Hacia dónde va el mundo

 

 

Especial para En Rojo

 

Hoy en día, en todos los continentes, esta cuestión está adquiriendo más importancia que nunca. Estamos sintiendo los efectos del calentamiento global en forma de un calor sin precedentes. Casi todo Brasil ha pasado de estar intoxicado por el humo de los incendios a sufrir lluvias que se vuelven torrenciales y provocan ciclones, para los cuales nuestras ciudades no están preparadas. Las previsiones pesimistas que antes se auguraban para dentro de 30 años se han hecho realidad ahora. Estamos empezando a pagar muy caros los efectos de una sociedad dominada por la ambición humana y la falta de respeto à la humanidad en su conjunto y al sistema de Vida del planeta Tierra.

No se trata sólo de desequilibrios ecológicos. La realidad demuestra que la ecología medioambiental sin abordar justicia social y política se convierte en un mero ejercicio de jardinería. El próximo año, en Belém, PA, Brasil acogerá la conferencia sobre el cambio climático (COP 30). Sin embargo, al mismo tiempo que las autoridades gubernamentales se preparan para este evento diplomático, estamos sufriendo incendios y la destrucción de nuestros biomas en una medida que no vimos ni siquiera en los días del gobierno ya pasado, que hizo del odio à la humanidad y a la Madre Tierra su principal política.

La realidad se hace siempre más difícil. En diversos continentes, industrias armamentísticas y el imperio de las naciones ricas mantienen más de 50 guerras y conflictos, principalmente, en países pobres. Las poblaciones más pobres se matan unas a otras para favorecer a intereses del gobierno de los EE.UU. y de los países ricos de Europa y China por las riquezas petrolíferas y minerales que estos territorios pueden proporcionarles. En Brasil no tenemos guerra declarada. Sin embargo, aún se discuten los legítimos derechos de los pueblos indígenas. Cada día aumenta la masacre de comunidades indígenas, negras y periféricas. Todo esto demuestra que la colonización y la esclavitud siguen siendo fuertes y dominantes.

Hacia dónde se dirige el mundo dependerá mucho de nuestras opciones sociales y políticas, así como del estilo de vida que asumimos. Hace más de 20 años, la UNESCO promulgaba la Carta de la Tierra, en la cual  afirmaba claramente: «La elección es nuestra: formar una alianza mundial para cuidar de la Tierra y de los demás, o arriesgarnos à destrucción nuestra y a de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida (…) La emergencia de una sociedad civil global está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humano. Nuestros retos medioambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales están interconectados, y juntos podemos forjar soluciones integradoras».

Desde finales de los años 60, en América Latina y en otros continentes, cada vez más personas se han dado cuenta de las limitaciones del modelo de desarrollo aún vigente y han dicho: Si algo se desarrolla injustamente, cuanto más se desarrolla, peor. Por eso proponen la Liberación Integral. El Consejo Mundial de Iglesias, que reúne a 350 iglesias cristianas, ha propuesto la Paz, la Justicia y el Cuidado de la Madre Tierra y de la naturaleza. Gracias a Dios, las más diversas religiones y caminos espirituales se dan cuenta cada vez más de que, de una forma u de otra, todas tienen la vocación de ayudar a la humanidad a cumplir su vocación de guardianes de la Vida en el planeta Tierra y de dar testimonio del Amor Divino que nos hace hermanas y hermanos en la comunidad de todos los seres vivos.

El autor es monje benedictino, vive en Brasil y ha escrito más de 40 libros.

Artículo anteriorEntre el grito y la celda: Una historia sobre Lolita Lebrón: voz e imagen
Artículo siguienteSerá Otra Cosa- Palabras para Nora (en ocasión del libro caja de poemas)