A 22 años de la salida de la Marina: “Difícil de olvidar”

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CLARIDAD 

Dos activistas de la comunidad reflexionan sobre la milicia ante su marcada presencia militar en la región

 

El recuerdo de la Marina de los Estados Unidos (EE. UU.) pervive de múltiples formas en Vieques. El uso militar de la Isla Nena marcó su historia durante más de 60 años, hasta que la presión ciudadana finalmente expulsó al cuerpo bélico. Fue un tiempo que marcó la economía, salud y el ambiente de la comunidad de modo que sus estragos aún impactan a la comunidad.

Para Ilandra Guadalupe, coordinadora del programa de recorridos del Archivo Histórico de Vieques, se trata de un recuerdo que vive en la falta de acceso a dos terceras partes del territorio viequense y en el hecho de que la comunidad ha preservado de diversas formas esa realidad histórica.

“(Esta) es una comunidad que creó su propio archivo comunitario para no olvidar todo lo ocurrido y todo lo que se ha vivido. Tanto la tierra como la memoria nos traen esos recuerdos de la época de militarización y, ahora, también los movimientos de remilitarización”, aseguró Guadalupe vía telefónica con CLARIDAD.

En ese sentido, la memoria de la Marina evoca tiempos de desplazamientos forzosos y expropiaciones violentas. Por ejemplo, la comunidad viequense, distribuida a lo largo de la isla, tuvo que ubicarse en el centro del municipio durante los años de ocupación militar, cuenta Katherine Martínez, de La Colmena Cimarrona. Esas imposiciones de la milicia suponen memorias “coloniales y colectivas” que son “difíciles de olvidar”, añadió la activista.

“Todo esto arrastrando a experiencias más prácticas en el diario vivir. Violencia, peleas callejeras, niños estudiando con el sonido de bombas estallando en el fondo, casas que se estremecían ante el impacto de estas bombas al explotar. Así que son experiencias cotidianas como profundas”, describió la organizadora de la colectividad agroecológica.

Guadalupe detalló que comunidades como Carmelo y Villa Borinquen, al lado oriental de Vieques, fueron particularmente afectadas por las detonaciones al aire libre de las prácticas militares. Ambos sectores lindaban, verja a verja, con las zonas donde se ubicaban las tropas de la Marina.

Del mismo modo, Martínez recalcó que tanto las aguas, como las costas y tierras de Vieques fueron polucionadas por contaminantes como agente naranja o mercurio. Estos tóxicos, agregó, se esparcen de muchas formas en Vieques, donde hay una incidencia alta de cáncer. La salud de Vieques, tanto de la isla como su población, aún lastra los estragos de las prácticas militares. Esta catalogó las prácticas como un tipo de racismo y sexismo ambiental, puesto que se tratan de comunidades mayormente compuestas por mujeres y personas negras.

“Eso se esparce a nuestras aguas, a nuestra comida. La contaminación ambiental va atada con el aspecto de salud y ha sido uno de los efectos más notables que le atribuimos a esta actividad militar en nuestro espacio… Pienso en las mujeres que hacen esta triple jornada para responder una y otra vez y estar apagando fuegos ante amenazas e intentos de desplazamiento”, explicó.La colaboradora de La Colmena distinguió cómo la economía de Vieques cambió, con el tiempo, de una azucarera y monocultivista a una basada en la servidumbre laboral, cuando el comercio plagó las calles de lavanderías, servicios de limpieza, cocina y todo lo que envolviera un apoyo a la presencia militar. En esa configuración social, contó Martínez, la ciudadanía en Vieques pasó de trabajar la tierra a trabajar para las infanterías.

“Cuando logramos sacar a la Marina, nuevamente caímos en ese proceso de reconstruir nuestra economía. Lo que se ha visto ahora es una economía basada en el turismo, con todos los matices que eso incluye”, elaboró la activista.

En esa línea, Guadalupe adujo que la falta de acceso a gran parte de la isla impide una cultivación de la tierra, sumiendo a la población en la misma dependencia que le obliga a importar el 95 % de los productos que consume. La influencia de la Marina atropelló, a través de diversos procesos sistémicos, el desarrollo de ese tipo de economía.

“Esa falta de acceso afecta cómo nosotros podemos restablecernos, incluso en la comunidad pesquera. Cómo podemos levantar nuestras economías, cómo podemos tratar de crear esa visión de una economía de diferentes sectores en Vieques, eso es algo que continuamos trabajando. Desde La Colmena, trabajamos por la soberanía alimentaria”, continuó.

También, Guadalupe denunció que la Marina no informa sobre los trabajos de limpieza realizados en las costas. Más bien, contó la activista, los oficiales de la milicia anuncian una serie de trabajos que consideran inofensivos, sin siquiera considerar la opinión pública de la ciudadanía en Vieques.

“Hasta nuestros derechos (al acceso) de información se ven afectados porque no nos quieren dar toda la información, no nos quieren contestar preguntas. Está también al servicio (de ellos): estamos aquí para que nos escuchen y después es business as usual”, puntualizó Guadalupe.

De momento, la llamada con ambas activistas fue interrumpida brevemente por el rumor de un jet de guerra. Tras el sonido, Guadalupe aseveró que es uno de los varios ejercicios que ahora se ven por los aires de la Isla Nena.

“(Se ven) tipo F-35, volando bajito sobre Vieques y Roosevelt Roads. No quiero decir que no son consistentes, pero lo hacen en horarios que de momento es a una hora hoy y a otra mañana”, explicó la también investigadora.

Ante el aumento de presencia militar en la región, Martínez dijo que la comunidad viequense rechaza un repunte de ejercicios de guerra en todo el archipiélago. Además, ambas coincidieron en que el desarrollo de las islas de Puerto Rico debe apostar al bienestar de sus ciudadanos.

“Reafirmamos nuestro derecho a vivir en un Vieques donde reine la paz, con un futuro de paz y justicia, donde haya un desarrollo sostenible que asegure que podamos permanecer en nuestras tierras. Desde La Colmena, en particular, partimos de que la salud de nuestra tierra es nuestra responsabilidad. Cuidar nuestro territorio es cuidarnos a nosotros y asegurar nuestra permanencia”, manifestó Martínez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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