Ejercicio de ciudadanía y sinodalidad

Especial para En Rojo

En América Latina y el Caribe, toda la Iglesia Católica está movilizada en la preparación y organización de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe que se celebrará del 21 al 28 de noviembre de 2021. La celebración se hará en forma presencial en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México y a la distancia desde otros lugares de América Latina y Caribe. Esta asamblea fue convocada por el Papa Francisco. Cuando se esperaba que, 14 años después de la Conferencia de Aparecida, el Papa convocara la VI conferencia general del episcopado del continente, el Papa propuso una asamblea que reuniera a todas las fuerzas vivas de la Iglesia. Desde el inicio del año, en todo el continente, hay  un proceso de consulta a las bases y de escucha de todas las personas que participan en la Iglesia Católica y quieran proponer temas de discusión y profundización de la eclesialidad. El tema general será «Todos/as somos discípulos/as misioneros/as en salida».

Para quien es cristiano, el término ciudadanía es casi sinónimo de Iglesia, que, en las ciudades del mundo greco-romano, designaba la “asamblea de ciudadanos”. Cuando Pablo llamó a las Iglesias a los grupos de discípulos/as de Jesús, hizo que mujeres y niños, personas pobres y hasta esclavas que el Imperio no consideraba como dignas, asumieran la condición de ciudadanía del reino de Dios que debía venir y cambiar todas las estructuras del mundo. Posteriormente, con la continuidad del tiempo, las Iglesias pasaron a ser religiones y, hasta en muchos casos, ligadas a los imperios que mantuvieran estructuras esclavistas e injustas.

En la preparación de esta primera Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe, es bueno recordar los 53 años de la conferencia episcopal de Medellín, en Colombia que, en los primeros días de septiembre de 1968, juntó obispos católicos de América Latina y Caribe. La conferencia de Medellín dio a nuestras Iglesias locales un rostro propio y singular moreno e insertó nuestras realidades. Las conclusiones de Medellín insisten en la presencia y actuación de todos los/as cristianos/as en los procesos sociales y políticos para transformar la América Latina en un continente más justo y igualitario. El documento 5 de Medellín sigue muy actualizado cuando propone: “Debemos dar a nuestras Iglesias, en América Latina, el rostro de una Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual, desligada de todo poder temporal y valientemente comprometida en la liberación de cada ser humano y de toda la humanidad” (Medellín. 5, 15 a).

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

Artículo anteriorMirada al País: Ataque visceral a la educación con perspectiva de género
Artículo siguienteRecordando a Juan Juarbe Juarbe