En pantalla grande: West Side Story y Madres paralelas

 

En Rojo

Se ha escrito y publicado tanto sobre la nueva versión de West Side Story de Steven Spielberg (incluyendo una detallada reseña en CLARIDAD) que puede que repita muchos de los planteamientos ya expresados. Madres paralelas, filme más reciente de Pedro Almodóvar, es un planteamiento y pensar de la memoria histórica de los años desde la Guerra Civil Española (1936) hasta la constitución escrita poco después del fin de la dictadura franquista (1978) junto al paralelismo de mujeres que dictan su propia vida.

 

West Side Story

Director: Steven Spielberg; guionista: Tony Kushner; autor: Arthur Laurents; cinematógrafo: Janusz Kaminski; elenco: Rachel Zeglar (Maria), Ansel Elgort (Tony/Anton), Ariana DeBose (Anita), David Alvarez (Bernardo), Mike Faist (Riff), Rita Moreno (Valentina/Doc), Corey Stoll (teniente Schrank), Brian d’Arcy James (oficial Krupke).

Uno de los extraordinarios atributos del cine de Steven Spielberg es esa 1era escena que acapara toda la atención de su variado público. En West Side Story (WSS), vemos las ruinas de lo que una vez fue una comunidad de inmigrantes en busca de una mejor vida y que ahora lo que queda son viviendas dilapidadas y constante violencia en las calles. Es aquí donde jóvenes desempleados, con pocas destrezas o con subempleos intentan forjar una normalidad que pueda llamarse familia, aunque los elementos básicos de apoyo y protección estén ausentes. Bernardo suplementa su empleo con el boxeo y así ha podido compartir un apartamento con su novia y traer a Maria desde Puerto Rico. Maria, como la mayoría de las otras mujeres del vecindario, trabaja en limpieza de tiendas u oficinas en horarios cambiantes. Otros, especialmente los de la ganga de los Jets, prefieren esconder que la violencia doméstica y el abuso de alcohol y drogas del padre o madre los impulsa a hacer su vida en las calles como sea. Obtenemos ese trasfondo a través de la letra de las canciones y las conversaciones entre Valentina y Tony. Para mi sorpresa, luego de la mirada aérea del sector en derrumbe y del encuentro y corrida de los Jets y los Sharks, llegan a territorio puertorriqueño con nuestra enorme bandera pintada en la pared y la cara y una cita de Pedro Albizu Campos. Como si esto fuera poco, como grito de triunfo al lograr detener a la otra ganga, Bernardo entona, y luego le siguen todos los Sharks, La Borinqueña con la letra original de Lola Rodríguez de Tió. Y la canta completa. Poco me faltó para ponerme de pie en la sala de cine.

Dos de los grandes aciertos de este WSS es que TODXS cantan y bailan y todxs los puertorriqueños hablan español. Y precisamente aquí surge algo novedoso para el cine de grandes producciones: los personajes hablan en español entre sí y solamente traducen una pequeña porción de esos diálogos (que conste que los subtítulos en español poco tienen de traducción). La música y coreografía, al igual que en 1961 en el filme y en 1957 en la obra de Broadway, son excelentes y los ajustes que se hacen realzan aún más el talento de estos actorxs. Nada más pensar en “América” que se mueve de la azotea a la calle (como el impresionante baile comunitario en In the Heights) y adquiere una velocidad, diversidad y profundidad que no tenía antes. El encuentro para la pelea/rumble, supuestamente final, se realiza en un almacén de sal (la que se usa en invierno para disolver la nieve) para convertirse en estatuas—vivas o muertas—cuando la sinrazón se apodera de cada uno de los jóvenes. Se añaden detalles importantes como una antagónica solidaridad entre mujeres en la escena de violación de Anita. Y la joya de la corona es el personaje reescrito para Rita Moreno como Valentina, la viuda del Doc original, dueña ahora de la tienda donde se consigue de todo y sirve las necesidades del vecindario. Aquí la Rita/Valentina protegerá a Tony para que no vuelva a la cárcel, impondrá respeto y disciplina a los chicos que parecen no tener idea de adónde van, dará consejos gratis y le enseñará frases en español a Tony para que conquiste a su Maria. Y también bailará y cantará una susurrada y hermosa “Somewhere”, con la misma profundidad de su Anita de 1961. Hay mucho más que comentar, pero mi consejo es que en vez de sencillamente dar opiniones sin haber visto WSS u olvidarse de que es ficción basado en otro cuento imaginado de Shakespeare, primero la vean y disfruten de este banquete musical y actoral.

Madres paralelas

Director y guionista: Pedro Almodóvar; cinematógrafo: José Luis Alcaine; elenco :Penélope Cruz (Janis), Milena Smit (Ana), Rossy de Palma (Elena), Aitana Sánchez-Gijón (Teresa), Israel Elejalde (Arturo), Julieta Serrano (Brígida), Ainhoa Santamaría (niñera).

No importa las etapas del cine de Almodóvar—los desajustes e inconformismo que traiga a la pantalla—todo está centrado en la sociedad española donde nació, creció y se desarrolla. Puede que Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) y Laberinto de pasiones (1982) parezcan filmes hechos para romper todas las ataduras sexuales y de reglamento del franquismo y posfranquismo (“La movida” madrileña) y que no tienen el enfoque directo de La flor de mi secreto (1995) y Hable con ella (2002), o la condena directa a las prácticas sociales basadas en dogmas religiosos como La mala educación (2004) y Los abrazos rotos (2009) y su mirada interior y repaso de vida de Dolor y gloria (2019), pero sigue siendo la voz y la mirada de su país. En Madres paralelas, como hizo de manera extraordinaria en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) y Volver (2006), tiene como su centro a tres mujeres de diferentes edades y experiencias que convergen accidentadamente en un lugar y tiempo, en este caso, en la sala de maternidad de un hospital en Madrid. Janis, fotógrafa de profesión (que lo demuestra desde el principio con una sesión de ‘shooting’ de un conocido arqueólogo/antropólogo forense) queda preñada y decide asumir la responsabilidad de tenerlo y criarlo; Ana, de 18 años, también decide tenerlo, aunque no tiene idea de quién pueda ser el padre, pero recibe el apoyo e inicialmente la ayuda de su madre, Teresa, cuya prioridad es desarrollarse como actora de teatro. Ella también tomó la decisión de tener a Ana cuando muy joven, pero perdió la custodia cuando decidió encaminar su carrera.

Las relaciones que se desarrollan entre las tres mujeres son la parte íntima e interior de la historia. La cubierta o encuadre—la razón principal para que todxs lxs personajes se comuniquen y compartan espacio, tiempo, emociones e historia—es la memoria histórica. Es llenar los huecos dejados por la oficialidad, desenterrar, casi literal, los restos de los muertos abandonados en fosas comunes a través de toda España. Es hacer justicia y encontrar la verdad de tantos bisabuelxs, abuelxs, vecinos desaparecidos una noche dejando siempre la duda en sus familias sobre cuál había sido su paradero. Como bien le explica Janis a Arturo, aunque la Ley de memoria histórica se aprobó en 2007 bajo el gobierno de Rodríguez Zapatero, el gobierno del Partido Popular que le sigue, bajo Mariano Rajoy, al no asignarle presupuesto la convierte en ley muerta. Razón para el pedido de Janis para desenterrar sus muertos y el compromiso de todxs de colaborar con información, comida, estadía y excavar la tierra. La escena final es el tributo de Almodóvar de recordar para las generaciones futuras lo que sucedió en España.

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