Elecciones en Brasil. Lo cuantitativo y lo cualitativo.

Especial para En Rojo

Lula y Bolsonaro pasaron hace unos días a una segunda vuelta tras unos resultados mucho más cerrados de lo que dijeron encuestas. Invito hagamos un análisis de lo que se viene en Brasil porque, como digo a estudiantes y políticos que formo, debemos tener buenos conceptos para equilibrar lo cuantitativo con lo cualitativo en el análisis electoral. Veamos:

Dividamos este análisis en dos partes: lo cuantitativo respecto de los números duros que arrojó la primera vuelta (nivel de complejidad menor) y lo cualitativo (complejidad alta) en referencia a la configuración política y encuadre electoral en que se dará la campaña de segunda vuelta. En el primer aspecto Lula parte ampliamente favorito de cara al balotaje ya que ganó 48 a 43 a Bolsonaro; lo que supone casi seis millones de votos más. Por lo que, de los siete millones de votos que sacaron entre el tercero (Tebet) y cuarto (Ciro), solo deberá sumar 2 de cada 10. A lo que se añade que entre los votos de Tebet y Ciro, más los emitidos en blanco y nulos, suman 13 millones. Por tanto, si no hay un cambio extraordinario en la participación, esos 13 millones de votos son los que decidirán la segunda vuelta. Lula necesita menos del 30% de ellos para ganar. Según datos de la historia electoral reciente en Brasil, no hay gran diferencia entre abstención de primera vuelta y segunda. La misma suele rondar el 20% en ambos escenarios y ayer fue del 20,4 aproximadamente. En términos cuantitativos luce muy favorable todo para Lula. Eso en lo cuantitativo (números fríos).

Pero la política, dado su lógica autónoma y que no se explica en otros fenómenos exteriores, es altamente compleja. Y lo cualitativo, donde habita lo político (ideologías y antagonismo), suele ser más decisivo que los números en sí. Y es en este terreno que Bolsonaro aumenta sus posibilidades, al tiempo que se le complican varias cosas a Lula. Primero, habría que ver si la gente que votó nulo o blanco o se abstuvo cambia su voto en segunda vuelta y bajo qué orientación ideológica-emocional lo hace. La construcción discursiva que haga Bolsonaro podría, por lo tanto, cambiar el marco cuantitativo que arrojó la primera vuelta. Entiendo que su campaña se centrará mucho en esos votantes. Y como tiene el poder puede apuntar a ellos a través de medidas concretas dirigidas. De igual manera la configuración ideológica en cuanto a Tebet y Ciro, que entre los dos sacaron 7 millones de votos como vimos, podría ligeramente favorecer a Bolsonaro. Sobre todo, si consideramos factores de tipo clasistas y territoriales.

Tebet es de centroderecha y su base dura de apoyo está vinculada al agronegocio concentrado en el centro y sudeste brasileño. Sectores de rentas medias a altas. Ciro, centroizquierda, tiene su base en clases medias ilustradas de grandes ciudades del centro y norte. En el caso de Tebet se esperaría que, aunque se dice podría apoyar a Lula, la mayor parte de sus votantes migren a la abstención y el resto se repartan casi a partes iguales entre Lula y Bolsonaro. Una buena campaña bolsonarista puede cambiar mucho esa configuración. Los votantes de Ciro, a su vez, se espera vayan a Lula mayormente porque es gente progresista. Aunque según algunas encuestas muchos podrían ir a Bolsonaro también. Parece son sectores progresistas en los que caló el discurso anticorrupción de la persecución que le hicieron a Lula. Ahora bien, entre los que se abstuvieron en primera vuelta, según encuestas, hay mucha gente que prefería a Lula; pero no votó por el clima de violencia que partidarios ultraderechistas de Bolsonaro desplegaron en la anterior campaña (con varios asesinatos incluidos). Eso Lula puede aprovechar ahora.

Finalmente, se viene una decisiva campaña de segunda en Brasil frente a lo que me hago las siguientes preguntas: ¿podrá Lula rearmar su discurso para dirigirlo más al futuro conectando con espectros sociales más amplios?, ¿podrá Bolsonaro tener la disciplina para asumir un discurso más conciliador que lo acerque a otro tipo de elector? Las campañas políticas son contexto, comunicación eficaz para poner a circular una historia de la que la gente converse y definición del adversario. Este último punto será la clave dada la polarización actual brasileña. ¿Quién definirá mejor al adversario? Lula o Bolsonaro. Ahí podría estar el ganador.

Calcaño Ortiz es Director de relaciones internacionales en Universidad Nacional de Educación UNAE

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