Entrevista Exclusiva con el recordista mundial, Javier Sotomayor
Corresponsal de CLARIDAD
La Habana, Cuba-Tenía apenas 15 años cuando cruzó las estrechas puertas de la élite mundial del atletismo y de allí no salió hasta que, por decisión propia, así lo quiso dos décadas después.
La tenacidad y el empeño que puso a sus años como atleta profesional le ganaron el adjetivo de “leyenda viviente” y no es para menos: hoy posee dos récords mundiales, ambos con más de 30 años de vigencia –dos de las marcas más longevas en cualquier deporte.
Su nombre es Javier Sotomayor, Campeón y Recordista Mundial de Salto de Altura (2.45m al aire libre y 2.43m en pista cubierta) y aceptó nuestra invitación para hablar con CLARIDAD sobre su historia, sus recuerdos y su futuro.
CLARIDAD: Javier, tu récord mundial de 1993 cumplió ya más de 30 años. ¿Qué se siente ser, durante más de 30 años, el mantenedor de una marca tan importante como es la del Salto Alto?
Javier Sotomayor: Realmente, me siento contento, me siento orgulloso. Como recordista del mundo, no son solamente 30 años, son 35, por que el primer récord mundial mío fue en el año 1988, lo que quiere decir que soy poseedor de un récord mundial desde el 8 de septiembre del año ´88. Quiere decir que, desde entonces, tengo el privilegio, el honor, así me siento yo, de ser recordista mundial.
Me siento satisfecho con mis objetivos y mis sueños cumplidos; no todos […] siempre faltaron algunas cosas que quise lograr, entre ellas, haber subido unos centímetros más.
C: Recordando 30 años atrás, de esa marca de 2.45, que es la más emblemática, imagino que todavía, en las mañanas te levantas pensando en cómo fue aquel momento de gloria. ¿Cómo recuerdas ese episodio de tu vida?
JS: Yo recuerdo que fue una de mis buenas temporadas. No es que estuviera totalmente seguro de que podía lograrlo, pero sí tenía una actitud positiva de que podía hacerlo. Yo creo que tengo que agradecer, no solo haberlo logrado [sino también] que el destino quiso que se hiciera este último récord en el mismo escenario donde yo hice mi primer récord de 2.43.
Fue una de esas temporadas en que sabía que estaba bien y sabía que en uno de esos eventos lo podría lograr. Pero sí estaba enfocado en que sí podía hacerlo.
C: Tú ese día parecía que sabías que ibas a romper el récord mundial. Tú estabas muy seguro.
JS: Por lo general, cuando tú vas a intentar romper un récord del mundo y tienes, por lo menos, la preparación mental previa para poder hacerlo, uno se traza ciertas estrategias o alturas a superar. Y, en este caso, sí salté 2.29m, de ahí pasé a 2.38m y luego pasé a los 2.45m para evitar esos saltos, que no eran necesarios, y llegar lo menos cansado a ese objetivo.
C: Cuando tú saltaste el 2.45 y viste que la valla no cayó, ¿como recuerdas ese momento?
JS: Yo hice el salto y, técnicamente, me quedé un poco alejado del listón y en el momento del descenso, al bajar la cadera fue que yo sentí que había rozado la varilla; pero estaba convencido, por la forma en que fue, en que no se iba a caer. Y por eso es que desde que yo caí, salí con euforia, así de contento, porque sabía que había sido un toque ligero, aunque en la imagen parece que el listón se mueve bastante. Pero yo hice miles de saltos y en muchos de ellos me pasó algo parecido y el saltador sabe cuando el listón va a caer o no.
C: En 30 años, el mundo del atletismo y la tecnología han avanzado mucho. Se han roto muchos récords que en algún momento parecían imposible de romperse. Sin embargo, el 2.45m se mantiene ahí. ¿Por qué crees que todavía ese 2.45m no se ha roto? ¿Es que nadie puede romper ese récord? ¿Es imposible?
JS: La respuesta exacta no la tengo. Yo creo que sí, siguen existiendo saltadores con muchísimo talento, saltadores de un gran nivel, algunos de ellos que han estado bien próximos a mi récord del mundo, por ejemplo, el caso de [Mutaz Essa] Barshim y [Bohdan] Bondarenko.
Y sí, la tecnología por supuesto que ha avanzado en pos de los resultados del deporte. Por ejemplo, el calzado mismo, hoy día su peso es mucho menor; las superficies, en comparación a hace 30 o 40 años atrás, son mejores. Y no sólo eso, existen los [nuevos] sistemas de entrenamiento, y la parte médica, que ayuda muchísimo. Una lesión, que por muchas de ellas yo estuve alejado mucho tiempo de los escenarios deportivos, con estos avances, si antes por una lesión estuve un mes sin poder entrenar, a lo mejor en estos tiempos hubiera estado solo una semana o dos semanas fuera. En algunas [competencias] en que no pude competir, o en otras en que cogí medallas de plata o bronce, el escenario hubiera sido distinto.
P: ¿Crees que teniendo la tecnología que se tiene hoy en el mundo del atletismo, teniendo todos estos avances médicos de los que tú estás hablando, hubieras saltado más de 2.45m?
JS: No lo sé. Las ideas sí eran saltar más de 2.45m. [Pero] pese a que la tecnología está hoy más avanzada, yo digo que a mí me tocó la mejor época del salto de altura. Y agradezco mucho que haya sido así, porque producto a eso es que yo tuve grandes resultados.
Yo le decía a Patrik Sjöberg, en una entrevista, que el culpable de que yo haya saltado 2.45m fue él. Porque si yo quería ser el mejor, y él saltaba 2.40m, yo tenía que hacerlo por encima de esa marca.
Y ese fue el objetivo: no solo ser el mejor, sino también me planteé desde muy joven ser recordista mundial absoluto.
C: ¿Te consideras una persona excepcional por el hecho de que tu marca no se haya podido romper hasta ahora?
JS: Con toda la modestia que me caracteriza, algo excepcional tengo que tener. Para yo haber saltado el récord del mundo, no en una sola ocasión, sino varias de ellas; para yo estar dentro de la élite del mundo por casi 20 años; para saltar en más de 24 ocasiones 2.40m o más, y casi en 300 ocasiones 2.30m o más, creo que sí, algo que me haya diferenciado al resto de los mortales tengo que tener.
No es que me sienta una persona excepcional, pero creo que sí nací con ese talento, pero fue un talento que forjé; primero, fui apasionado de lo que hago y me esforcé mucho, trabajé mucho, tuve mucha constancia y mucha disciplina para lograr cada uno de mis objetivos.
C: Se habla mucho sobre quién va a ser el sucesor de Javier Sotomayor. Actualmente, Cuba tiene a Luis Enrique Zayas, por ejemplo, que está saltando más de 2.33m. Sin embargo, todavía no ha surgido una figura, del Salto Alto cubano que esté cerca del 2.40m o el 2.42m.
¿Cómo comparas la forma en la que tú entrenabas en aquellos años con cómo se entrena aquí en Cuba hoy y si crees que eso ha tenido algo que ver con que no haya surgido un nuevo Sotomayor?
JS: Después de mi retiro, han habido saltadores cubanos que han estado entre la élite del mundo: como en el caso de Víctor Moya, que llegó a saltar 2.35m y fue medallista de plata mundial en Helsinki, y el caso ahora del actual saltador nuestro Zayas, que ha estado lidiando entre los mejores saltadores de mundo y ha sido Campeón en los últimos [Juegos] Panamericanos.
El sistema de entrenamiento de ellos, no ha variado tanto al mío, aunque sí ha cambiado. Hoy en día, los sistemas de entrenamiento tienen otras concepciones. Creo que por ser entrenadores de la vieja escuela, tienen incorporado un poco del sistema nuestro. Son entrenadores que siguen estudiando, que no se quedan estancados en lo que aprendieron, sino que el sistema de entrenamiento va avanzando y ellos, por supuesto, junto con la actualidad.
Yo siempre digo que el sistema de nosotros no pudo haber sido tan malo, no solo en Cuba, sino a nivel internacional, cuando en el tiempo mío tuvimos atletas de la categoría de Ana Fidelia, Roberto Hernández, Juantorena… Y no solo llegamos a ser de la élite mundial, sino que estuvimos mucho tiempo dentro de ella.
C: ¿Por qué crees, entonces, que le está costando un poco a Cuba, como institución deportiva, volver a parir atletas del nivel de ustedes?
JS: Yo creo que una de las cosas perjudiciales que tiene el sistema deportivo nuestro hoy tiene que ver mucho con la parte económica. Cuando yo estaba en la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva Escolar), con mucha frecuencia teníamos competencias escolares, no faltaba ningún tipo de competencia. Aunque no tuviéramos las mejores varillas, los mejores colchones, pero teníamos lo indispensable para poder entrenar bien.
Y hoy día falta eso, la base, que es el fundamento principal del alto rendimiento y sin base no se puede… No es lo mismo hacer, de mil atletas, diez campeones, que de 100. Antes teníamos una base muy, muy sólida.
Y no sólo el caso de las implementaciones deportivas, sino también las áreas deportivas con las que contamos ahora. Antes, no solo las escuelas deportivas contaban con buenas áreas deportivas, en todos los municipios de Cuba había un buen terreno de béisbol, de baloncesto, de voleibol, una pista para practicar el atletismo.
Hablando del deporte de alto rendimiento, las competencias nacionales, ya no estoy hablando ni de competencias internacionales, hoy ya no contamos con esa cantidad [que contábamos antes] Primero, en cuestiones de entrenamiento, ya tenemos un déficit y luego el déficit se incrementa cuando encima tampoco podemos demostrar el talento por la falta de competencia.
No creo que sea que los entrenadores hayan bajado su nivel, o que el talento del cubano haya disminuido. Talento hay; hay en Cuba y hay otros que han tomado su rumbo, que viven en otros países, pero al fin y al cabo son cubanos que la mayoría se han formado aquí. No porque hoy están compitiendo por otro lugar, deja de hacer un talento cubano.
C: Cuba solía parir atletas en grandes cantidades.
JS: A nivel centroamericano, era muy difícil que nos destronaran del primer lugar y, a nivel panamericano, sólo Estados Unidos; hecho, en una ocasión Cuba estuvo por encima de los Estados Unidos en el año 1991.
C: ¿Cómo volver a ese nivel?
JS: Nos va a costar, porque hoy no contamos con la infraestructura deportiva. Si mañana quisiéramos que salga otro Sotomayor, ¿cómo le enseñamos?, si en Guantánamo, en Pinar del Río, en Santiago no tenemos una colchoneta, para que ese saltador pueda saltar. O quizás la colchoneta no es la mejor y un niño que nace con un error técnico y a los 16 años está saltando con los mismos errores, ya luego de esa edad es muy difícil cambiarlo. Nos faltaría mejorar primero eso [y] sumar en las escuelas deportivas un poco más de matrícula, cada vez las matrículas son más pequeñas y creo que eso va en contra del desarrollo deportivo nuestro.
C: Cuando vas a un evento internacional y ves una varilla, ¿no te dan ganas de saltarla?
JS: Sí, sí, esos sentimientos creo que nunca van a desaparecer de mí. Eso sí, al principio, cuando yo decidí retirarme en el 2001, yo estuve más de 12 meses, que iba al estadio con mucha frecuencia pero no a la media luna lugar donde yo saltaba, yo estuve un año sin pisar esa parte del terreno, por el sentimiento.
Y más en aquellos años, luego que yo me retiré, bajó un poco el nivel de salto de altura a nivel internacional y había competencias que se ganaban con 2.31m, se ganaba plata en los mundiales con 2.99m; cosas como esas me daban más ganas de volver.
C: ¿Por qué Javier Sotomayor no saltó más de 2.45m?
JS: Yo creo que el motivo fundamental por el cual no logré saltar, por lo menos un centímetro o dos más, es porque mi entrenador [José] Godoy falleció, con el que yo estuve. No tenía ni 15 años cumplidos cuando empecé con él y fue el que me hizo hacer el primer récord mundial de las categorías juveniles, mis primeros dos récords de adulto al aire libre y mi récord también en pista cubierta.
Después, al fallecer en el año ´90, tuve la gran idea de escoger a otro gran entrenador, Guillermo de la Torre, que supo mantener el nivel que había alcanzado ya con Godoy, y con él hice el 2.45m. Pero ahí tuve un estancamiento, por lesiones y también, a lo mejor, por la adaptación de un entrenador a otro.
C: ¿A qué estás dedicando tu tiempo actualmente?
JS: Además de ser entrenador de mi hijo, soy Secretario General de la Federación Cubana de Atletismo, trabajo con la Comisión Nacional de Atención a Atletas en Cuba y también, soy presidente de la empresa 2.45m.
C: ¿Qué es Cuba para ti?
JS: Cuba para mí es mi cuna, mi cama, todo. Fue el país que me vio nacer, el país en que me formé, país donde empecé a gatear en el sentido deportivo, en donde empecé a dar mis primeros pasos y el que me llevó a la élite. Yo como cubano tengo que agradecer todo el aprendizaje que tuve desde el área especial con mi entrenador Carmelo Benítez, luego con mis entrenadores.
Realmente, el sistema deportivo nuestro, no solo me hizo a mí… Cuba es, de los países latinoamericanos, el que más medallas olímpicas tiene y mundiales igual. Hemos sido campeones del mundo en muchos deportes. Creo que es algo de reconocer en un país tan pequeño como el nuestro, con tan pocos habitantes y con las situaciones que hemos pasado.
C: Si volvieras a nacer, ¿volverías a ser saltador?
JS: Si hubiera tenido la certeza de que voy a ser quien soy, sí. [Se ríe] Sí, yo creo que sí, y no me hubiera quedado en los 2.45m.
P: Y si tuvieses la oportunidad de escoger volver a nacer, ¿volverías a nacer en Cuba?
JS: Sí, volvería a nacer en Cuba.