La Maestra Yanqui

La Maestra Yanqui, no, noo…, no es la actual secretaria del Departamento de Educación, pero muy bien puede serlo. La Maestra Yanqui, obra del dramaturgo Roberto Ramos Perea, representa una metáfora de las circunstancias que rodean la educación pública al presente en nuestro país, pero enmarcada a principios del siglo XX con la llegada del invasor yanqui y su empeño en sustituir la enseñanza en el idioma español por el idioma ingles. La obra cierra el 40 Festival de Teatro del Ateneo Puertorriqueño, en saludo y como parte de las Jornadas en Conmemoración al 150 aniversario del Grito de Lares.

Cuenta Ramos Perea que la obra está inspirada en un cuento de la poeta Clara Lair, basado a su vez en un suceso de su vida. “Ella puso parte de su experiencia en un cuento que se llama, El Maestro, donde narra muy breve cómo se enamora de su maestro de escuela superior y a partir de ahí en ese cuento hace unas observaciones sobre una maestra americana, que ella no le pone nombre, pero que estaba en la escuela donde ella estaba y obligaba a los estudiantes a cantar …one two, three… Yo cuando estoy leyendo el cuento de Clara veo el personaje de la maestra en el cuento que es simplemente una pincelada dije aquí hay una obra, entre el maestro, ella, la americana de la que ella nunca habla, pero yo la voy a poner hablar”.

La obra cuenta con la participación del primer actor Ernesto Concepción, en el papel del joven maestro, Arturo Mora, acompañado por un grupo de jóvenes artistas del nivel superior del Conservatorio de Arte Dramático del Ateneo Puertorriqueño (CADAP).

Cómo ha sido ese proceso artístico tanto para un primer actor de la calidad de Ernesto Concepción, como para cada una de las nobeles actoras fue el propósito de esta conversación.

Para Concepción expresa que es un privilegio grande, y que ha sido un ejercicio de diálogo. Número uno le permite tomar conciencia de cómo -él actor- trabaja, es una alta responsabilidad ya que se tiene que tener conciencia de lo que se va a transmitir y tres que aunque se sabe -el artista- que se tiene una destreza, en el fondo ésta no se llega a saber, dominar, si no se práctica plenamente.

Concepción manifiesta que son muchos los aspectos que le atraen de la obra pero es obvio que el tema del impacto de la invasión norteamericana en la educación le parece que es un aporte, porque lo saca de los acercamientos directos al tema político.

“Roberto tiene obviamente varias obras en esa dirección lo hemos visto en el mundo laboral, en la industria, de la caña de las comunidades del interior, pero el impacto institucional de la educación en el ámbito educativo ya de por si me parece atractivo sobre todo llevarlo hasta el nivel de las relaciones humanas, incluso la relación hombre mujer y ver esas relaciones de poder ahí incluso en el ámbito de los cuerpos de la imaginación yo creo que son aspectos interesantes. En ese sentido la pieza como obra aporta.

Por otro lado la oportunidad de trabajar con un grupo avanzado del conservatorio del Ateneo a mi también me da la oportunidad de hacerme consciente un poco de cómo yo trabajo, porque yo estoy aquí como actor y recibiendo ordenes pero a la misma vez trabajando con ellas, no siento que haya habido un bloqueo”.

Sobre su personaje cree que va a sorprender por su contradicción. Al hacer la salvedad de que no se considera un experto en la obra de Ramos Perea, describe que su personaje tiene unos aspectos que pueden parecer mas oscuros que otros personajes del dramaturgo y eso le da un relieve distinto de un personaje mas amplio porque no se queda solamente resolviendo los retos históricos, los desafíos concretos de la perspectiva laboral o política, sino que los resuelve también desde unas definiciones de naturaleza moral intima, definiendo qué es un delito, qué es transgresión, qué es pecado, incluso explorando la idea de qué es educar, para qué queremos educar. “ Yo creo que todos esos planos, el héroe ante el reto histórico el héroe ante el reto de la educación y también no tanto en mi personaje también en el antagónico de repente uno puede verse simpatizando con la invasora, con la que llega y creo que la obra se atreve a exponer todo eso”.

Esta pieza teatral contará con música original cargo del joven músico Hugo Sebastián Ramos. “Es bien interesante el hecho de imaginar la escena mientras hago una canción, no es como que hago una canción y ya, la canción tiene que hablar de lo que está pasando en la escena”. Esta es la primera vez que Ramos escribe para una obra de teatro, para interpretar en piano, violín y arpa.

Ensayalo, inténtalo y ven con un propósito.

Para el elenco de actrices de La Maestra Yanqui, estas palabras de exhortación para cada ensayo de parte de Ernesto Concepción han provocado un crecimiento en el proceso creativo de cada una de ellas. La integración a cada uno de sus personajes comienza por reconocer e identificar la actualidad de la obra.

“Hemos visto la metáfora de cada uno de los personajes en representación de situaciones o de segmentos de la sociedad de Puerto Rico y realmente no hay mucho que haya cambiado en 114 años, desgraciadamente”, expresa a nombre del grupo Caroline Vanessa Alicea, quien interpreta a la maestra estadounidense Jenny Anderson.

Junto a compartir escena con un experimentado actor el proceso creativo de representar personajes de comienzos del siglo XX a jóvenes ‘milennial’ es también un reto para las actrices. Sobre cómo ha sido ese proceso creativo, las presentes en la entrevista se expresan.

“La palabra para describirlo seria revelador en mi caso yo tuve la oportunidad de explorar un personaje que se parece a mi pero el proyecto era buscar en qué momento yo me separaba de este personaje, entonces pues ahí mismo uno entra en un proceso de auto conocimiento bien interesante que termina en lo que estamos haciendo ahora creo que el resultado ha sido bien chévere de verdad que si”, se adelanta a expresar, Tiffany Rodríguez Cruz, quien interpreta al personaje de Finí.

Mientras, Claudia Sevilla Cotto, quien interpreta a Petra, la estudiante rebelde reconoce: “En mi caso con Petra, no fue difícil encontrarme conmigo, con mis actitudes, aunque yo no soy tan violenta y no soy tan valiente como Petra, pero Petra pasa por una revelación durante la obra, ella viene de una familia en el tiempo republicana, pobre y que ese personaje en específico el director de la obra haya escogido que sea la alegoría de Albizu Campos es una cosa compleja. Convertirse en Pedro Albizu versión mujer pues no es poca cosa y no ha sido fácil. Es un honor que te digan que tu personaje va a ser una alegoría de Pedro Albizu Campos es un verdadero honor”.

En el caso de Caroline Alicea destaca que en lo personal ha tenido una pelea enorme con todo lo que representa su personaje de Jenny Anderson. “He tenido que hacer un trabajo de caracterización bien grande a parte de que ella tiene que hablar con un acento porque aunque habla un perfecto español el inglés es su primer idioma, ese acento a veces ha sido un reto para las emociones pero estoy ya haciendo las pases con ella porque veo que ella no es malvada, ella tiene unas ideas y unas convicciones bien claras y ella piensa que está haciendo lo mejor, que viene a traerle a estos indios con taparrabos la civilización”.

Para otra de las protagonistas Myrnelis Flores Rosa, representar a Clarita, una joven de 14 años adelantada a su tiempo: “Sí ha sido un reto y muy difícil pues esa etapa de la adolescencia de Clarita fue muy diferente a la mía, son muy diferentes, pero también he descubierto que aun yo en primera instancia pensaba que eramos personalidades bien distintas lo chévere ha sido encontrar cosas que si tenemos en común, cosas mas profundas y eso ha sido lo mas interesante para mi en este proceso porque esta obra es muy compleja y las situaciones y los personajes nada es blanco y negro”.

Como en todo grupo hay una llamada chica rosita, aquí lo es el personaje de Teresita, interpretado por Belkis González, “Teresita es una chica toda rosita, pink, ella ama la vida, ve todo color de rosa. Esta ha sido una de mis obras teatrales favorita ya que es una manera de poderme expresar y ser escuchada por el publico me siento identificada un poquito con el personaje se me hico un poco difícil porque somos totalmente diferentes, pero al final la pude entender”.

La joven Yashay Pérez Román, quien representa a la estudiante religiosa Isolina, confiesa, “estudiando a fondo las pocas interacciones que tiene Isolina con otras gentes me pude percatar de ciertas contradicciones que son muy vigentes en nuestra sociedad y que son vigentes en nuestra generación, existen una serie de contradicciones que van mas allá de lo que uno dice, de lo que uno piensa que a veces es complicado entender pero que están ahí”.

El controlar algunos manerismos de las milennials, adaptarse a un personaje de una época y edades distintas fue lo más difícil al principio para la joven a Shenys González, quien personifica a Candela, la cómplice de Petra y Clarita. “En el proceso -se refiere al proceso creativo- como los personajes son bien distintos hay dos grupos el mas avanzado y el grupito de las chicas mas inocentes, ahí hay un juego de personalidades donde unas de 13 y14 años están adelantadas a su época y otras mas inocentes”.

Completa el grupo de estudiantes, Clementina, la joven aniñada, interpretada por Cybele Delgado. “Clementina es bien inocente a ella le gusta mucho leer, le gustan mucho los estudios, en eso sí me identifico con ella pero hay otras cosas que no me identifico. Todas tenemos diferentes reacciones a esa maestra americana que llega entonces la reacción de Clementina es una de admiración, ella está encantada en ese sentido no es como yo, yo me cuestionaría un poquito mas a esa imposición. Pero me he sentido cómoda al principio fue un desafío pero me he sentido cómoda en el personaje”.

Al maestro Arturo Mora, se le contrapone el director escolar, interpretado por el veterano actor Andrés Caballero y Steven Rivera, ambos también del CADAP. El Diseño Escenográfico es de Wanda Nieves, Producción Ejecutiva de Ana María Marrero Sicardó y la Asistente de Dirección, Sonia Rodríguez.

La Maestra Yanqui subirá a escena este jueves 20 de septiembre a la 8:30 pm, en el Ateneo Puertorriqueño. El viernes y sábado a las 8:30 pm y el domingo a las 4:30 pm. Se repetirá en los mismos días y horarios el próximo fin de semana. Entrad libre de costo.

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