Dios y la humanidad en el año nuevo

Especial para En Rojo

Al comienzo de cada año, las personas se saludan deseando feliz año nuevo. Videntes hacen predicciones y devotos hacen oraciones. Cada uno se aferra a la divinidad que pueda para escapar de lo peor. La gente espera en Dios como el chico que, en el examen, escribió que París era la capital de Inglaterra y oró para que Dios le hiciera sacar una buena nota.

Hace unos años, agencias de noticias estadounidenses informaron que, en un tribunal de los Estados Unidos, Ernie Chambers, senador demócrata por Nebraska, había presentado una demanda penal contra Dios. Acusó a Dios de provocar terremotos, huracanes, guerras y el nacimiento de niños con malformaciones. También, Dios tendría escrito documentos considerados sagrados, que sirven para transmitir miedo e inseguridad a la gente. El caso llegó hasta el Tribunal de Justicia, pero el juez encargado del caso respondió: «Si usted no tiene la dirección postal del acusado y un número de teléfono con lo cual podamos ponernos en contacto con él, no tenemos forma de convocarlo a una audiencia y juzgarlo».

Al contrario de esta visión de un Dios poderoso, la celebración de Navidad nos dice que Dios asume nuestra pobreza y hace habitación en nosotros. El padre Ernesto Balducci, filósofo y pensador italiano, dijo con convicción: «Hasta que no renunciemos a la idea de un dios omnipotente, no entenderemos lo que es la Navidad».

De hecho, el mundo está cansado de las guerras y de la violencia cometidas en nombre de Dios. La imagen clásica de un Dios todopoderoso, responsable de todo lo que ocurre, merece realmente la acusación y el juicio del senador Chambers. En el siglo XXI, en nombre de Dios, grupos católicos y evangélicos emprenden cruzadas y justifican lo que decía el director de cine Woody Allen: «Dios debe ser un buen tipo, pero sus amigos no los recomendaría a nadie».

De hecho, al revelar que Dios es Amor, Jesús muestra que todo el universo es expresión de este Amor Divino que a cada momento recrea la vida. La humanidad responde a este amor en las más diversas culturas. Las respuestas de las diversas tradiciones religiosas son diversas en lenguaje y formas de expresión, pero todas tienen como sentido recordarnos que somos todos y todas llamadas a vivir en este mundo como hermanos y hermanas. En su mensaje para ese 1º de enero de 2022, día mundial de la paz, el papa Francisco propuso que, durante este nuevo año, cuidemos más de la educación, del diálogo entre generaciones y de la valoración del trabajo humano, como instrumentos de la Paz, de la Justicia y cuidado con la madre Tierra y la naturaleza.

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