La mujer y la brecha salarial en Puerto Rico

CLARIDAD

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Para atender la brecha salarial por sexo que existe en el país hay que comenzar por desarrollar el currículo con perspectiva de género, implantar leyes equitativas para la mujer y el hombre en cuanto a la maternidad,  leyes que obliguen a los patronos, y más mujeres economistas. Aun teniendo un mismo nivel de educación —siendo el grado más alto alcanzado una maestría, un grado profesional o un doctorado— en Puerto Rico los hombres ganan en promedio $12 mil dólares más que las mujeres.

En entrevista, la economista Lorena Franco Meléndez, de la firma Estudios Técnicos (ET), compartió los resultados de su estudio, Mejoras limitadas en la brecha salarial, por sexo. Esta manifestó que, para empezar, se supone que la diferencia salarial entre un hombre y una mujer por el mismo trabajo esté prohibida por ley. Sin embargo, otros estudiosos y otras investigaciones sobre este tema también han encontrado que sigue habiendo discriminación por sexo, por raza y por género.

“En este artículo nos enfocamos en la diferencia por sexo, basado en los datos del censo del 2020 estimados para Puerto Rico. En este caso nos enfocamos en la educación obtenida y en ocupación”.

Franco Meléndez observó que  cuando se considera la pobreza por familia, la mayoría de las mujeres madres solteras y negras son las personas de mayor pobreza en Puerto Rico. Sobre la diferencia de salario, expuso que responde a una situación social en que se considera que en la misma posición el hombre tiene unas cualidades que se estiman socialmente, “unas destrezas más efectivas”. “Vemos como la socialización ha jugado un rol en esto”.

Llama la atención que el estudio revela que entre las cinco ocupaciones en que la brecha salarial favorece a la mujer están el acarreo de materiales, agricultura  y pesca. La economista explicó que la diferencia responde a que en ocasiones se les paga lo que se conoce como una “premia” a las  mujeres para que entren en este tipo de ocupación donde tradicionalmente prevalecen los hombres. Aunque en los citados campos prevalecen los hombres, la brecha salarial en acarreo es de $22,200 las mujeres y $17,482 los hombres;  en agricultura y pesca, $16,935,  las mujeres y $13,952 los hombres, y en mantenimiento y reparación, las mujeres ganan $42,512 y los hombres $40,795.

Los otros dos campos en que las mujeres ganan más, según el estudio, es en arte, diseño, entretenimiento, deportes y medios de comunicación. En el primer campo, la mujer gana en promedio $36,128  y los hombres ganan $27,333. En las ocupaciones de Ciencias Sociales la diferencia es de $42,512 las mujeres y $40,795 los hombres.

La profesión con la brecha más grande en salario entre ambos géneros, aun teniendo el mismo nivel educativo, es la profesión legal.  Aquí los hombres ganan un promedio de $64,009 y las mujeres $49,307. Le siguen las ocupaciones técnicas: hombres, $42,904, mujeres $31,964; computadoras y matemáticas: hombres $43,904, mujeres $35,433; arquitectura e ingeniería: hombres $50,158; mujeres 42,945,en instrucción educativa y ocupaciones bibliotecarias: hombres $31,451, mujeres $24,994.

Lo anterior ilustra que cuando se mira la educación obtenida,  a medida que el nivel educativo avanza, en cada renglón el hombre gana más que la mujer. “Notamos que mientras va avanzando la educación, el salto entre lo que gana un hombre es mayor para los hombres que para las mujeres. En estudios postsecundarios o grados asociados hacia el bachillerato, el salto del hombre es de  un promedio de $10,230 y el de las mujeres es de $7,535.

La brecha mayor por nivel educativo se ve en niveles graduados, con una brecha casi de $12 mil dólares. Mientras el salto de  bachillerato a estudios graduados es de $14,850 para un hombre, es de $8 mil para la mujer.

La economista comentó que aun en los campos de trabajo donde predominan las mujeres, como las posiciones de apoyo a la salud,  magisterio y servicios sociales, sigue habiendo una brecha en la mayoría, salvo en el trabajo social. En el magisterio, la brecha es aproximadamente de $6,500 y en salud, de $6,200, explicó.

 

“Cuando vemos donde los hombres son mayoría, la brecha no se compara ni en magnitud ni frecuencia. Se puede percibir el discriminen”. La economista expresó que será interesante ver en los datos del 2022  el impacto que ha tenido el COVID en la  en la brecha salarial.

La economista reconoció que además de su estudio y otros que han hecho los profesores José Caraballo Cueto y Arlene Segarra, en el país hace falta más investigación acerca del tema, no tan solo a nivel laboral, sino a nivel social, debido a que  estos patrones de comportamiento están muy anclados en la sociedad. Agregó que el  Instituto de Estadísticas podría recoger estas estadísticas debido a que aquí hace falta mejorar la recolección de data puntual.

Uno de los factores que explica esta brecha es que a nivel social las mujeres tienden a  cargar un trabajo no remunerado, como es el del hogar, y el trabajo fuera en ocasiones se ve afectado por estas tareas familiares, lo que se traduce en menos horas de trabajo pagado. Cuando se compara con que  los hombres no cargan con las mismas responsabilidades, se provoca una brecha.

En términos de recomendaciones, presentó el ejemplo de Islandia. En el 2018, ese país implementó para todas las compañías de más de 25 personas el que tienen que sacar una certificación que pruebe que hombres y mujeres en una misma colocación ganan  lo mismo. Si la empresa no lo hace, le multan. Este es el primer país en  adoptar una política pública de esa naturaleza. Aunque es reciente, todavía se están estudiando los resultados.“Ese es el tipo de política pública que deberíamos comenzar a  contemplar y a implementar. La política pública debe ser tanto a nivel laboral como educativo”.

Franco Meléndez, reconoció el señalamiento de que hay muy pocas mujeres economistas en Puerto Rico. “Es verdad, y muchas veces es porque es un campo tan matemático, dominado por hombres; lo mismo con ingeniería  Por eso es que también hay que hacer un trabajo con perspectiva de género, de proveer mayores posibilidades o las mismas posibilidades educativas desde la niñez”.

Agregó que precisamente en el campo de la economía, más allá de lo económico, hay trabajo por hacer.  Ese es un campo donde se hacen recomendaciones de política pública, por lo que es importante hacer recomendaciones holísticas, que tengan la perspectiva de la mujer. Una de las recomendaciones de política pública es la de maternidad equitativa, para que el hombre asuma mayor responsabilidad.

La economista compartió su experiencia de que  lleva tres años trabajando en ET y que se formó y trabajó en Estados Unidos. Destacó que otras mujeres en otros campos también  mencionan que  mientras predominen los hombres en la política pública, la van a hacer desde su óptica de invisibilizar a las mujeres. En eso coincide, anotó, la doctora Alba Brugueras, expresidenta de la Asociación de Economistas, quien escribió un artículo sobre la necesidad de visualizar el trabajo de la mujer economista en los medios y sus respectivos campos.

Franco Meléndez concluyó nuestra entrevista recalcando la “necesidad de educar y de un mayor esfuerzo por atender esto. Muchas de estas prácticas se atienen a costumbres tradicionales. El tiempo avanza y hay que ponernos al día”.

 

 

 

 

 

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