tertulias cundían. Bajo arañas luminosas, legisladores y altos funcionarios del gobierno actual pululaban por los pasillos del recinto fastuoso. Eliezer Ramos Parés, secretario de Educación, hablaba cerca del jefe del Departamento de Seguridad Pública, Arthur Garffer. No se saludaron, al menos aquí. En una esquina del segundo nivel, en el corredor donde convergen las dos alas de las cámaras legislativas, un oficial revisa el dorso de una mesa con un espejo y una linterna. El mensaje comenzaría pronto.

En el hemiciclo de la Cámara de Representantes, la opulencia era sensorial. Bastaba una mirada, un respiro o que se prestara oído para ver los trajes, oler los perfumes y escuchar el tintineo de las joyas de las personas presentes. Acomodándose en la Sección C de la tribuna, se veían confluir: Waldemar Quiles, secretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales; Josué Colón, Zar de Energía. En la Sección A, al director del Negociado de la Policía de Puerto Rico, Joseph González Falcón.

De pronto, irrumpe en el salón un barullo caminante. Senadores de todo talante aparecen risueños, dicharacheros, dueños de esta aula que les pertenece por un cuatrienio. Entre ellos, Jorge Georgie Navarro, Gregorio Matías, Thomas Rivera Schatz, Ángel Toledo López y Roxanna Soto Aguilú, la “Abogada Motorizada”. Se ríen, se abrazan, se comentan cosas ininteligibles desde la tribuna. El salón, y hasta cierto punto el país, estaba alistándose para escuchar el Mensaje de la Situación de Estado de la Gobernadora, Jenniffer González Colón.

Un allegado al exgobernador Alejandro García Padilla comentó que el exmandatario estuvo a punto de ofrecer un Mensaje de Estado sin contar con el texto escrito. El contratiempo, adujo el popular, se debía a un afán de última hora por revisar el mensaje. El narrador no mencionó la fecha de la anécdota.

Media hora después de la hora pautada—las cinco de la tarde— la algarabía se imponía en el hemiciclo. En la palestra, una mujer firmaba, entre risas esporádicas, una pila de documentos en papel legal; en el piso, unos agentes encubiertos calibraron sus audífonos.

«Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad, protegerlas con guardias no sirve para nada», expresa, citando el Salmo 127, el pastor Josué Carrillo durante la invocación inicial. A punto de comenzar la alocución, Pablo José Hernández Rivera y Sila María Calderón aguardan por la gobernadora con mirada atenta. Salvo por unas breves expresiones a la prensa, ni la delegación legislativa del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) ni Eliezer Molina Pérez se personaron durante el discurso.

Poco a poco, el protocolo se encargó de reconocer al comisionado residente, a la exgobernadora, a secretarios de agencias, secretarios de gabinete, alcaldes, exalcaldes, presidentes de asociaciones, expresidentes legislativos y otra retahíla de nombres más. No obstante, Carlos Johnny Méndez se encargó de hacer unos reconocimientos más, incluyendo el muy aclamado de la nominada secretaria de Estado, Rosachely Rivera Santana. Concluida la lista, la gobernadora entró junto a un aplauso que duró un minuto con 15 segundos. Y volvía el retintín de las prendas caras.

Las casi dos horas que siguieron estaban plagadas de cifras, logros, proyecciones, aplausos intermitentes, críticas sutiles y uno que otro chiste de José Yovín Vargas. La gobernadora anexionista despuntó su mensaje puntualizando los pasos necesarios para “salir” de la Junta de Control Fiscal, un cuerpo que la mandataria catalogó como resultado de “nuestra condición colonial”. Repetía, además, la importancia de un “presupuesto balanceado y responsable” de $32 mil millones, a pesar de que el fondo del Estado Libre Asociado se prepara antes que el de los Estados Unidos.

Aumentos en subsidios para servicios a personas de la tercera edad, albergues, trabajadores sociales, bomberos y niños rondaban los $200 millones en apenas el principio del mensaje. “Es momento de trabajar para la clase media, y por eso estamos destinando $15 millones para este programa de vales para nuestras familias trabajadoras para el cuido de sus niños… Y ahora que yo tengo dos, yo sé lo que significa esto”, anunció González Colón, cuyo Mensaje de Estado se dio relativamente tarde en comparación con otros gobernadores.

Nos informa Rafael Cox Alomar, en una columna de opinión, que Muñoz Marín pronunció su primer mensaje bajo la Constitución el 26 de febrero de 1953; Sánchez Vilella, el 29 de enero de 1965: Luis A. Ferré, el 29 de enero de 1969; Hernández Colón, el 30 de enero de 1973; y Romero Barceló el 24 de febrero de 1977. González Colón el suyo un 29 de mayo.

A los cientos de policías que vigilaban las afueras, los adentros, los arribas y los bajos del discurso, la gobernadora notificó que sumará 800 agentes nuevos para reforzar la Uniformada. El presidente de la Cámara de Representantes, Johnny Méndez, aplaudía efusivamente a todas estas, y el presidente fijaba la vista en la jefa de Estado. Al rato, cuando los ánimos se ralentizaron, Méndez se adormiló y Rivera Schatz usó el celular.

A las 6:24 p.m., González Colón recalcó su “disposición y compromiso” con sacar al operador privado LUMA Energy, punto que desató el furor en las gradas y los escaños. Igual de fragorosa resultó la promesa del retorno a la manufactura, la desregulación de la inversión extranjera y la utilidad de exportar profesionales como los del Recinto Universitario de Mayagüez o Río Piedras. Sin embargo, ni las finanzas de la Universidad de Puerto Rico ni su proceso de seleccionar un presidente fueron mencionados.

El resto del asunto se dividió entre Transportación y Obras Públicas, Vivienda, Seguridad, Educación, Salud, Legislación y, como cereza mediática, la Estadidad. De acuerdo con la oposición, lo callado supera lo dicho. Inclusive, Molina Pérez presagió que el discurso sería una “obra de ciencia ficción”.

La misma observación notó, al concluir el mensaje, la senadora del PIP, María de Lourdes Santiago. Asimismo, la vicepresidenta del PIP resaltó “el saqueo” al fondo del caso de Rosa Lydia, desvalijando a los niños de Educación Especial. Mientras tanto, la manifestación de afuera acabó más de una hora antes del discurso. La falta de espacio, la cantidad de policías y la lluvia ocuparon su lugar. Varias horas después, el tránsito vuelve a fluir.

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